Jaime Aragall tenía una voz para triunfar:
el timbre más hermoso,
el más bello fraseo,
un talento innato.
Pero no era perfecto.
Y las estrellas brillaban,
y la tierra exhalaba su fragancia,
y unos pasos rozaban la arena…
¡Oh, dulces besos!
¡Oh, dulces besos!
¡Oh, lánguidas caricias!
L'ora è fuggita E muoio disperato!
¡Y no he amado nunca tanto la vida!
Ni yo la he despreciado con más fuerza,
hasta guardar la luz entre mis sábanas.
9 comentarios:
Bonito de escuchar.
Saludos, monsieur Ridao.
Y porqué haces esa aclaración de que no era perfecto. Me lo explicas, por favor.
Un besito, José Miguel.
Ofú cómo estamos, Ridao. ¡Tela!
Maravillosa música. Tengo "Turandot" en Valladolid, y creo que voy a ir.Valdrá la pena?
Muy bonito, Dyhego, pláceme sobremanera compartir mis aficiones.
Lourdes. A Aragall le traicionaban los nervios, no era capaz de darlo todo en el escenario, pienso que era una persona frágil, y eso le sienta bien a un poeta, pero no a un cantante de ópera.
Tela, tela, Fernando, que cortar...
Escasso: Turandot es una maravilla, de lo mejor de Puccini, y eso es mucho decir. Yo la vi en Sevilla y me deslumbró. ¡No te la pierdas, porlagloriatumadre!
Abrazos óperos.
Voy a comprar una entrada sexuar, antes de que un que un pecador de la platea me quite la sillita.
I cant, i cant. alguien sabe como se pone ese apostrofe chiquitistaní?
hasta luego Ridaorrrrrr
Mealegroooorr, ese peaso de Escasooorrr. Dise que iba una china a la ópera, que se llamaba Turandooorr, y se pegaba unos cante que ponía er patio de butaca pegando sarto españole.
Que te pique un pollo, cobarde, ya me contará...
All´alba vincerò, vinceròooo
¡Me encanta!
Es pedazo de Fleta cantándolo...
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