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Duelo callejero
No sé si os pasa también a vosotros; yo creo que sí. Esto es como aquella entrada que hice sobre lo raras que suenan algunas palabras al volver a ellas. A lo mejor es porque soy tímido, pero cuando voy andando por la calle y veo venir a lo lejos a alguien que conozco poco, así como de vista, me pongo bastante nervioso. Me pasa sobre todo en Alájar, donde las calles son estrechas y poco transitadas. "Tendré que saludarle", me digo, aunque por otro lado nunca nos hemos dirigido palabra, así que puede que no proceda. "¿Qué pensará él de todo esto?" Y así vamos acercándonos poco a poco, y cuando me quiero dar cuenta estoy a menos de diez metros. Entonces ya no sé para dónde mirar, si para abajo, de frente, buscándole los ojos... Casi siempre opto por hacer como que me interesa algo que está en la acera, aunque allí no haya nada, o mirar hacia arriba a una ventana, como si esperara ver a una vecina. Justo cuando estamos a un metro le miro furtivamente, y entonces murmuro un buenos días patético, difícil de entender y de ultratumba: "mmhhía", aunque otras veces me armo de coraje y entono con mi mejor voz de barítono un buenos días que retumba en toda la calle. Lo que me dice él, si saluda o no y qué fórmula utiliza, es algo que no me preocupa en absoluto. Tan absorto estoy en mi angustia que siempre soy yo, o eso creo, el que toma la iniciativa. Eso sí, cuando todo ha pasado, cuando oigo resonar detrás mía los pasos de mi adversario, siento un alivio fìsico, parecido al que se experimenta cuando se suelta una carga de profundidad en el trono. Es tal mi euforia que me pongo a hablar solo y a emitir gritos sin sentido, parecidos a los de los urogallos en celo.
¡Por qué trances debemos pasar en esta vida nuestra!
18 comentarios:
Y yo que creía que esas gilipolleces sólo me ocurrían a mí. ¡Qué bien no sentirse tan sólo...!
Un abrazo tímido, como mirando para otro lado
Monsieur RIDAO:
Ya sé lo que haré si alguna vez me topo con usted por la calle...
Salu2
Por algo he puesto la etiqueta de rarezas compartidas. Intuía que nadie habla de estas cosas pero nos pasan a todos.
Un mmmbzo.
Te colaste, Dyhego. Hay que saludar cuando se pasa delante, hombre...
Ah, me alegra mucho verte de vuelta.
jei, je, he, illo, jah, lá. Es mas o menos lo que yo digo cuando creo que lo conozco y no estoy seguro.
No es el caso, asi que:
Hola, buenas tarde, amigo Ridao, como esta usted? y su señora y los niños?, me alegro de saludarle, hasta mas ver, un saludo, que usted lo pase bien.
Un placer su visita,señor Naranjito. Que tenga un buen día.
Ridao, lo has clavao.Mira que es asqueroso encontrarse con alguien de quien no tienes la certeza de saber que debes o no saludar.
Yo miro como de reojillo, mascullo un hola entre dientes y paso como alma que se lleva el diablo.
Ante la duda procuro saludar siempre,pero mira que es incómoda la puta situación.
Luego viene la segunda parte.Que es la reacción de la otra parte.
En medio de la carrera post-saludo, miro hacia atrás para ver que coño hace el otro. Las posibilidades son varias:"coño, no te había conocido", te contesta él mientras también huye despavorido; te mira con gesto de extrañeza pensando quien cojones será este; o pasa de ti como de la mierda.
Otras situacione que son incómodas son las de encontrarte paseando con tu familia y adivinar en lontanaza justo de frente, la presencia de una expareja acompañada de la suya.
Como tengo un currículo sentimental minúsculo, este dilema se me suscita en contadas ocasiones. Pero también es incómodo de cojones.
jajajaa, me ha dado mucha gracias, y esta muy bien descrita la situacion, aunque creo que en los paises con educacion laica ocurre menos (es una broma). La verdad, a mi no me pasa eso desde la adolecencia!
Un saludo!
Pues mire que no tengo yo ese problemilla. Si paseo sola, suelo ir tan a mi bola que si los pies son los que pasean mi cabeza va y vuela... y no veo a nadie. La verdad es que soy el despiste en persona. Y los que me conocen lo saben.
Ahora, eso si, si que se me dio el caso de que alguien me saludara con efusividad y yo no tener ni repajolera idea de quien era. Claro que despues de correponder con lo propio me pasaba un rato preguntandome de que demonios le conocia.
Yo soy mal fisonomista y olvidadiso, con lo cual me suele pasar que me saludan y no tengo cojones a poner en pié quien es el que tengo enfrente.
Lo que sí tengo es que si me cruzo con una persona por donde en ese momento no hay nadie más siempre doy un saludo. Si me quieren contestar, bien; si no es así, digo, vete a mamarla.
Adiós, buenas tardes.
Vaya, vidas paralelas. Yo tampoco sé para dónde mirar.
Un abrazo.
Ese trance que narras, José Miguel, me pasaba cuando era adulto. Ahora que con la edad me siento cada vez másniño, más sinvergüenza y caradura, he perdido la timidez y las mejillas de mi cara no se"ponen colora" cuando un mujer me mira de reojo cuando pasa por mi lado.
Un abrazo.
¡Cómo te comprendo! A veces es tan difícil escapar del temido encuentro que uno ya no sabe ni siqueira que inventar. Y peor aún cuando te animas a saludar y te miran con cara rara como diciendo ¿y este quién es?...y te quedas con el hola entre los dientes y la sonrisa agarrotada.
Saludos.
Yo en cuánto voy por la calle,no tengo ningún problema si se me acerca alguien,está claro si es un tío bueno lo saludo de inmediato y establezco una conversación con el,aunque no lo conozca de na,si el tio no me gusta paso palabra,si es alguien coñazo le suelto que llevo bulla,y si cerca hay una pensión,ya no lo puedo contar por el blog.
Hay que ver, Escasso. No me recuerdes todod esos malos tragos...
Pues tienes suerte, Eutelia. Creo que por aquí hay más inhibiciones.
El despiste te salva del trance, Maile.
Abrazos.
Tú sí que sabes, Rafael.
Lo sospechaba, tocayo. Tenemos en común más cosas aparte del nombre.
Mira que eres sinvergüenza, Ramón.
Eso, eso, Susana. Tú sí que me entiendes.
Mira que eres antigua, Paqui, una pensión...
Abrazos pensionistas.
Paqui,pero quieres dejá ya de una vez,de pensar en tios buenos y pensiones,que hay otras cosas en la vida,como por ejemplo.......,bueno alguna habrá.
Pos mira Ridao,yo tengo mis trucos pa cuándo voy por la calle,y no sé si conozco al que viene por enfrente,de algo o no,y si debo saludarlo o nó,y es trincar el móvil y hacer como que voy hablando,eso si,siempre de temas interesante,pa darme porte y poderío,así que lo mismo voy hablando con Obama,que con el Rey.
Pero el colmo,es mi marido,como alaguien lo salude,se para a hablar,con el tio media hora,aunque no lo conozca de ná,manda guevos.Hace poco uno,lo saludó por la calle,se paró y hablaron durante 20',del trabajo,la familia,de Zapatero,yo ya cansá a plena solaera,le metí un pellisco en el brazo,pa que soltarse ya al tio,y cuándo se despide,y le pregunto,quien era ese tío,me dice tan campante: no tengo ni puta idea,me partía de la risa.
Bueno Ridao si voy por Álajar,te veo y no te saludo,no te sientas ofendido,talvez,vaya hablando por el móvil,con el sultan de Brunei,que una también tiene una extensa vida social.
Un beso saludador.
A mí no me vale ese truco en Alájar, Rocío: allí no llevo ni móvil. Probaré a retocarme la barba con una navaja.
Un beso bandolérico.
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