Uno está ya, por desgracia, curado de espanto, pero este fin de semana me ha impactado una noticia aparecida en los diarios sevillanos:
Un joven mata a otro con un coche tras discutir en una cena de Navidad. El detenido arrolló a la víctima tras comprobar que le habían roto un espejo retrovisor a su vehículo. El conductor y su acompañante, que también está arrestado, se dieron a la fuga sin prestar auxilio al fallecido. El conductor fue detenido tres horas después en su domicilio mientras dormía.Un comentarista de la noticia decía lo siguiente:
Esta ciudad se está convirtiendo en una selva y para muestra las dos muertes por atropello y lo siguiente: un niñato, piercings por toda la cara, pelo largo pelirrojo; un coche de minusválido que no pone el intermitente para incorporarse al carril de la derecha; la reaccion del energúmeno es cruzarle el coche delante, bajarse y liarse a patadas en la puerta, gritándole y amenazándole con soltar un pitbull que llevaba en el coche.En el resto de comentarios se reflexiona que la culpa es de todos nosotros, que así educamos a nuestros hijos, que esta sociedad es la que hemos creado, que hay que endurecer las penas, que el causante de este comportamiento es la cocaína (habría que ver por qué se consume cocaína), que el gobierno actual no aplica mano dura, que el que venga sí lo hará para ganar las elecciones...
No sé la causa de esta situación lamentable, ni tampoco la solución, pero tengo claras dos cosas:
1. La impunidad actual de los delincuentes es intolerable.
2. No creo en la reinserción; la cárcel debe ser un castigo puro y (muy) duro.
Muchos dicen que no hay que legislar en caliente, pero al ritmo que vamos nunca va a dar tiempo a que se enfríen los cadáveres. Mientras tanto, lo que yo siento es miedo. Por todos los que quiero, y en especial por mis hijos.
9 comentarios:
Es Vd. muy moderado.
Ya, me muerdo las puntas de los dedos para mantener la cabeza fría. ¡Si me dejaran legislar!
Lo leí, Rafael. El padre del asesinado creo que sufre más. Jamás verá a su hijo de nuevo, y se embarcará en una cruzada para que el asesino se pudra en la cárcel, sin conseguir más que envenenarse la sangre y que se ría de él en su cara cuando salga. La muerte de un hijo nunca se supera, y si es en esas circunstancias...
Que la salud y la fortuna nos amparen...
Monsieur RIDAO:
Hay tantos crímenes en la España Profunda como en la Superficial.
Salu2
La crueldad puede llegar incluso más allá:
http://www.libertaddigital.com/sociedad/un-socialista-dice-sobre-cortes-que-nada-como-una-hija-muerta-para-entrar-en-el-pp-1276409412/
Yo prefiero no comentar
Suele pasar, querido Ridao, que cuando se pierde la perspectiva y se pone el carro delante de los caballos, se hacen burradas. Reinterpretar el art. 25 de nuestra Constitución, como hacen algunos progres con eco en el cerebro, convirtiendo la deseable reinserción de un ciudadano en el objetivo principal y casi único de las penas de privación de libertad, no es más que un ejercicio de buenismo, cuando no de dañina ingenuidad e ignorancia.
Los objetivos primeros y principales de dichas penas son, y deben ser, proteger a la sociedad de quienes no son capaces de asumir su regla más básica -el respeto a la LIBERTAD ajena-, y obligar a asumir su responsabilidad a quienes han decidido conculcarla. Esa LIBERTAD, así, con mayúsculas, que es la cara de una moneda que contiene de manera ineludible en su reverso la asunción de RESPONSABILIDAD, así, también con mayúsculas. Permitir disfrutar de la primera obviando la segunda, fabricar monedas falsas de dos caras, sólo puede llevar al caos. Pero esto no ha ocurrido de la noche a la mañana, esto ha sido un proceso del que, de una forma u otra, todos hemos participado. Y sí, yo también tengo miedo por los míos.
Un abrazo
Y que lo digas, Dyhego, no tienes más que ver lo que dice abajo NGG.
NGG: la violencia verbal es en parte causante de la física, desde luego, pero para mí la espeluznante es la segunda.
Totalmente de acuerdo contigo, Tato. Es muy lúcido ese comentario sobre la libertad y la responsabilidad, que deben ir de la mano y que ahora ruedan cada una por su cuenta.
Abrazos.
Lo siento, quise decir que prefería no "calificar" ya que, probablemente, te verías obligado a censurarme: de hijo de la gran puta para arriba...
La violencia física es espeluznante cómo bien dices, pero la verbal y contra las víctimas es miserable. Y si no que se lo pregunten a las víctimas del terrorismo aquí, en Expaña.
Que Dios nos ampare.
Y que lo digas.
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