Leo en el libro Días de infamia la historia del Graf Spee, un acorazado de bolsillo alemán de la Segunda Guerra Mundial que sembró el terror entre los barcos mercantes aliados en el Atlántico Sur. Su peripecia acabó de un modo sorprendente, pues tras presentar batalla a tres cruceros británicos a los que dañó considerablemente, se refugió en el puerto de Montevideo para efectuar unas reparaciones. La inteligencia británica hizo creer a los alemanes que se encaminaba al lugar una gran flota, y el capitán del barco decidió hundir el buque, triste fin para la batalla del Río de la Plata. Esta historia me ha llamado especialmente la atención porque acabo de leer un cuento de Benedetti donde el protagonista era un superviviente del Graf Spee, que albergó la esperanza de que Alemania ganara finalmente la guerra, hasta que en 1945 cayó en un desánimo absoluto que le ocupó el resto de la vida. Jamás aprendió español, más allá de unas pocas frases necesarias para su trabajo de mecánico, y guardó como oro en paño sus recuerdos de militar del ejército nazi. Su mundo, el único que conocía, había acabado el día en que el Graf Spee voló por los aires en un final deshonroso; más le hubiera valido perecer bajo el fuego enemigo, como alguno de sus compañeros.
Hace apenas tres años murió el último superviviente de la tripulación del barco que vivió en Uruguay, y creo que aún vive alguno en Argentina. Las historias de estos hombres carecen de gloria, tapadas por el horror de los campos nazis, pero ellos sólo eran marinos de guerra, iguales que los que tripulaban los cruceros británicos que fueron recibidos con gloria al final de la guerra.
La guerra, si se ve como épica, es un imán fascinante, una forja de héroes modernos cuyas gestas han sido magnificadas por el cine y la literatura. Siempre hay héroes en los dos bandos, desde los tiempos de Homero, pero a los alemanes se les negó para siempre esa gloria. El horror se la negó, un horror abominable, que conviene poner al lado de otras abominaciones, seguramente no tan horribles, que a lo largo de la historia han practicado vencedores y vencidos durante milenios. O puede que sí sean tan horribles, no lo sé. Leo cosas de Siberia, de Camboya, de Ruanda… Compadezco profundamente a los inocentes que estuvieron allí, como a los prisioneros de Auschwitz. El horror no se presta a la medición, ni nadie se prestaría voluntariamente a medirlo.
Cuando las epopeyas bélicas despierten horror más que admiración, la humanidad habrá dado un gran paso.
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Hace 19 horas
10 comentarios:
Monsieur RIDAO:
¡Qué pacífico viene usted usted hoy!
Que cunda el ejemplo.
Salu2
Si.Igual ya los niños juegan mucho menos a indios y cowboys, y a los soldaditos, ¿cierto?. Ojala signifique que todo el tema de las guerras empieza a perder la gracia. Si me sorprende el mecanismo por el cual sobreviven los duelos de espadas, a lo mejor porque siempre tuvieron un halo de romanticismo.
¡feliz 2011!, Ridao!
Un abrazo!
qué buenos tiempos me ha traído a la memoria tu entrada... el Graf Spee es fetiche de maqueteros... recuerdo mi modelo a escala 1/600 de Airfix (que compré en Hobby-Sur de República Argentina, treintaitantos años abierto, impresionante)... ese olor a pegamento de maqueta y alcohol (96º)...
los maqueteros son gente apasionada... imagínate estar tranquilamente leyendo tu e-book junto al río y verte venir al Graf Spee a 25 km/h con una ensordecedora música de Wagner de fondo...
En Argentina la historia del Admiral Graf Spee, "el acorazado de bolsillo" alemán, es una de las más populares. No sólo porque fue hundido en aguas del Río de la Plata, sino porque los 1039 tripulantes sobrevivientes fueron acogidos por el gobierno argentino (menos el capitán Langsdorf, que se suicidó).
Pero lo que más me llamó siempre la atención, es que esos tripulantes se instalaron en Sierra de la Ventana, al sur de Buenos Aires, y allí construyeron un hotel que se conoce como "El hotel de los inmigrantes", cuyas ruinas pude visitar de joven. Mi madre, Ridao, el hotel de marras estaba construido con materiales íntegramente traídos de Europa, las venecitas, los mármoles... impresionante todo. Tenían vías para un ferrocarril propio que los acercaba a ese paraíso en medio de las montañas. Pero nunca, nunca olvidaré, cuando entré a lo que fue otrora la sala del subcomandante, con la bandera alemana y la esvástica gigante, pintadas en la pared. Sobrecogedor.
Realmente una historia fascinante.
Vencedores y vencidos siempre son víctimas del poder de turno. ¿O alguna vez algún presidente peleó en el frente alguna guerra? No, para eso está la carne de cañón...
Un beso grande, José Miguel.
¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!
Que cunda, Dyhego, no sólo al escribir.
Eutelia: mis cuatro hijos se pirran por los tanques, metralletas, espadas, hachas y aviones de combate. Y yo voy y se los compro. Menudo antibelicista estoy hecho...
eresmicruz: mi hermano también era aficionado a las maquetas e iba a esa tienda. Fíjate si estaba obsesionado que de chico le daba la tabarra a mis padres porque quería un cuartito para las maquetas. Recuerdo la maqueta del Bismark que montó mi primo. Un cacho barco.
Liliana, qué bien que nos cuentes esas historias tan fascinantes de primera mano. Si no es por Internet los españoles nos lo perderíamos.
Y para ir calentando motores...
¡¡¡¡Feliz 2011 a todos!!!!
P.S Eutelia y Liliana: ¿cuándo acabáis el año, que estoy perdido?
La historia del Graff Spee, como la del Bismarck, me han fascinado desde pequeño (mi padre es muy aficionado al estudio de la II Guerra Mundial)... Entre esos hombres, sin duda hubo héroes... Pero no olvidemos que el comandante del Graff Spee, en su carta de suicidio insistía en la meta de su Führer (Hitler) como la meta de su vida que ya no podría llevar adelante. Los héroes al servicio del MAL se convierten en los más miserables villanos...
Un abrazo y feliz año nuevo... ¿Veremos un 2011 sin guerras?
Ridao, tenemos sólo cuatro horas de diferencia en estos momentos, entre Argentina y España, es decir, ustedes terminarán el año cuatro hora antes que nosotros :)
¿Pero que son cuatro horas en el mismo mundo? Nada, claro :)
FELICIDADES PARA VOS Y TODA TU HERMOSÍSIMA FAMILIA, JOSÉ MIGUEL.
A mí de chaval me encantaban también todas estas historias. Lo de prohibir el juguete bélico me parece una beatería progre. Ahora pienso que el verdadero héroe es el que se rebela contra la tiranía, aunque esté en su bando.
Te deseo, tocayo, un muy feliz 2011a ti y los tuyos.
No hay nada que hacer, no sé si será génetico,pero las barbaries se repiten.
Disfruta mucho estos dias tan especiales.
Un beso.
Estoy de acuerdo, Alegre, aunque las fronteras entre el bien y el mal no coinciden con las fronteras entre vencedores y vencidos.
No sé si llegaré hasta las 4 de la mañana, Liliana. De momento sigo deseándote feliz año nuevo, con cariño desde Alájar.
Tocayo: tu frase del héroe es sobresaliente. Me la apunto. Mis mejores deseos para ti y los tuyos en 2011, y que nos sigamos leyendo.
Yo me aferro a un hilillo de esperanza, Veridiana. Que disfrutes tu también, y que nos leamos el próximo año.
Abrazos feliciteros.
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