domingo, 20 de febrero de 2011

Relatividad


Un soplo, una chispa, un abrir y cerrar de ojos de Quien ha puesto las reglas del juego, y los afanes estériles de los miles de millones de hombres que pueblan la Tierra serán reducidos a la nada, del mismo modo que se acabaron las preocupaciones y desapareció el estrés de tantos ejecutivos neoyorquinos en aquellos dos instantes de septiembre de 2001 que, dicen, cambiaron el mundo, cuando el mundo, nuestro mundo, cambia con cada muerte, y la muerte de todas las muertes no hará sino cerrarlo para siempre, quién sabe si para abrir uno nuevo, o para reproducirse hasta el infinito en la extraña dimensión del tiempo. La nada es descartable, o al menos yo la descarto, y no por terrible y tenebrosa, sino por inabarcable como concepto abstracto, y por otro lado imposible de objetivar con nuestra percepción, única herramienta que nos ha sido concedida.


Valga lo anterior no como anuncio del apocalipsis, ni como predicción agorera que nos haga vivir asustados, sino para relativizar nuestro devenir mundano, al que tanta importancia concedemos. Es un ejercicio sano y muy recomendable.

4 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Completamente de acuerdo.Yo lo hago de vez en cuando, no te creas.
Un beso

José Miguel Ridao dijo...

Pues yo no suelo hacerlo, Marisa, y encima voy predicando...

Un beso.

Mery dijo...

Estaba yo pensando que para relativizar el ser humano tiene un arma poderosa: su intuición y su conciencia.
Es exclusiva nuestra sobre la faz de la tierra.
Buena reflexión,sevillano, como simepre.

Un beso

José Miguel Ridao dijo...

No había pensado en la intuición, la desdeño sin motivo. Un beso.