jueves, 9 de junio de 2011

Apollonia



Apollonia tenía en su mirada toda la luz de Sicilia. Ella era el campo, los olivos, la tierra amarilla y el sol ardiente, la cosecha de oro puro y las raíces milenarias y oscuras de un país legendario. Apollonia no sabía lo que era América, pero el americano sí sabía lo que era Sicilia, y cayó rendido a sus pies. Fueron felices poco tiempo, el suficiente. Después, una bomba piazzata sotto la macchina esplode quando Apollonia la mette in moto. Michael enterró sus últimos recuerdos en aquella tierra quemada.



E la morte...

7 comentarios:

Elías dijo...

¡Qué gran película, El Padrino!
Y qué belleza, Apollonia.

Pdta: ¿se puede saber que haces levantao a estas horas?

Abrazo.

Liliana G. dijo...

¡Qué bueno, J.M.! Una película inolvidable... Estas pequeñas grandes sorpresas que se te ocurre darnos, son para ponerse de pie y aplaudir. ¡Bravo!

Besos

Muñoz Escasso dijo...

Grande Ridao. He visto el Padrino 1 y el 2 unas 40 veces sin exagerar. Soy "padrinófilo" hasta la médula.Maravillosa escena la que las elegido.
En Sicilia tienen más peligro las mujeres que las escopetas...
Maravilloso...me has emocionado.

L.N.J. dijo...

¡Apasionante!

José Miguel Ridao dijo...

Eso mismo dice mi mujer, Elías. Blogger es un chivato de cojones. Con la excusa de meter un nuevo vídeo he cambiado la hora, pero creo que se me vio ya el plumero de las dos de la mañana. La culpa fue de un café a media tarde, y no creas, que después de colgar la entrada aún me dio tiempo de leer un cuento de Borges.

Muchas gracias, Liliana. La entrada la sostiene youtube. ¡Qué gran invento!

Yo también soy padrinófilo, Escasso, pero... ¡40 veces! Tú estás haciendo méritos para ingresar en la cosa nostra, macho.

Y que lo digas, Lourdes.

Saluti.

Mery dijo...

Pobre chica aquélla, venir al mundo para morir tan inocente y jóven en una gran película.
Me acuerdo que en otra pelicula (Tienes un email) Meg Ryan se devana los sesos preguntándose por qué El Padrino gusta tanto a los hombres.
Pues eso.
Buenas noches

José Miguel Ridao dijo...

Pues no había caído, Mery. Será el gen machista, que nos sale por los poros a pesar de lo políticamente correcto.

Un beso.