viernes, 7 de octubre de 2011

Apuntes (132): El Waterloo soñado



Esta mañana tocó compra en er Carrefú. 32º a la sombra en pleno mes de octubre, y, decorando las marquesinas de los aparcamientos, unos abetos de Navidad de brillantes colores, muy apropiados a la estación en que nos encontramos... dentro del híper, con los mismos grados pero bajo cero.

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Stefan Zweig cuenta sus Momentos estelares de la humanidad como si fueran una novela; y una novela es, al fin y al cabo, la vida de cada uno de nosotros, nuestras peripecias, tristezas, alegrías y acciones cotidianas, nada heroicas por cierto. No es descabellado describir la batalla de Waterloo hasta en los más mínimos detalles, como si se hubiera estado allí, codo con codo con Napoleón y Wellington, y asegurar que la derrota francesa se debió a un error puntual del general Grouchy, en uno de esos momentos en que, como dice Zweig, el azar se planta ante nosotros durante un instante supremo, en el que tenemos la oportunidad de atraparlo, pero la mayoría lo deja pasar. Ciertamente no fue así como sucedió, pero lo mismo da, el pasado no va a cambiar, ni la historia. Probablemente Napoleón hubiera sucumbido pronto, aun venciendo en Waterloo, y queda para el escritor el privilegio de reinventar esos momentos y embellecerlos, ante el escándalo de algunos que no ven más allá de lo real.

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Las amistades que se rompen es mejor perderlas del todo, para no tener que recordar lo que han sido.

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No sentía pena de sí mismo, pero todos los días se lamentaba y gritaba con la esperanza de que alguien le oyese, hasta que un día calló, tomó recado de escribir y se sumergió en las letras durante largos días, hasta morir dulcemente con una sonrisa en los labios.

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La codicia ha hecho de una ciencia tan simple como la Economía un amasijo de cifras, gráficas y charlatanes con bonete.

2 comentarios:

Liliana G. dijo...

¿Que ya han puesto los árboles de Navidad a la venta? ¿Tan rápido se pasó el año? Algo me debo haber perdido... pero tranquilo Ridao, por estos lares, las Navidades son siempre por encima de los treinta y pico de grados. Lo que son en todas partes iguales son los Carrefú...

Muy bueno el "microrrelato" anteúltimo. Todos tus apuntes lo son,como siempre. Palabra.

Besotes, José Miguel.

José Miguel Ridao dijo...

Pues menos mal, Liliana, creía que éramos los únicos en soportar los arbolitos con esta calor. Y muchas gracias, eres un encanto.