miércoles, 1 de diciembre de 2010

Los invisibles

Sigo dando vueltas a las ventajas y desventajas de ser invisible. Si la invisibilidad es física las ventajas son evidentes, y a más de uno se le hace la boca agua, aunque si los invisibles no están provistos de un botón de on-off, el asunto puede resultar bastante engorroso, por no decir insufrible. Al no poder manifestarnos a los demás sino por el tacto, todos huirían despavoridos ante el contacto de nuestra gélida mano, y tratar de comunicarnos por la voz no mejoraría mucho la cosa. Seríamos unos proscritos, perderíamos nuestra condición social y acabaríamos hundidos en la miseria, deprimidos y finalmente muertos víctima de nuestra incomunicación (el hombre es un animal social), a no ser que hubiera más hombres y mujeres invisibles, y en este caso formaríamos un grupo temible, parásito de la raza visible, aunque el experimento acabaría probablemente en guerra fraticida.

Pero la invisibilidad que me interesa, dado que la física es una quimera, es la social; es decir, la de aquellos que tratan de pasar desapercibidos, cuyas acciones no se notan, que no se vanaglorian de sus actos y son ninguneados por sus semejantes, que miran a través de ellos por no considerarlos un riesgo para sus intereses. Estas personas se escapan de la sociedad competitiva que impera en la actualidad en casi todas las esferas: laboral, intelectual, religiosa, etc. En realidad no son invisibles del todo, pues hay personas que sí se fijan en ellos, sobre todo si los valores que los adornan son elevados, cosa que suele suceder, pues los canallas tratan de hacerse cuanto más visibles mejor. A estos hombres invisibles no les falta compañía ni consuelo: simplemente se rodean de otras personas invisibles o semiinvisibles que les nutren de alimentos enjundiosos, y rechazan los afanes vacíos, carentes de sentido, cada vez más frecuentes en todas las clases sociales.

El mundo no es un escenario destinado a la guerra ni a la exhibición de vistosos plumajes, por mucho que la mayoría así lo piense y nos eduquen para ello. Si la raza de los invisibles (ojo: no inmortales ni intocables, a éstos los rechazo) reinara, entonces poco a poco los contornos se irían definiendo, después los miembros, al fin todo el cuerpo y, en un estadío supremo pero alcanzable, eso que se da en llamar alma y que es lo más precioso que albergamos. El manto protector ya no sería necesario. El triunfo de la raza de los invisibles supondría el fin de la invisibilidad.

P.S. Valiente invisible estoy yo hecho, con este blog. Cuando menos, soy muy visible virtualmente.

14 comentarios:

Liliana G. dijo...

¡Guau! Menuda voltereta intelectual, con la cual estoy perfectamente de acuerdo. De todos modos, a los invisibles con perfil bajo no siempre se los ningunea, quien así lo hace es porque es un pobre idiota con ínfulas de visibilidad trunca.
Esta raza de invisibles existe y camina firme sobre la tierra, además es tan inteligente que trasciende entre las sombras de su propia luz, es gente que sabe que la vida es mucho más que oropeles, autobombo y escenarios prestados. No espera reconocimiento popular sino el verdadero reconocimiento, el de su entorno, y lo logra con creces, en otras palabras, triunfa.
Cuando los aparatosos visibles caen de su pedestal, son víctimas del escarnio público y se lo merecen. En cambio, cuando un invisible cae, todos le tienden la mano para ayudarlo a levantarse...

Muy buenas reflexiones que hacen reflexionar, José Miguel.

Besos

P.S.: ¿Quién dijo que si fuéramos invisibles, físicamente, nuestras manos serían gélidas? :))

José Miguel Ridao dijo...

"Un pobre idiota con ínfulas de visibilidad trunca". ¡Genial! No sabía lo de las manos gélidas, pero el que sintiera su roce así las notaría, del susto morrocotudo.

Un beso, Liliana.

Liliana G. dijo...

Jajajaja Ay, Ridao, no puedo de la risa. Tenés razón, si no fueran manos gélidas no asustarían a nadie y así no tendría gracia...
Me encanta la palabra "morrocotudo", la voy a adoptar.

Besos

Ignacio dijo...

Ignacio Tomás
Por cierto, anoche pensé un Ridauku; creo que estoy muy mal:

Ridao
que vino blanco
nos hemos tomao.

...Creo que necesitaré tratamiento

Joaquín dijo...

Otra forma de invisibilidad, es la del que dice: ¡tierra, trágame!

Hay que ver lo que da que pensar eso de la invisibilidad. Reconozco que el tema es morboso, y sombrío.

eres_mi_cruz dijo...

esta invisibilidad nos hace totalmente libres... casi intocables... fueraparte de eliminar gastos superfluos y otras esclavitudes...
ridao, ¿me estás escuchando?... ¿ridao?... ¡¡!!...

Mery dijo...

Me gusta mucho la idea de esa invisibilidad que conlleva la visibilidad del alma; estoy segura de que aflorarían espíritus delicados y maravillosos.
Ojalá se produjera paralelamente el efecto contrario y que fueran desvaneciéndose esas otras almas perniciosas.
Un bonito sueño, un bonito fin.

Pongámonos a ello.
Besos

José Miguel Ridao dijo...

Se reclutan invisibles para hacer un club y salir por las noches a pegar palizas a los visibles, jeje.

José Miguel Ridao dijo...

La palabra es cojonuda y boluda, Liliana. Yo creía que viene de "morro", pero he visto en la RAE que no es así.

Ignacio: lo que necesitas es tomarte unas cuantas copitas más. La próxima vez que nos veamos brindaremos con albariño, el rey de los blancos.

Tú empezaste la serie, Joaquín, a mi vera en la Casa del libro. Conozco a muchos que hablan hasta debajo de la tierra.

Aquí estoy, eresmicruz, que soy invisible pero no sordo. ¡Siniestro total! Anda que no hace tiempo que no los oía. Oye, mejor que Amundsen recuerdo otro explorador también noruego que no llegó a la Antártida pero que era la caña. Hansen o algo así.

To es ponerse, Mery, como decimos por aquí. Yo me voy a comprar una capa invisible en los chinos.

Abrazos.

Bea. dijo...

Yo aunque a veces me gustaria no puedo pasar por invisible , solo mi exquisito perfume ya embriaga al personal , que le voy a hacer las pijas somos asi.

José Miguel Ridao dijo...

Bueno, siendo tú se te perdona...

Rocio. dijo...

Bueno Ridao,ya estoy por aqui de nuevo,ya ves he estao de invisible,que no veas lo bien que se esta,pozi,a mi si que me gustaria ser invisible al menos unas horas al dia,mas que na pal cotilleo,que no veas como me gusta,y to lo que podria ver,uy....que peligro.
Tambien aprovecho pa decir,que no he escrito estos dias porque he estado mu ocupa,pero tambien estaba un poco enfada porque la paqui,hizo piblico en el blog,que fui una mujer maltratada,no tengo nada en contra de ella,y asi se lo he dicho,pero nunca me gusta hablar de cosas desagradables,tristes,u horribles,todo eso es mejor olvidarlo,solo se puede vivir,si dejas atras las desgracias,eso lodecia mi madre,y asi es como vivo,tengo una cicatriz en mi cuerpo,que me acompañara toda la vida,pero no tengo ninguna en el alma,ni en mi mente.
Y dicho to este rollo,un beso embriagador,como el perfume de la Bea.

José Miguel Ridao dijo...

Te comprendo perfectamente, Rocío. No veo que sea bueno hacer públicas estas cosas. Esos comentarios siempre los puede borrar quien los hace, o yo mismo. Si quieres lo hago, incluido éste. Me lo puedes indicar si quieres por e-mail.

Se ve que eres una mujer con mucha fuerza, y con mucha vida. Vital, como el oso Baloo...

Rocio. dijo...

Gracias Ridao,por tu ofrecimiento,pero no hace falta que borres nada,da igual,lo único es que no me gusta recordar,ni contar las cosas malas,así se van evaporano en la mente,pero no pasa na,to eso ya pasó,y yo estoy aquí vivita y coleando,además más alegre,que unas castañuelas,la vida,me ha dado duros golpes,pero hay algo que no ma quitao,mis ganas de vivir,que además me lo merezco,porque yo lo valgo,como el anuncio.
Un beso risueño.