domingo, 16 de octubre de 2011

Apuntes (135): Genios ridículos


No es únicamente el dinero lo que conduce a la falsedad a muchos escritores. Resulta mucho más rastrera la lucha sin cuartel por el reconocimiento, que deja el ego al descubierto, de tan inflado. Al fin y al cabo los que escriben por dinero son honestos y consecuentes: uno escribe una novela mala, pero que toca todos los resortes de las pasiones del hombre, y, si se tiene una habilidad excepcional, más un apoyo editorial más algo de suerte, se puede pegar un buen pelotazo. Ya me gustaría a mí hacer algo parecido; me iba a descojonar públicamente de todo aquel que me apostrofara de escritor vendido. Seguiría escribiendo mis cositas, pero con los riñones muy bien cubiertos; una forma muy digna de ganarse la vida, incluso para alguien que cree en la excelencia literaria. Lo que no es soportable es toda esa legión de babosos que han publicado cuatro cosas y se creen la reencarnación de Petrarca. Y presumen de que ellos no viven de la poesía. Claro que no, sólo faltaría eso.


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Lo mejor de escribir un aforismo es que siempre se puede escribir otro que lo contradiga.

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Se me plantea un dilema no de tipo moral, sino, por así decirlo, deportivo. Esos escritores que se arrastran mendigando un hueco en tal o cual medio impreso; ésos que adulan a los críticos mediocres e influyentes para que les concedan la gracia de unas líneas benevolentes; ésos que acuden a cuanto cocktail literario se les ponga a tiro, no ya para atacar sin cuartel los canapés, que también, sino para establecer “contactos” nuevos y torturar a los ya afianzados con sus megalocentrías; esos sujetos rastrerillos, digo, ¿podrán ser buenos escritores a pesar de todo? Una vez más volvemos a lo mismo: ¿puede una persona, no ya de moral relajada, sino manifiestamente ridícula, ser un genio de la literatura? A mí me parece que sí.

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Y que nadie tome lo anterior como un ensañamiento, sino más bien como una provocación, a las que suelo acudir de vez en cuando en parte por diversión, en parte por dejar con el culo al aire a quien se dé por aludido (que, en algunos casos, puede ser uno mismo, aunque esto sólo yo lo sé).

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Tanto tiempo estudiando inglés, y hasta hoy no me he dado cuenta de que Popeye se llama así porque el eye le hace pop.

5 comentarios:

Liliana G. dijo...

Una persona de moral relajada y ridícula, jamás puede ser un genio literario, Ridao, a lo sumo puede ganarse el mote de "conocido", pero hay que ver todo lo que cuadra dentro de este rango.
Conozco un sujeto de estos, que allí en España gana cuanto concurso pesca al vuelo, y a fuer de ser sincera, en mi vida leí despropósitos mayores: una prosa melindrosa, rococó, adjetivada hasta lo insólito ¡¡puajjj!!
Este sujeto ha hecho del "hazte la fama y échate a dormir" su bandera, porque me niego a creer que "todos" los jurados acepten semejantes bazofias como genialidades.
El tipo este debe vivir de cocktail en cocktail, seguramente escribirá ebrio como una cuba.

Besazos.

Dyhego dijo...

Monsieur Ridao:
Creo que escribir "bien" no implica que el escritor sea "buena persona".
Reconozco que tengo muchísimos prejuicios y los escritores me caen bien o mal por "detalles" y esos detalles me llevan a leer o a no leer. Cuando me entran dudas literarioexistenciales, me digo que no tengo que darle explicaciones a nadie y que leo lo que me da la real gana, que para eso son mis ojos, mi tiempo, mi dinero o mis molestias.

Dicho esto, al igual que Liliana, que cuenta el pecado pero oculta al pecador, le he tomado ojeriza a un escritor de "éxito" porque en una entrevista que leí suya se las daba de prepotente y onmisciente. Por supuesto que ni he leído ni piense leer nada de tan consumado imbécil.

Saludos prejuiciosos.

L.N.J. dijo...

José Miguel, habría tanto que decir y qué saber lo que hay detrás de este mundillo...

Besos.

José Miguel Ridao dijo...

No lo tengo claro del todo, Liliana. Yo mismo soy bastante payaso, y fíjate en lo bien que escribo. [insertar mariconada]

Dyhego: lo mejor es no conocer en persona al escritor, para no llevarte un chasco. ¡Tururuuuuuuu!

Cagarrutas mayormente, Lourdes.

Abrazos payaseros.

L.N.J dijo...

Y mentiras José Miguel, muchas mentiras.

Un beso.