Vuelta a las andadas. No muy grave, a medio dolor.
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Mi fobia a la ciudad de Madrid se acentúa. Gentes anónimas, calles sin alma, inmigrantes desarraigados, españoles con pocas raíces. Una ciudad desolada en su trajín frío teñido de neones blancos.
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Hay lectores peligrosos; la lectura es peligrosa: resta tranquilidad y suma cuitas a una existencia demasiado real como para ser traspasada por los pensamientos.
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De nuevo mucho tiempo sin leer a Pessoa. Un poeta fino, rico, melancólico, saludable, y a pesar de lo que se piensa es prácticamente inocuo para sus lectores, a los que llena de energía con sus versos deslumbrantes en su modestia, donde late la vida auténtica y sobresale la inteligencia.
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Alguien muy querido me ha recomendado que me guarde de los necios, porque pueden llegar a ser mucho más peligrosos que los malévolos. Y es verdad, basta con mirar a nuestro alrededor y, si somos necios, reconocernos en estas palabras.
7 comentarios:
El necio es peligroso porque no para.
Compartimos la fobia...
Cada vez que voy, vuelvo triste. Debe ser que por allí se lee poco a Pessoa.
Un abrazo
¡¡¡Miguel..anda majo..hazle tú una pedorreta al Ridao de mi parte...que en internete yo no sé hacerlo¡¡¡¡ ¿a qué a tí te ha gustado Madrid?...y el Zoo...tú papi ..que está oxidado...
Besitos
Y tanto, Martín. Ha dado en el clavo.
Tato: ya creía que estaba solo en esto, menos mal , parece que no estoy tan mal de la azotea.
¡Hola, mangeles! Veo que aún coleteas por la red. A Miguel no le dejo leer el blog, que no quiero que me salga malhablado.
Besos pedorreicos.
Es que, como dice el dicho: "que Dios me libre de los necios, que de los listos ya me libro yo".
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Si fueras madrileño verías esta ciudad con otros ojos. Dentro de sus horrores tiene muchas posibilidades, entre ellas la de pasar desapercibido, cosa muy de agradecer en algunos momentos.
A mi me gusta la variedad de ambientes para elegir.
Un beso
Me siento hasta culpable ante los madrileños, y que conste que siempre los he visto muy abiertos, muy majos (como decís vosotros), pero es subirme al metro y se me cae el alma a los piés.
Besos.
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