viernes, 18 de septiembre de 2009

Preguntas sin respuesta


Demasiadas veces me pregunto
demasiadas cosas que nunca
debiera haberme preguntado.
¿Para qué buscar una respuesta
donde no la hay?
Vida es vida,
y muerte es muerte.
Yo sé que vivo
y que moriré.
Si no pregunto tendré tiempo
de responder por mí
y por los míos.

16 comentarios:

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Pues hay que preguntar, siempre.

Vamos a seguir preguntando.

Juanma dijo...

A mí siempre me interesó, me interesa, más la pregunta que la respuesta (en tantas ocasiones imposible o diversa, por otra parte). La pregunta es un hallazgo lingüístico que nos mueve a pensar y, por tanto, nos acerca a lo que (según dicen y tantas veces no sucede) somos: seres humanos distintos al animal irracional.
A nuestra cuna, la Filosofía, le debemos la valentía de la pregunta, el atrevimiento (la pregunta es siempre un atrevimiento). Nuestra deuda con los filósofos (sobre todo con aquellos maravillosos griegos) está ahí y no en las respuestas que nos dieron... muchas veces certera y decisiva, otras muchas veces imposible e imposible. En "El cuarteto de Alejandría" escribía Lawrence Durrell algo así (cito de memoria, ni siquiera debería poner las comillas, pero bueno, hay confianza): "El filósofo es una persona que elabora sistemas inútiles para todos, salvo para él mismo".
En definitiva: yo creo que siempre debemos hacernos una pregunta, aunque luego ni siquiera dediquemos un segundo a buscar la respuesta. La pregunta puede ser una de esas acciones tan inútiles como maravillosas e imprescindibles.
Y, finalmente, me han encantado los tres primeros versos.

Un fuerte abrazo, querido José Miguel.

José Miguel Ridao dijo...

Vaya, coincidís ambos en el fondo, que no en la extensión.

Javier, tú sigue preguntando, y si encuentras alguna respuesta interesante me la soplas, que para eso somos amigos.

Profundo comentario, Juanma; se nota que eres filósofo. Estoy y no estoy de acuerdo contigo. Yo más que preguntar busco, sin más, y eso hace que tenga cosas que escribir, que esté despierto e ilusionado (a veces); en definitiva, que esté vivo. Ahora bien, preguntar, ¿para qué?, ¿quién me va a responder? Y aun así, ¿quién me asegura que dice la verdad? Y por último, incluso si encuentro esa verdad, ¿¿y qué?? ¿Se acabó todo entonces?, ¿no sigo buscando?, ¿dejo de vivir?
Donde tú dices pregunta, yo digo búsqueda, pero en el fondo decimos lo mismo.
Ah, y me interesa mucho saber los versos que te gustaron, gracias.

Dos abrazos dos.

Olga Bernad dijo...

A mí me gustan los tres finales. Pareces decidirte por la vida (responder por ti y por los tuyos) y no por el desconsuelo de las preguntas sin respuesta.
Hay que preguntarse pero también hay que vivir. En un momento dado, hay que aceptar el trozo de misterio que nos ha tocado en suerte (o en desgracia:-)
Abrazos.

Juanma dijo...

Y estamos de acuerdo, querido: pregunta y búsqueda podrían ser sinónimos. Lo que me interesa menos (hablando en general, obviamente) es la respuesta, el hecho concreto de moverme y ponerme a buscar. Será por flojo, no digo yo que no.
Tal y como dices, econtrar una respuesta incluso podría ser contraproducente: la respuesta es un límite. Pero...¿preguntar? Eso nos hace infinitos, ilimitados, parmenídeos, vaya...

Ojú. Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Pues los tres versos finales que te gustan, son en este caso "mi" llave; volvemos a coincidir, Olga. Cuando ese trozo de misterio (poética expresión) nos toca en suerte, mejor no preguntar; pero si toca en desgracia, a preguntar se ha dicho: nada tenemos que perder.

Gracias y un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Juanma, eso de "parmenídeo" no me lo dices a mí en la cara. Pero bueno, al margen de los insultos, estamos de acuerdo.

Un abrazo heraclitano sin premio.

Juanma dijo...

¿Qué te hizo a tí Parménides? Pobrecillo. El muy ladino nos enredó con la lógica y, verdaderamente, nos puso muy complicado llevarle la contraria. Es un tío que se hizo muy pocas preguntas porque enseguida se puso a responder, sin darle tiempo a nadie a reaccionar.

Y el premio, lo siento, pero ha sido enterito para tí. Y ha sido cosa tuya, a mí no me mires...

Y ya supongo que me callo.

José Miguel Ridao dijo...

Es que me sonaba como a paquidermo, y en cambio Heráclito me recuerda al as de oros...

Es mejor buscar que preguntar, te lo digo yo.

Abrazos.

Liliana G. dijo...

Es bueno preguntarse, pero mejor aún buscar respuestas aún sin considerar el para qué de la pregunta.
La vida es una búsqueda ilimitada, perderse de vivirla por el hecho de interrogarse, no es una opción a considerar sino una elección propia.

Muy bueno, José Miguel, de vez en cuando un soplo desde lo existencial viene bien...

Besazos.

Juanma dijo...

¿No te da ná aprovecharte del blog de un amigo -Javier Sánchez Menéndez- para meter una cuñita publicitaria de tu entrada? Ay, perdón, que aquí no se puede preguntar...

Marisa Peña dijo...

Yo, como Juanma también me quedo con las preguntas...Lo de responder por uno mismo y por aquellos a los que uno ama me parece de una dignidad impresionante.La vida es una dialéctica continua de dar y recibir, preguntar y responder. Algunos se saltan el juego y la balanza se desequilibra. A mí me gusta intentar llevar a cabo la dialéctica de los contrarios
( siempre que se pueda, ¿eh? Sin forzar nada:))Besotes

Anónimo dijo...

Es que el ser humano tiene tendencia a las preguntas retóricas, je je.
Besos.

Julio dijo...

La mejor respuesta puede ser otra pregunta.
Ayer se te echó mucho de menos, Ridao

Pasión dijo...

Jose Miguel, ¿y los que aún andamos a la cuarta pregunta?...

Abrazos

José Miguel Ridao dijo...

Es verdad, Liliana, aunque el mejor existencialismo es disfrutar de la existencia (¡me salió un aforismo!).

Eso, eso, Juanma, no preguntes que se me ve el plumero.

Es muy interesante eso de la dialéctica de los contrarios, Marisa. Nunca lo había oído. A lo mejor lo pongo en práctica...

Sí, Parsimonia, muy listos no somos, el retoricismo no conduce a nada.

Gracias, Julio, yo también me acordé de vosotros.

Bueno, Pasión, en ese caso es mejor no seguir preguntando, no sea que se pase a la quinta.

Abrazos de sábado.