miércoles, 8 de septiembre de 2010

Apuntes (X)


Es el día grande de las fiestas del pueblo. La banda de música y los cohetes nos han despertado a las siete de la mañana. Se respira expectación, como si algo grande fuera a pasar. Se diría que la Reina de los Ángeles descenderá de su trono y hablará a la multitud enfervorecida. El viento no desluce el paso del simpecado. Los caballistas y los primeros fríos de otoño despiertan los espíritus aletargados. Se repiten implacables los ciclos de la tierra, el cielo y los hombres.

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Aparece Gonzalo con un globo en el umbral del patio y me habla en su lenguaje incomprensible. Entonces siento pena, o más bien nostalgia de las etapas que finalizan para no volver (acabo de comprender que este apunte alimentará la nostalgia del futuro).

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Arriba, en la peña, un murmullo constante, y abajo el pueblo desierto, mudo. Surge una sensación vivificadora, un deseo de que siempre fuera así, pero es un nuevo engaño de nuestra alma, que sabe la causa de ese disfrute de la soledad: su carácter efímero.

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Tanto escribir... para quedarme como estaba, si acaso más triste, aunque consolado, como dice Pessoa, por esa vanidad presente de una improbable gloria futura.

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Suena a lo lejos el pasodoble mientras un fantasma invisible tañe las campanas. Hoy sólo tengo oídos para el repique, triste contrapunto a lo mundano.

14 comentarios:

El alegre "opinador" dijo...

Disfruta lo que puedas del pueblo...
Un abrazo.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Po yo creía que ya estabas por aquí.
Estás que te sales últimamente, cada día me gusta más lo que escribes y veo retratado en ello muchas cosas que pienso pero que no tengo la habilidad, ni el arte que tú, para expresarlo.
Que usted lo pase como se merece.
Un abrazo

Bea. dijo...

Ay Ridao la cantidad de cosas que ocurren en tu pueblo para no aburrirse , yo ayer viaje en el ave junto a la lomana y tampoco me aburrí,ja,ja,ja.dos pijas juntas.

Mery dijo...

Aquí, en este pueblo serrano donde paso mis últimos coletazos de verano, también el día 8 es fiesta mayor. La procesión de la Virgen y las campanas tienen ese efecto que tan bien describes.
Somos bienaventurados por disfrutar aún de estas melancolías y estas emociones, no lo dudes.
Un beso

mujer prevenida vale por dos dijo...

Siempre es fiesta en el corazón de alguien... cuando la nostalgia me invade me la intento sacudir en busca de esos corazes chispeantes que prendan el mio

mangeles dijo...

¡Pero ridao por diosssss¡¡¡ Lo único que puede contar Gonzalo...es algo genial...y único y maravilloso...


¡No se por qué...pero me parece que le hacen falta 6 horas...tirado frente al mar...sin moverse...ni pensar...ni hacer naaaa...¡

enga ridado..que tú puedes

Alonso CM dijo...

Ridao, hermosos apuntes. Me has puesto triste y nostálgico.
Acabo de recordar unos pasodobles que bailé en la misma plaza de Alájar hace, creo, dieciochoaños.
Acabo de ver y escuchar hasta los fuegos articiciales.

Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Poco me queda, Alegre.

Por aquí ando, Rafael, cerca de tu cuñao, apurando el veranillo y escaqueándome de la mudanza. Muchas gracias por tus palabras.

¿La lomana? ¿Y ésa quién es, Bea?

Abrazos perplejos.

José Miguel Ridao dijo...

Desde luego que sí, Mery. No sabes lo que me alegra tenerte de vuelta.

Pero la nostalgia es pegajosa y atrayente, MPVX2.

Joder, mangeles, no me chafes mi pose leopardiana. ¿No ves que estoy dando el pego?

Yo en esa época no conocía Alájar, Miradme. Ya he leído tu magnífica vuelta al ruedo bloguero.

Abrazos leopárdicos.

Liliana G. dijo...

Los días de fiesta, música y alegría, generalmente despiertan los fantasmas de todas las nostalgias cuando nos quedamos, como una isla, solos en medio del oleaje de gente.
Es bueno sentir..., muy bueno.

Tu último apunte lleva los versos más exquisitos que has escrito. Me voy con el alma pletórica de repiques.

Besos, Ridao, te superás :)

Unknown dijo...

Que bien te lo pasas, José Miguel,
y eso que lees a Pesso, uff.

Un "abraXXo".

Unknown dijo...

Pessoa, quiero decir, ñoco

Naranjito dijo...

Quillo Ridao, a mi en vacaciones me despierta la banda del pueblo a las siete de la mañana y el Ilustrisimo Señor Alcalde se entera de lo que vale un peine. (en la tienda de los chinos 60 céntimos)

José Miguel Ridao dijo...

Qué honor me haces, Liliana. Yo considero estos apuntes como parte de mi poesía, y tú lo has visto.

Pero si Pessoa en el fondo era un cachondo, Ramón...

Deja, deja, Naranjito, que en el pueblo hay que ser muy cuidadoso. Te lapidan a poco que te escantilles.

Abrazos.