sábado, 4 de septiembre de 2010

La diva divina (2)



María Kalogeropoúlou tuvo el mundo a sus pies. Su voz hacía estremecerse de emoción a los amantes de la ópera, pero también los legos sucumbían ante la belleza de su arte. Necesitaba que su público la adorase, vivía de sus vítores cuando finalizaba una de sus maravillosas interpretaciones. Por eso, cuando su voz se apagó dejó de ser feliz, y ya nada tuvo sentido. Maria Callas era Norma, y también Amina, y Musetta, y tantas otras heroínas con un corazón terrible, como el suyo. Se apropió de gran parte del repertorio, e hizo que cualquier interpretación posterior a la suya pareciese hecha por una aficionada.

Uno de sus papeles preferidos fue el de Amina en la ópera La sonnambula, de Vincenzo Bellini. Aparte de la música inmortal y su voz de otro mundo, el vídeo ofrece un amplio repertorio de fotos de la Callas en distintos momentos de su vida. Merece la pena ver sus casi nueve minutos de duración. Se puede apreciar, por ejemplo, su registro grave, impensable para una soprano (1'31'' y 1'46''), momentos mágicos, como en 2'46'', un inicio de la cabaletta antológico (4'46''), momentos de coloratura (5'53''), agudos estratosféricos (6'32'') y pianos imposibles (7'41'') que viran al forte como por ensalmo (7'55'').

Tras todo este despliegue, la foto que aparece en 8'13'' nos deja pensativos, pues aúna su encumbramiento como diva y su fracaso como mujer.



El don de Maria Callas la encumbró al olimpo de los dioses de la música, y cuando ese don desapareció la arrastró hasta la tumba. Ella lo tuvo todo menos lo más importante, la felicidad, pero gracias a la técnica Callas sigue haciéndonos feliz 40 años después de su muerte cada vez que oímos una de sus maravillosas interpretaciones.

En la tumba de Bellini en Sicilia, en la catedral de Catania, están inscritos los primeros compases del aria de La sonnambula: "Ah, non credea mirarti si presto estinto, o fiore..."

15 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Ha sido un momento mágico, escuchar a la Callas siguiendo tus indicaciones.He disfrutado muchísimo.Gracias.
Luego he estado pensando en cuánto sufrió por amor y en su fracaso personal, su lucha por mantenerse delgada y lo triste que tiene que ser saberte sola en las alturas...Un beso

Luis Valdesueiro dijo...

¡Celestial, la voz! Y muy instructiva tu entrada, como siempre. Retengo el "gracias a la técnica": este ejemplo puede servir para compensar sus "desgracias". (Este juego verbal de gracias y desgracias, y el recuerdo de una entrada escatológica de primeros de julio, que acabo de leer, me trae a la memoria un título de Quevedo, el gran escatólogo: "Gracias y desgracias del ojo del culo". Ah, cuánto lían las asociaciones de ideas, José Miguel. Aunque la Callas remite sin duda a la escatología más elevada.)
Saludos.

veridiana dijo...

Maria Callas "La Divina"
La magia de su voz y su personalidad,siguen impactándonos actualmente.

Un beso

Silvia dijo...

La Callas, además, tenía muy mala leche. Que se lo digan a la Tebaldi. Lo digo por el incidente de las perlas.
Besos, besos y besos.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias a ti por seguir la entrada, Marisa. No es fácil, y pongo mucho empeño en ellas.

Me apasionan esas escatologías, cruzadas, Luis. Buscaré el ojo de Quevedo... digo, el poema.

Y que lo digas, Veridiana.

Bienvenida, Lola. No conozco el incidente de las perlas, me gustaría conocerlo. Lo que sí sé es el repaso que le dio la Cosotto como Adalgisa en una Norma al final de su carrera.

Abrazos.

Liliana G. dijo...

¡¡Bellísimo!! La Callas, además del don de su voz, había sido premiada con una belleza arrolladora. El conjunto hizo que fuera un mito en vida, cuanto más en su muerte.
Y como toda estrella encumbrada en lo alto del éxito y la fama, acuñó como mujer tanto o más fracasos que brillos sobre el escenario. Un precio demasiado alto por un éxito pertinaz entre lo efímero de la vida.

Muy bueno, Ridao, muy bueno.

Besos.

L.N.J. dijo...

Una preciosidad sin duda.
Quizás forme parte de los genios esa forma de vida, donde la felicidad es mala compañera.
No sé, quizás me equivoque.

Saludos.

Luis Valdesueiro dijo...

José Miguel, te enío un enlace al tratado cular de Quevedo. Pocos habrá que lo disfruten tanto como tú:
http://www.desocupadolector.net/servidor/graciasydesgraciasdelojodelculo.pdf

Eutelia dijo...

Uy...era sobre Callas la entrada! soy muy bruta con la opera, no soy la primera en decirlo, pero he linkeado a la reflexion de Quevedo propuesta por un comentarista...mierda! (muy ad hoc) como me he reido!
un abrazo
tania jose

ANTONIOCARREROACUNA@YAHOO.ES dijo...

Gracias.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias, Liliana. Qué bien que lo disfrutaras.

Yo también lo he pensado muchas veces, LNJ. Pero no estoy seguro, creo que hay genios felices, pero se hacen notar menos.

Desde luego, José María.

Mil gracias, Luis. en cuando pueda le doy buena cuenta. Seguro que me inspira una entrada.

Tania: ya estoy en ascuas con el enlace...

Gracias a ti, Antonio.

Abrazos.

Mery dijo...

Tengo un amigo italiano que adora a la Callas por encima de cualquier otra soprano. Le encantaría tu entrada.
Lo cierto es que fue única.
Un abrazo y gracias por estos momentos musicales que nos dejas de vez en cuando.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias a ti siempre, Mery. Que un italiano piense eso de una griega norteamericana dice mucho.

Un beso.

Silvia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
José Miguel Ridao dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Lo que ocurrió es que esa Norma se hizo al final de su carrera. Callas siempre se comía con patatas a todas las Adalgisas, pero ese día no tenía la fuerza de antaño. La Cosotto lo notó y cantó mejor que nunca. Callas intentó seguirla y por poco se desmaya. Dicen que fue estremecedor. Todos los dioses tiene un ocaso.

Besos.