Es verdad, como decía Nietzsche, que la voluntad lo puede todo, pero justo hasta el momento de la muerte (de Nietzsche, no de Dios).
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Los artistas más grandes son siempre frágiles, y por Artista, así con mayúscula, entiendo a los músicos y a los poetas. No me refiero aquí a la indiscutible grandeza de un Shakespeare, cuyo principal mérito era contar al pueblo con palabras directas las grandes pasiones del hombre. Tampoco me refiero a Bach, el mayor genio de la música, pero que sin embargo se limitó a anotar en un pentagrama la música que le "dictaba" Dios. Yo me refiero a los artistas arrebatados, profundamente humanos, que han conseguido elevarse por encima de su condición trascendiendo el lenguaje. Hablo de Beethoven, de Schubert, de Mozart, de Tchaikovski, de Pessoa, de Hölderlin, de Verlaine y de algunos otros espíritus de cristal que, antes de romperse en pedazos, nos legaron su arte inconmensurable.
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Al fin y al cabo, las palabras y las notas musicales no son más que ondas que se desplazan por el espacio hasta desvanecerse. Se agarran a nuestra memoria, pero las borra la muerte. Llegará un día en que la obra de Homero no sea más que un recuerdo que una vez existió pero del que ya no se acuerda nadie, porque no hay nadie para acordarse.
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Del culto al cuerpo, sólo comparto el culto a la barriga.
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Hay quien piensa que el tedio es la desgana, el ocio estéril, el aburrimiento. Pero no es eso: el tedio es algo aniquilador. Está unido a la vida para negarla, para aborrecerla. Es una sensación maligna; no es horror, es vacío, una conciencia lúcida de la inutilidad de vivir que paraliza el alma y el cuerpo para dejar paso al abismo.
9 comentarios:
Antes de desvanecerse las palabras y las notas nos ayudan a vivir dentro de esta burbuja que flota entre dos abismos.
Me ha gustado mucho tu expresión "espíritus de cristal" entre los que se encuentra nuestra Emily.
Y lo del tedio me ha dejado fatal de pura certeza, pero lo de la barriga, pues no, Ridao.
Un saludo.
Es verdad, Emily también. Lo de la barriga es así, lo que yo te diga. Y si es cervecera mucho mejor. ¿No ves Gambrinus, la cara de felicidad que tiene? Menuda mariconada, hacerle adelgazar.
Un abrazo nada tedioso.
Ah, y gracias a ti cambio el título de la entrada, que no hay que ser tan cenizo.
Muy bueno el inciso entreparentisado del primer apunte. Todo lo comparto excepto lo de Joderlin. Siempre he pensado que ya estaba roto antes de escribir.
Un abrazo.
Monsieur RIDAO:
Me da rabia no saber refutar sus ideas, mgññññrrrllmmm.
Mirarse mucho barriga produce tedio porque en su interior se oyen sonidos inarmónicos y ni la voluntad más férrea los puede hacer desaparecer y ni siquiera un gran artista sería capaz de musicarlos.
Salu2 incoherentes, que me voy al catre ya.
Y siempre es más atractiva la estética del perdedor, el genio maldito que malgasta su talento entre burdeles, absenta y láudano, que la del trabajador constante que emplea doce horas al día en su arte.
Saludos.
Me gusta mucho tu espíritu de cristal José Miguel, si los ves es porque formas parte de ellos.
Me encantan tus entradas, eres tan frágil como bestia a la vez.
Besos.
Jo, pues es verdad, el tedio llega a ser una actitud vital corrosiva. Dios nos libre.
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Yo espero que cuando no quede humano vivo sobre la faz de la tierra que oiga la Música de Bach, Mozart, etc, vengan unos selenitas y/o marcianos verdes capaces de escucharla, aunque sea a modo de cacofonía.
Un abrazo
Que no, Fernando, que ese tío no estaba loco, que era un figura, cómo si no va a vivir de gorra la mitad de su vida. Firmaba como Scardanelli para despistar...
Dyhego: pues si no me refutas tienes que aplaudirme, jeje.
Eso es verdad, Sombras, atrae más un Rimbaud que un Pessoa, pero ambos tienen una calidad enorme, y ambos son "frágiles".
Lourdes: el problema es que todos los grandes tienen espíritus de cristal, pero no todos los espíritus de cristal son grandes.
¡¡Mery!! No sabes lo que me alegra tu vuelta. En cuanto a Bach, yo tengo la esperanza de que sus notas sigan vagando por el espacio eternamente, y alguien o algo pueda recogerlas.
Muchos abrazos.
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