Books! 'tis a dull and endless strife:Son muchos los que piensan que es necesaria una amplia cultura antes de abordar la creación literaria; en otras palabras, que hay que leer mucho antes de ponerse a escribir, muy especialmente si se trata de un poema. Yo opino que se debe partir de una base sólida en cuanto al dominio del idioma, y esto requiere indudablemente algunas lecturas, y hay ciertos autores de los que se puede aprender mucho, pero de ahí a que un escritor, para ser bueno, deba ser un erudito, va un trecho largo. Wordsworth expone esta idea de forma admirable en el poema The tables turned, oponiendo el conocimiento de las ciencias y las artes a la contemplación de la naturaleza, a su percepción plena utilizando los sentidos, pero se va justamente al extremo contrario. Como suele suceder en estos casos, la virtud está en el punto medio: desde luego, no es necesario ser un erudito en poesía para escribir buenos poemas, pero tampoco hay que desdeñar la lectura, la adquisición de una fracción de unos conocimientos milenarios, sin los cuáles difícilmente podremos tener nuestra propia poética. Los poetas con una cultura vasta suelen pecar de frialdad, su erudición se trasvasa a sus escritos, cosa que no les conviene; estoy pensando, por ejemplo, en Eliot, cuyos poemas tienen una calidad indudable, pero a los que en mi opinión les falta frescura. En el otro extremo, los llamados "poetas del pueblo" pueden ser interesantes, incluso algunos son excelentes, pero no pasarán de una poesía sencilla, con temas cotidianos, o bien una poesía experimental casi siempre falta de calidad.
Come, hear the woodland linnet,
How sweet his music! on my life,
There's more of wisdom in it.
William Wordsworth
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Hace 22 horas
14 comentarios:
Y esto me lo cuenta un tío que no para de leer. Qué maricona eres.
Un abrazo a 30, 60 y 90, que está la cosa muy mala.
Si la literatura es convencional (vale como literario lo que la generalidad de escritores y autores acepta como literario), el escritor tiene que estar al tanto de los valores y términos convenidos.
Por ejemplo, un autor de letras de sevillanas (que es también escritor) tiene que saber muy bien qué son las sevillanas, y debe haber oído (y bailado, tal vez) muchas, antes de ponerse a escribir.
Lo mismo vale para un soneto, etc.
Cuidadín Ridado, que yo soy de pueblo; no te pases ni un pelo.
Que me vine a Sevilla a trabajar con una señora mayor, muy-muy rica y yo de limpiadora, para servirle.
Me presentaba a sus amistades diciéndoles:
_ mirad que maja es, y eso que es de pueblo.
Le recordaba a JRJ, pero nada; no valía de excusa.
* * *
Libros! ¡Es una lucha aburrida e interminable:
Ven, escucha el pardillo del bosque,
¡Cuán dulce su música! en mi vida,
hay más de sabiduría.
Besos
Vaya facilidad que tienes para los cambios de registro. Nada de términos medios. Un salto directo de la escritura basta a la vasta... en apenas unas horas.
Por cierto, que nosotros tenemos cerca ejemplos de cada tipo.
¿30, 60, 90? ¿No era 90, 60, 90? Las medidas de lo segundo no hacen falta explicarlas. Las primeras son las de un cartabón, querido Fernando Moral, afamado profesor de Dibujo Técnico.
Bueno, Fernando, es que yo no soy un erudito, sino un diletante, por detrás y por delante, pico de todos lados, pero no sé mucho de nada. Y, como dice Álex por ahí abajo, yo el abrazo prefiero darlo a 90-60-90, pero tus medidas don otras, creo, jeje.
Hola, Joaquín. Una cosa es estar al tanto de los valores y otra bucear en ellos, y consagrar la vida a desentrañarlos; a eso es a lo que me refiero, creo que estamos de acuerdo.
Lourdes: yo a los de pueblo los respeto mucho, generalmente más que a los de ciudad.
¿Has visto, Álex, he pasado de las pajas tradicionales a las pajas mentales.
306.090 abrazos.
No estoy tan seguro, José Miguel. Las mentales son tradicioneles y las tradicionales también son mentales.
Menuda pajadoja.
Tú sí que tienes una empajada mental, has hecho tres comentarios y no me he enterado de un carajo. Aunque también es verdad que yo soy de los que ven la paja en el ojo ajeno.
Mejor no te lo explico, no vaya a ser que con tanta explicación te de por aclarar eso de la paja en el ojo ajeno.
¡Qué basto! Al aguantar a tipos como éste en mi blog doy prueba de mi tolerancia, buen talante y anchura de mangas.
Hoy estoy en un todo de acuerdo con vos, José Miguel: ni erudito ni asno, el poeta debe saber, pero también debe sentir.
Besotes.
(Interesante diálogo el tuyo con Alejandro, mejor me abstengo y no opino.)
Es una cuestión de economía de medios: crecer encaramándose sobre los hombros de quienes te precedieron.
Saludos.
Eso, eso, Liliana, que los eruditos se monten en los asnos y se vayan pitando para la Patagonia, un poner. ¿Has visto, lo que tengo que aguantar en mi propia casa? En fin...
Ya, sombras, pero es que algunos se montan en una pila de libros de 20 metros de altura y, claro, se pegan el ostión.
Abrazos.
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