martes, 28 de febrero de 2012

Hombres grandes y pequeños


El desprecio a los demás es un síntoma del desprecio a uno mismo: un desprecio a la inteligencia, a la verdadera inteligencia, que no está en las cifras de un coeficiente, ni en la potencia intelectual, ni en la habilidad para ganar dinero; ni siquiera en la facilidad para crear obras de arte menores, siempre menores, que para hacer arte verdadero hay que tener cualidades humanas; no mentales. La inteligencia no está en la mente, sino en el afecto, y el afecto no parte de las capacidades de una persona, sino de su predisposición para sentir, para reír, para llorar, para crear. Los "grandes hombres" nunca ríen, tan preocupados están de su grandeza. ¿Cuántas mentes preclaras son capaces de ponerse en el sitio del otro? Es muy común que vean en sus semejantes una prolongación de sí mismos; que les atribuyan ideas y pensamientos que no les pertenecen; que les oigan pero no les escuchen, pensando únicamente en contar sus logros, palabra inmunda donde las haya, cuando les llegue el turno. Moldean a conveniencia al otro yo y le niegan entidad, incapaces de ver más allá de sus propios alardes vanos.

Y contra toda esta inhumanidad los humildes poseen la risa, patrimonio de los que tienen el alma limpia y clara, de los que iluminan sus ojos cuando contemplan unos niños jugando, o una puesta de sol en el mar de septiembre con unos pescadores a contraluz. Eso vale más que todas los triunfos que un soberbio podrá acumular en cien vidas.

14 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Completamente de acuerdo con tu planteamiento. Cuantos desgraciados hay en este mundo por vivir buscando el éxito y el triunfo que, por mucho que sea, nunca encontrarán.
Un abrazo

RIDAO BACALAO dijo...

Y yo también estoy de acuerdo, ¡miarma!. Así que para continuar con mi abnegada labor de ayuda a la conversión de Sir Ridao Bacalao y como hemos empezado la Cuaresma, tal como nos emplaza Benedicto XVI, enlazo su mensaje para ésta del 2012.
Un saludo fraternal.
http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=435

La mejor demostración de inteligencia es la bondad y su mayor y mejor obra la caridad... y si es caridad cristiana, musho mejón.

José Miguel Ridao dijo...

Pues ahí estamos de acuerdo cristianos y no cristianos. Basta con que seamos buena gente (toma flores). Rafael: sé que ayer fue un día grande para ti, espero que lo disfrutaras todito. Bacalaero: debes perseverar, que este infiel es un hueso duro...

Abrazos viacrucenses.

Er Tato dijo...

Pues después de algunas semanas alejado de bloguilandia, ya me jode volver para decir que yo también estoy de acuerdo, Ridao y compañía.

¡Con lo que a mí me gusta discutir...! ;-P

Abrazos risueños

Er Tato dijo...

Por cierto, ¿qué ha pasado con la opción de seguimiento de comentarios?

José Miguel Ridao dijo...

Hombre, Tato, ya me tenías preocupado, fíjate que he llegado a sospechar que te había fichado De Guindos para poner en orden las cuentas del país. Me alegro de que no hayas caído tan bajo. Lo del seguimiento nunca lo he usado, pero esta mañana he descubierto que han cambiado el formato de los comentarios, y es verdad, ha desaparecido la opción de suscribirse. Eso es la puta nube, lo que yo te diga, que está empezando a soltar agua.

Un abrazo, y a ver si estás tan de acuerdo con mi próxima entrada: me voy a esmerar.

Anónimo dijo...

Ayer precisamente , hastiada de tanta actitud de desprecio que hay a nuestro alrededor, encontré esta cita de Hegel (de su filosofía de la historia):
"It is easier to discover a deficiency in individuals, in states, and in Providence, than to see their real import and value". La gran misantropía de muchos hombres considerados "genios" a mí siemmpre me produjo un rechazo de lo más visceral. Pero aun así es un fenómeno interesante...

José Miguel Ridao dijo...

Es cierto que resulta interesante, parece incluso una marca de identidad de cierto tipo de "genios", que tendrán su genialidad, no cabe duda, pero yo me niego a considerarlos inteligentes. En mi opinión, sin empatía no hay inteligencia. Y la cita de Hegel es una gran verdad, está muy bien traída. Son pocos los que la siguen: más bien se busca el valor externo, ornamental, y siempre de las cosas, nunca de las personas.

Gracias por venir, y por traer.

Er Tato dijo...

Pues espero no estar de acuerdo, Ridao, que es muy aburrido. ;-P

Y se agradece la preocupación -no se espera menos de los amigos-, pero ya quisiera el De Guindos... Sólo ha sido un incremento exponencial de ocupación, profesional y personal, durante el mes de Febrero. Bueno, eso, y algo de empacho de blogueína.

Por cierto, parece ser que es un error de Blogger en el cambio de plantillas. Mientras lo arreglan, puedes cambiar la configuración de los comentarios: Configuración--> Comentarios --> Elegir "Debajo de la entrada" en la opción de Ubicación del formulario de comentarios.

Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Me alegro, pero no ta vayas a pasar con tantas ocupaciones, que cuando menos te lo esperes pasas a la categoría de "hombre grande", y te iba a caer la del tigre. Curiosamente, lo de la blogueína también me ha pasado a mí estas semanas, creo que ha sido un subproducto del juez Garzón, pero soy tan gilipollas que me he obligado, yo también quiero llegar a ser un gran hombre.

Ahora mismo voy para esa configuración. Otro abrazo.

Er Tato dijo...

Esas ocupaciones extra son de hombre humilde, así que no hay riesgo.

Y funciona la nueva configuración, que lo sepas.

Mery dijo...

Hay reflexiones tan propias, que no me veo capaz de comentar, sólo dejar mi tarjeta de visita.
Un abrazo

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Gracias José Miguel, fue un día feliz, magnifico y completito del todo.
Saludos.

José Miguel Ridao dijo...

No esperaba menos de ti, Tato, pero entre nosotros, si puedes trincar trinca, y luego lo repartes entre los pobres.

Otro abrazo, Mery.

Me alegro, Rafael, no podía ser menos.

Abrazos finibisiesteros.