viernes, 15 de mayo de 2009

Formato papel: días contados

Llevo un tiempo dando vueltas al asunto de los libros electrónicos. Ayer, leyendo esta interesante entrada de Antonio Serrano en los Silenos volví a recordarlo, y hace poco Fernando Valls habló aquí del asunto. El caso es que el formato electrónico está disponible desde hace bastante tiempo. Como cada vez que sale una novedad revolucionaria, hubo quien dijo que en pocos años los libros normales servirían poco menos que para adornar los estantes de las bibliotecas. Pasaron unos años y nada de eso se cumplió; es más, las ventas de libros electrónicos han crecido de forma muy modesta. Ante estos acontecimientos se han alzado las voces victoriosas de los detractores de los artilugios informáticos y los defensores a ultranza del papel, que afirman categóricamente que este formato soportará cualquier embate de la técnica, que es insustituible, definitivo, intocable.

Como yo soy escéptico en grado superlativo, he asistido a este debate muy interesado pero manteniendo las distancias; vamos, sin mojarme mucho. Reconozco que me daría cierta pena que el papel fuera arrasado por los bytes, pero si así sucede será por algo. Al principio no lo tenía nada claro, pero a día de hoy mi opinión es categórica: el papel tiene los días contados, los libros electrónicos se impondrán y los volúmenes que guardamos en nuestras bibliotecas tendrán por destino, en el mejor de los casos, un lugar de preferencia entre nuestros objetos predilectos. Como toda nueva tecnología, al principio le cuesta imponerse, y en este caso está encontrando más resistencia de lo esperado, pero es cuestión de tiempo; de hecho, ya existen pantallas que simulan la textura del papel. Seguiremos utilizando nuestros viejos libros, qué duda cabe, incluso muchos se negarán a leer en el nuevo formato. Pero las nuevas generaciones lo adoptarán, no habrá apenas demanda para el libro tradicional, y llegará un momento en que se dejen de fabricar, o se haga sólo para coleccionistas.

Poco a poco los románticos irán envejeciendo, los nostálgicos del papel empezarán a ser minoría, y, es ley de vida, llegará un día en que muera el último de ellos. En ese momento habremos asistido al fin de una época, algo así como cuando se hizo el último daguerrotipo. Ojo que digo esto en un momento en que las ventas de libros electrónicos son muy reducidas, y en que el papel se sigue vendiendo bien. No quiero jugar a adivino, nunca lo hago, pero en este caso lo veo bastante claro y, a riesgo de equivocarme, lo dejo escrito en mi cuaderno.

Y digo yo: ¡Tampoco es para tanto! En literatura lo que importa es el contenido, ¿no? ¿Vamos a ponernos a llorar por el soporte? De la piedra Rosetta al papel hay un buen salto, no creo que los que hacían incisiones en arcilla se hubieran molestado mucho si alguien les hubiera regalado un folio y un bolígrafo. Como en tantas otras cosas, también en esto nos pierde el sentimiento, aunque es cierto que es comprensible que sintamos añoranza. Lo que no podemos es cerrarnos en banda y negarnos a asumir la realidad, y a aprovechar las ventajas del nuevo formato, que por otra parte será a su vez sustituido, y en mucho menos tiempo que el papel.

32 comentarios:

Julio dijo...

Siempre existiremos amantes del papel: si no fuese así, ¿qué sería de tu "trono" y tu inspiración poética, Ridao?

Ricardo Arjona dijo...

JM, ganará el formato electrónico, siempre ha sido así, y si no lo hace en su estatus actual, aparecerá otro que lo consiga, es ley de vida. Pasó el tocadiscos, ganó el microondas, la leche viene en tetrabrick, los mapas ya no sirven, ...

Y si pasa pronto, nos daremos cuenta de que nos hacemos mayores.

Juanma dijo...

Sí, también creo que ganará el formato electrónico. Aunque no me parece que vaya a ser ni a corto ni a medio plazo.
Se tendrá que acostumbrar la generación a la que le toque el cambio radical y definitivo. La posterior a esa generación, lo verá con normalidad.
¿Se leerá más? Quien sabe...
A nosotros, efectivamente, nos pierde el sentimiento. El tacto y el olor de los libros. O las notas que dejamos sobre ellos. O una dedicatoria manuscrita de su autor, si la conseguimos (eso se perderá también, ¿no?)
Mi hijo ya me dice que todos mis libros son míos y suyos. Cada vez compro más libros que no tengo tiempo para leer sólo para que él, y su hermana, los hereden.
¿Les tocará a ellos, a los tuyos, el formato electrónico? Cuando alguien decida dar el paso, la rapidez del proceso es segura.
Si tuviera en mi biblioteca un libro antiguo, que no tengo (por cierto, tampoco tengo radio antigua. Lo digo por si alguien pensara en alguna ocasión hacerme un regalito por lo bien que escribo y lo buena gente que soy), lo cogería ahora mismo, le daría un par de palmadas como viejo colega, encendería un cigarro y le ofrecería otro.
No creo que al formato electrónico le de por fumar, se nos van cayendo los vicios.

Un abrazo, querido José Miguel.

maite mangas dijo...

Yo también soy una romántica de los libros, casi maniática, cada uno con mi ex libris, fechas, ordenados por tema, tamaño...no me da tiempo a leerlos todos, pero también creo que son especie en extinción. Mi hermano tiene que pasar unos meses ahora en Afganistán y en el espacio que le ocupa un libro se lleva decenas de películas y libros para que los días allí pasen mejor. La literatura que lea el allí ¿será de menor calidad que la que lea yo aquí en mis libros?. Las ideas y las palabras caben en cualquier "envase".

José Miguel Ridao dijo...

Hombre, Julio, en mi trono el único papel que hay tiene un perrito grabado, y en cuanto a la inspiración ya la encuentro bien, no te creas...

Coincidimos, Ricardo, menos en una cosa: yo no me sentiré mayor si pasa pronto; al revés, seré el primero en comprarlo cuando de verdad lo vea útil.

No había caído en lo de la dedicatoria, Juanma. Supongo que se podrá hacer una firma digital con el certificado de la FNMT.

A ver si llega pronto, Maite, fíjate el tiempo libre que te va a quedar para dedicarte a leer en vez de a ordenar libros.

Un abrazo.

maite mangas dijo...

jaja, Ridao, ¡que yo no soy de esas!, que leyendo tu respuesta parezco una Mazagatos cualquiera: "sigo a Vargas Llosa desde hace años pero no he tenido el gusto de leer nada suyo", dijo.

José Miguel Ridao dijo...

Yo tampoco me parezco a Sofía Mazagatos, Mangas. A mí no me gusta estar en el candelabro.

Olga Bernad dijo...

Yo no lo tengo tan claro. Tal vez el formato electrónico tal y como hoy lo entendemos será barrido por alguna otra nueva tecnología mucho antes de que desaparezca por completo el papel. Ayer, un amigo me dijo que el mejor periférico de un ordenador es la impresora.
No es sólo una cuestión de romanticismo. Es hasta un problema de seguridad y un tema práctico. Es que el libro, si te paras a pensar, es una cosa muy práctica (además de muy bonita:-).
Saludos.

Juan Antonio González Romano dijo...

Al principio nadie quería deuvedés y muchos se negaban a usar el móvil. En pocos años, todo cambió, fundamentalmente por intereses comerciales. De momento, aquí no se dan esos intereses, más bien al contrario: el precio de un libro es, fundamentalmente, el del soporte. Los derechos de autor (bien lo sabes), el diez por ciento. El resto, calentito para las editoriales. Si se acaba la excusa del papel, menos negocio. Supongo que por eso aún no se ha impuesto el libro electrónico. Cuando haya un interés fuerte detrás, pasará, y los libros pasarán a ser obras para coleccionistas (entre los que me encuentro). Llámame romántico, pero el olor del papel impreso me gusta, y saborear el color del tiempo (que no es otro que el blanco amarillento de los libros viejos), también.
Y otra cosa: dada la calidad material de muchos de los libros que se imprimen actualmente (ediciones de bolsillo y similares),
tampoco se perderá mucho.

José Miguel Ridao dijo...

Qué bien, Olga, por fin no estamos de acuerdo en algo;-) Hoy por hoy el libro tradicional es más práctico para leer, pero en poco tiempo pasará como con el BOE, que ya nadie lo consulta en papel. Los futuros libros electrónicos serán comodísimos y practiquísimos; vamos, la caña...
Tú date prisa en publicar tu poesía en papel que tengo ganas de tenerla en mi biblioteca dedicada por ti. Eso sí, cuando quiera recordar un poema lo buscaré en tu blog.

Un abrazo discrepante.

José Miguel Ridao dijo...

Bueno, Juan Antonio, otro voto para mi tesis. Por cierto, he leído en algún sitio que en USA, donde ya se venden muchos e-books, pagan un 70% de derechos de autor, y la difusión es mayor. Nos vamos a forrar, colega. Me daré prisa en terminar el diccionario andurrialero, y a ver si me animo a escribir un best seller tipo Larsson en un par de fines de semana.

Un abrazo.

Liliana G. dijo...

¡Puf. Ridao! No hay nada que hacer, soy vieja, porque de otro modo no se explica que no pueda leer un libro en pantalla, por lo menos no con el deleite que me producen los de papel. (Y me han remitido sendas novelas inéditas que debo leer y cada vez tengo un motivo diferente para no hacerlo. ¡No quiero! ¡No me llama!)
¿Qué será del olor de los viejos libros? ¡Y de los recién impresos! Y de los señaladores, etc. etc. ¡Bah! para qué preocuparme, a mí no me alcanzará ver la desaparición del papel y mis hijos tienen libros hasta colgados del techo casi. Tengo algunos ejemplares de más de cien años (perdón Juanma) y los disfruto como las joyas que son.
Y sí, estoy vieja. Que las generaciones futuras lidien con la pantalla...

Cariños José Miguel.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Yo también estoy convencido de que el relevo es generacional: nuestros hijos, que son expertos en el manejo de los aparatos (móviles, ordenadores, mp4...), no tendrán problemas para recibir el libro electrónico. Sin embargo, y así te lo decía en respuesta tu comentario en la entrada de mi blog, en estos días en la Feria del Libro de Cádiz dos escritores (Fernando Delgado y Maruja Torres) se han pronunciado a favor del invento. Fernando decía que no sólo solucionará el grave problema del espacio en las bibliotecas domésticas, sino que facilitará la labor de consulta, por ejemplo, de cara a preparar una conferencia, un artículo..., ya que podrías tener tu propia selección de varios centenares de textos. Por otra parte, es evidente que este nuevo soporte convivirá con el libro en papel, que no se perderá del todo. Como no se han perdido las bicicletas a pesar de las motocicletas, ni el cine a pesar del videoclub. Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Juan Antonio, se me olvidaba, en Edebé me pagan el 6%.

José Miguel Ridao dijo...

No me digas qye eres vieja, Liliana, que te he visto en tu blog. Verás cuando desvele mi secreto...
Yo te apuesto que verás el día en que el e-book supere al papel de largo, le doy como mucho 10 años. Otra cosa es que tú lo quieras usar.

Un abrazo, argentina salerosa.

José Miguel Ridao dijo...

Hola, Antonio, coincido con tus comentarios de ayer, que me hicieron recordar este asunto. Difiero en una cosa: al principio convivirán los dos formatos, pero estoy convencido de que antes o después el libro en papel llegará a perderse o, en todo caso, quedará en museos y como objeto de colección, pues no tendrá uso práctico. Las bicicletas sí lo tienen, y el ejemplo del videoclub es prueba de lo que yo digo: ha sobrevivido la tienda, pero el producto cinta VHS para alquilar ha desaparecido, o eso creo (si no es así lo hará, acuérdate del sistema beta y el 2000). De hecho, las librerías tendrán que adaptarse si quieren sobrevivir.
Sólo le veo una posibilidad de supervivencia: en países subdesarrollados que no tengan acceso a las nuevas tecnologías, pero eso es otro cantar, creo que allí todavía se usa el arado manual.

Un abrazo.

Alejandro Muñoz dijo...

Me preocupa, como a Juanma, cómo se dedicarán esos libros en actos promocionales y ferias.
Aunque a mí poco me afecta. A ver, un momento que reviso mi biblioteca ...aquí hay uno, a ver que mire por allí ...creo que tenía otro ...¡aquí está!
Sólo tengo dos libros dedicados con mucho cariño por su autor:
"Economía en diez capítulos" y "Administración de empresas en diez capítulos".
No se lee bien su firma, ¿quién los habrá escrito?
Un abrazo, Umbral.

José Miguel Ridao dijo...

Ya me hubiera gustado dedicarte "la cagada da Vinci" o algún libro de psicópatas suecos majaras, pero entonces no estaría ahora enredando en un blog, sino tomando el sol en la cubierta de un yate. Un abrazo, ventanero (que no veinteañero).

Pasión dijo...

¿Libros electrónicos?, cada día te pareces más a Chaves con "S de Sevilla", menuda propaganda.

Un poquito de seriedad y sinceridad.

Estoy jarta de tanta propaganda.

Donde se pongan los LIBROS, "la tecnología tiene todavía mucho que buscar".

Decían que los CD eran la panacea, la inmortalidad, SÍ QUÉ BUSCAR, fallan más que las trompetillas de la Feria de Sevilla.

Abrazos.

Liliana G. dijo...

Jajajaja José Miguel, muero por que desveles tu secreto, aunque para serte franca nunca se me ocurrió pensar cómo eras físicamente, nosotros te conocemos como sos... ejem ¿literariamente? y con eso basta.
Pero has metido tanta púa que ahora no me aguanto...
Me encantó eso de argentina salerosa.

(Ah, seguramente terminaré leyendo en pantalla y rogando para que no se corte la electricidad, jajaja)

José Miguel Ridao dijo...

Yo no digo que me guste Pasión, digo que es lo que nos espera. Te veo en unos años leyendo las memorias de Chaves en un libro electrónico nuevecito, regalado por la Junta a todos los andaluces para que sepan de las hazañas del líder legendario, je je.

No te preocupes por la electricidad, Liliana, que esos libros tendrán baterías que durarán cienes de años. Funcionó mi estrategia, te tengo en ascuas. Eso de púa no lo conocía, hay que ver cómo se enriquece nuestro vocabulario con esto del internés.

Abrazos para las dos.

Juan Manuel Macías dijo...

Esta corriente de pensamiento, amigo José Miguel, se remonta casi a los primeros balbuceos de internet. Muy respetable, pero creo que absolutamente errada de medio a medio. Podrían acusarme de ser parcial con mi comentario, dado que yo trabajo en edición y tipografía. Pero también creo que sé bastante de ordenadores. Es más, creo que me he convertido en un periférico más de los ordenadores en que trabajo (todos con Linux y software libre, como debe ser). Humildemente, sospecho que la imprenta seguirá siendo una fatalidad. Y, con todos mis respetos, creo que quienes pregonan la abolición del libro están equivocadísimos. Es probable, claro, que el formato electrónico gane una batalla. Como también puede suceder que occidente caiga en el canibalismo o se venga abajo la civilización por cualquier otro motivo. El debate, en todo caso, está abierto. Y debatiré con gusto, entusiasmo y respeto las veces que haga falta. Tiempo al tiempo.
Un saludo.
P.D.: También se decía, cuando éramos pequeños, que nos alimentaríamos a base de píldoras en el siglo XXI...

José Miguel Ridao dijo...

Veo que discrepamos, Juan Manuel. Yo siempre digo que eso es bueno; si no, ¿de qué íbamos a hablar? El ejemplo de las píldoras no me parece procedente, pues hoy por hoy no hay una alternativa real a la alimentación convencional, y sin embargo sí existe al libro de papel. Coincidimos en que es cuestión de tiempo, y diferimos en el plazo. Yo creo que no habrá que esperar al fin de la civilización. No creo que esto tenga que ver con los ordenadores, sino simplemente con la tecnología. No me gusta pregonar nada, pero es que lo veo bastante claro. Claro está que puedo equivocarme; ya me gustaría participar en un debate sobre esto cara a cara; todavía no hay un sustituto virtual válido a la conversación convencional, aunque todo se andará;-)

Pasión dijo...

"Te veo leyendo el libro electrónico de Chaves con "S de Sevilla".

Si supieras la cantidad de veces que he tenido que soportar LA PROPAGANDA, iban directamente al cubo de la basura.

Nos mandaron un "Libro", advirtiéndonos: que tu hijo está en la Universidad y lo celebramos.

Y tanto que lo "celebran".

No tengo nada que agradecer a estos/as vividores.

Juan Manuel Macías dijo...

El ejemplo de las píldoras, José Miguel, lo elegí adrede como una muestra más de la "literatura de anticipación", admirable género en el que cabría incluir el llamado libro electrónico. Como a la alimentación, tampoco hay nada que sustituya al papel o al formato "libro", con la eficacia de este último. Las fuentes tipográficas están hechas para el papel. Y si alguien puede pensar lo contrario se debe, sobre todo, a las malas influencias de los ineficientes e inútiles procesadores de texto estilo word, hacia los cuales Microsoft ha creado una curiosa y absurda relación de dependencia entre sus rebaños. Llevaría mucho espacio explicar estas cosas, pero unos cuantos siglos de arte tipográfico no han pasado en vano. Hay que leer sobre tipografía, acudir a los maestros, porque la bibliografía es extensísima. El término "ordenadores" lo uso relajadamente refiriéndome a lo digital. ¿O es que un libro electrónico funcionaría con motor de explosión? En todo caso es un tema ya superadísimo, de verdad, y defender o presagiar el e-book a estas alturas no deja de tener su sabor de época, como defender el advenimiento del miriñaque. Hoy por hoy, los mayores avances digitales en tratamiento de texto van por el camino contrario. No, no creo que el libro físico corra el menor peligro. Al menos a nivel teórico porque, ya te digo, la civilización puede acabar en cualquier momento. Incluso estos blogs, que existen mientras Google quiera. ¿O acaso aún nos creemos la lisonja esa de la web 2.0, las redes sociales y cursilerías por el estilo? Nada, pura contingencia, flor de un día. Guarda tus libros en lugar seguro, que no necesitan baterías :-)
Un saludo.

José Miguel Ridao dijo...

Juan Manuel, yo no digo, Dios me libre, que el arte tipográfico vaya a desaparecer. Creo que quedará de forma minoritaria, para muy contadas ediciones. De lo que sí estoy convencido es de que desaparecerá el libro como producto de masas, best sellers, autoayuda... Pienso que el 99% de los libros actuales pasarán a formato electrónico, sobre todo por motivos prácticos. Por desgracia gran parte del libro actual se ha convertido en un producto de consumo. El resto, exquisito pero residual, es muy probable que siga editándose en papel, aunque no olvides que esto lo dicta el mercado: será así mientras haya demanda para ello. Aunque hable así en futuro no es que quiera ser categórico; es mi opoinión, y habrá que ver lo que pasa...

En lo que no estoy de acuerdo es en lo que dices de que "es un tema ya superadísimo, y defender o presagiar el e-book a estas alturas no deja de tener su sabor de época, como defender el advenimiento del miriñaque". Yo no lo percibo así, son muchos los que piensan como yo, y en todo caso el debate está ahí. No creo que seamos unos visionarios. No veo el paralelismo, la verdad. En todo caso se podrán leer novelas de época en un e-book contemplando al mismo tiempo la ilustración de un miriñaque, lo que no dejará de ser un avance.

En fin, veremos qué sucede. Ya podríamos apostarnos algo, una buena botella de whisky por ejemplo, al menos sacaríamos algo en limpio de este debate, aunque habría que esperar unos añitos;-)

Saludos discrepantes.

Mery dijo...

Yo echaré de menos el olor de las hojas, pues una de mis manías al empezar a leer un libro es acercármelo a la naríz y respirar su aroma.

Me ha hecho mucha gracia eso de las tablillas de arcilla y lo contentos que se hubieran puesto con un folio y un boli. Si es que estás en todo.

Un abrazo nocturno

José Miguel Ridao dijo...

Bueno, siempre puedes guardar tus viejos libros, que cada vez olerán mejor. Buenas noches, Mery

Mery dijo...

Acabo de leer una frasecita ad hoc del escritor italiano Tabucchi: el libro digital no acabará con el papel, igual que las motos no acabaron con las bicis.
Ea !

José Miguel Ridao dijo...

Pues eso es justo lo que me dijo Antonio Serrano en los Silenos, y yo respondí que las bicis siguen teniendo utilidad práctica, pero los libros de papel dejarán de tenerla. ¿Quién fotografía hoy con daguerrotipos?

¡Ea!

Mery dijo...

Jo, pues vale.

José Miguel Ridao dijo...

No creas, igual me equivoco...