martes, 26 de enero de 2010

Cero grados


Hay días que parecen salidos de una tumba
y otros resplandecen al sol del mediodía
claros, desafiantes, rebozados en luz.
Yo siempre he procurado aprovechar las sombras
para beber el zumo de la melancolía
y usar gafas de sol las horas más ardientes.

No puedo soportar la alegre primavera.
Prefiero cero grados y nubes en el cielo;
ni frío ni calor, como decía el del chiste.

15 comentarios:

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
Pos qué quiés que te diga, acho. Yo prefiero el verano anque tenga que ir arrastrao por el suelo como las culebras, anque me se deshidrate el alma, anque me pase toa la noche quejándome de la calor y de la madre que la parió...
Verano, verano, anque sea verano azul...

maile dijo...

Pues yo debo tener la sangre demasiado calida porque ni el frio ni el calor, que con menos de quince yo ya estoy arresiita, y pasando de treinta ya me parece bochorno.
Seran cosas de la edad, supongo, pero me da que me quedo con Mayo y Octubre, que lo de la lluvia esta bien, pero es que este año no hay quien me evite los deditos arrugaitos como garbanzos en remojo.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Ahí no nos vamos a poner de acuerdo, bendito calor. Ojalá se acerque rápido ya marzo.

Un abrazo

Liliana G. dijo...

Síiiiiiii ¡Quiero cero grados! ¡Por misericordia! ¿Me prestás un poquitín, José Miguel? Prometo devolverlo... ¡Pardiez!

En Buenos Aires llevamos más de una semana por encima de los 36°C, es un horno. Me gusta la primavera, pero hoy, en lo único que pienso en "cero grados".

Hay días y días, parece que hoy la melancolía le ganó la batalla al poema...

¡Arriba el ánimo!

Besotes :)

José Miguel Ridao dijo...

El verano pa los lagartos, Dyhego.

Octubre sí es un buen mes, Maile, aunque llueva. El otoño es mi estación preferida.

Ojú, miarma, hoy estáis todos contra mí. Menos mal que tengo el tiempo de mi parte.

¿Veis? Liliana es de las mías. Te prestaría un poco, pero no hay garantía de que me lo devuelvas en mi verano de 40 grados.

Abrazos.

Marisa Peña dijo...

Pues a mí me gusta la melancolía..es como un dejarse hacer, un rendirse.Pero en dosis adecuadas, porque la tristeza no es siempre pasajera y si se instala estamos perdidos.Un besazo Ridao.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Cero grados Ridao, y buenos versos.

¿Existe mejor encuentro?

Máster en nubes dijo...

A mi el invierno me encanta, y para ir al campo veinte veces mejor que el verano cuando no hay quien pare en muchos sitios. Paseo de 4 horas abrigadita y con frío en la cara:,mmmmmmmh, cómo me gusta... Te entiendo, Ridao... y comparto.

Ángeles dijo...

Calor, calor, que por aqui el invierno es lmuy largo y pasamos de 40 graditos de nada a 0 en menos que canta un gallo, esto no hay cuerpo que lo resista.
Un beso

Alonso CM dijo...

Eso, un chicarrón del norte (o de Alájar), remangao hasta las orejas. Joé, qué frío me ha entrado de pensarlo.
Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

No hay que dejar a la tristeza que se quede a dormir, Marisa. Sólo invitarla a un cafelito de vez en cuando, sin pasar a mayores.

Gracias, Javier. Los hay mejores.

Ya sospechaba que tú eras de las mías, Aurora.

Pues para pasar de 0 a 40 grados nos quedamos en 0, Ángeles. ¡Qué clima loco!

Desde que voy a Alájar estoy hecho un tío, Miradme. Con decirte que no uso abrigos...

Abrazos a mogollón (s.p.).

Mono Burgos dijo...

Yo me quedo con esos días primaverales rebosantes de luz, en una terracita con una cervecita (o con un tintito con blanca. Si a eso le sumamos los 30 grados mejor que mejor. Y si ya nos ponemos en la playita mirando al mar.....ni os cuento. ¡QUÉ FELICIDAD!
Por cierto con un mes de frío tengo de sobra. Con más me pongo melancólica y empiezo a pensar en el calorcito.

José Miguel Ridao dijo...

Ya lo sabía, Mono. No hay más que ver tu cara cuando estás en la playa.

Un beso.

Mery dijo...

Mi adhesión al cien por cien: yo también soy de cielos grises y lacrimosos.
Su melancolía se asocia con la mía casi siempre.
Lo has escrito divinamente, dicho sea de paso.
Un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Otra feliz coincidencia, Mery. Un beso.