martes, 23 de marzo de 2010

Un día inolvidable (o así...)

Ayer fue un día inolvidable. No porque me sucediera algo especialmente bueno ni malo, no. No sé muy bien por qué, o acaso lo sé pero no quiero decirlo en público -ésa es la diferencia entre el diario electrónico y el de papel-. La prueba de que fue inolvidable es que estoy aquí escribiéndolo, y alguna razón habrá de que me haya dado por ahí. Si alguien me pregunta en el futuro que cite un día inolvidable de mi vida y hablo del 22 de marzo de 2010 habré estado en lo cierto.

Acabo de caer en la cuenta de que éstas eran el tipo de cosas que se le ocurrían a Pessoa, que, como no tenía blog, las apuntaba en cuartillas que iba reuniendo para dar forma a su Libro del Desasosiego, siempre en construcción. Él las escribió con tanta maestría que cualquier apunte inacabado, por intrascendente que pareciera, fue incluido en el libro después de su muerte.

Desde el futuro
contemplo días presentes
que nunca olvido.

12 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Jo, qué intriga, qué desasosiego...
Un abrazo.

Unknown dijo...

José Miguel me parece una entrada entrañable, sugerente, y un final
"pa quitarte el sombrero que llevas puesto en la afoto".

Un abrazo.

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
Pues... enhorabuena por tu día feliz.
Salu2

Torcuato dijo...

Espero que lo que provocó que tu día fuera inolvidable haya sido algo positivo.

Esas "intrascendencias" que escribía Pessoa y otros muchos son gotas que los japoneses llaman Haikus y que en su brevedad tienen una gran belleza filosófica de lo cotidiano.

Saludos

Liliana G. dijo...

No importa por qué, importa que fue y ya está eternamente en tu recuerdo. Que lo hayas contado, lo corrobora. No sabés cuánto me alegro.

Besotes, José Miguel.

Marisa Peña dijo...

Magnífica entrada y esos versos finales, magistrales...Un besazo Ridao, y nunca olvides.

José Miguel Ridao dijo...

Eso digo yo, Juan Antonio.

Ramón, tú lo que quieres es que se me vean las ideas. Cuando me hagas una foto en que no se me vea feo la cuelgo (y sin el photoshop, ¿eh?).

No las merece, Dyhego.

Abrazoten, como dice Ramón.

José Miguel Ridao dijo...

Sí, Torcuato, y tienen una especial predilección por ver brincar a las ranas, no me preguntes por qué.

Gracias, Liliana, aunque en realidad no lo he contado.

Eres muy generosa, Marisa. Espero no olvidar nunca. He leído que te lo pasaste en grande en Zaragoza. Me alegro mucho por ti.

Abrazos haikueros.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Pues felicidades amigo por su día inolvidable.
Un abrazo

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Admirable esa manera de bucear a pulmón libre en el misterio de la existencia. Efectivamente, hay cosas que es mejor no decirlas, aunque sin caer en los excesos de Wittgenstein. Un abrazo.

Juanma dijo...

Me alegro mucho por tí, querdio Ridao. ¿No puedes dar siquiera una pistilla para los más cotillas que pasamos por aquí: terminaste la hipoteca, encontraste un tesoro, ambas cosas...en fin, algo?

Abrazos e insisto: me alegro muchísimo por ti.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias, Rafael, aunque no creo qeu las merezca.

Me ha gustado eso del pulmón libre, tocayo. En cuanto a Wittgenstein no tengo mucho que temer, dado el historial de mi cuaderno.

Nanai, querdio Juanma. Hay cosas que deben quedar en la más estricta "interioridad", digo intimidad, o mejor dicho, privacidad.

Abrazos mehehecholapichaunlieros.