jueves, 18 de marzo de 2010

El misterio de la pata abajo

Hoy quiero traer una reflexión que me quita el sueño y a la que no encuentro explicación por más que la busque. Espero que a estas alturas no se escandalice nadie si digo que se trata de un asunto escatológico en la segunda acepción que da la RAE a esta palabra: “Perteneciente o relativo a los excrementos y suciedades”. Más concretamente de la modalidad excrementicia.

¿No os pasa que cuando os entran ganas de, digamos, jiñar en un lugar que está lejos de vuestro domicilio habitual y de cualquier otro urinario o cagatorio público os ponéis una mijita nerviosos? La cosa se puede controlar mal que bien mientras nos encaminamos, pongamos por caso, a nuestra casa. ¿Y no sucede que cuando os vais acercando la cosa empieza a ponerse fea, cuando avistamos el hogar empieza a pasar de castaño oscuro, nunca mejor dicho, cuando nos montamos en el ascensor tenemos unos sudores fríos y no estamos seguros de llegar a tiempo, al meter la llave en la cerradura la carga atómica está empezando a asomar y, algunas veces, explota en el momento en que tocamos la puerta del cuarto de baño?

Y mi perplejidad es ésta: ¿Por qué siempre es justo al llegar cuando claudicamos ante las fuerzas del intestino con todo el tiempo, incluso horas, que llevamos aguantando? ¿A qué se debe esa sincronía perfecta y siempre cambiante, por mucho que la distancia hasta el paraíso cagadero cambie cada vez? Son tantos los misterios que quedan por resolver...

26 comentarios:

Juanma dijo...

Como se está en casa no se está en ningún otro sitio, Ridao.

Descargar responsabilidades en casa o lugar ajenos es de una dificultad extrema. Y siempre nos deja, otro misterio, cara de culpables. Ni que hubiéramos matado a alguien, coño.

Abrazos, querdio mío.

Torcuato dijo...

La respuesta a la pregunta se puede encontrar haciendo una similitud con el sexo.
Si oyes las palabras mágicas: No pares, no pares.
Pues eso.
No sé si me explico. La mente controla todo. Je, je.

Saludos Ridao

mangeles dijo...

¡¡¡ohhhh¡¡¡...

Sin comentarios.

Besos

Jesús Cotta Lobato dijo...

Ese es un misterio para sabios. ¡Cuanta coordinación entre el cerebro y las vísceras!

Juan Antonio González Romano dijo...

Mi bisabuela era paradigmática en esto. Vivía en el pueblo, a 60 Km. de la capital. Cuando venía a Sevilla a pasar el día, jamás entraba en el servicio. Cuando estaba en el pueblo y no podá aguantar más, se repetía a sí misma "estoy en Sevilla, estoy en Sevilla" y eso la hacía aguantar aún un poco más. Misterios, sí señor.
Un abrachop.

Dyhego dijo...

Monsieur RIDAO:
Eso va a ser el ansia, el ansia viva...
Salu2

Paco Gómez Escribano dijo...

Yo no sé por qué pasa esto, pero es una gran verdad. Me parece que Iker Jiménez trata el tema el próximo domingo.
Saludos.

Unknown dijo...

Cuántos misterios tiene la vida, Jose Miguel.

Me debes una cerveza por acertar el problema que planteaste ayer.

Un abrazo

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Iba a escribirte un comentario sobre lo del IVA, pero esta nueva entrada me descoloca; pensaré algo mientras voy al servicio...

José Miguel Ridao dijo...

Es que somos culpables, Juanma. Hay que llevar siempre una cajita de certillas en el bolsillo.

Gran comparación, Torcuato. Lo malo es que en un caso queremos soltar la carga y en el otro aguantarla.

Vaya, Álex, entonces cuando escuches a Carlos Herrera de casualidad a media mañana te entrarán ganas de cagar.

Abrazos pestosos.

José Miguel Ridao dijo...

Mangeles: nada que decir; mucho que oler.

Sí, Jesús, la naturaleza es sabia.

Juan Antonio: lo de tu bisabuela, genial. No hay mejor ejemplo.

Abrazos descojonados.

José Miguel Ridao dijo...

Sí, Dyhego, ansia por cagar.

Paco, dime a qué hora es el programa, que no me lo pierdo. Lo escucharé desde el trono.

Pues no pienses en el IVA, tocayo, que te cagas por la pata abajo.

Se siente, Ramón, dijiste que era la d y sólo llegaba a la c. Pero bueno, te invito no a una, sino a dos cervezas. Hoy me siento generoso...

Abrazos choriceros.

Liliana G. dijo...

A estas alturas no sé si estamos reflexionando con el cerebro o con el intestino.
¿Y no les ha pasado de aguantarse horas y al llegar a casa el baño está ocupado? Carne de gallina, José Miguel, carne de gallina...
Mi lema es "en casa o ná" (eso siempre que no pase diez días fuera, claro. Nótese la influencia hispana que he adquirido.)

Cada vez que te leo, todos me miran para ver qué me pasa, jajajaja

Besotes

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

uuufff menos mal que la peste no llega....hay algunos misterios, que mejor sigan siéndolo.je

Besos y amor
je

Madison dijo...

De casa se tiene que salir limpitos y arreglados.
Buenas noches Ridao

Luis Valdesueiro dijo...

También a mí me ha llamado de siempre la atención la curiosa duplicidad de significado de 'escatología'. Pero tampoco hay que perder de vista a 'deposición': que tanto vale para la exposición o declaración oral, como para la evacuación de vientre.
Saludos.

El alegre "opinador" dijo...

Jua, jua, jua. Pues sí que es un misterio insondable del cuerpo humano... A mí, y supongo que a casi todos, nos pasa. Y hay que ver el mal rato...
Escatológica entrada. Je, je, je.
Un abrazo.

Alejandro Muñoz dijo...

Tienes razón, José Miguel, cualquier día me cruzo con Herrera por la calle y tengo que evacuar en un alcorque.

José Miguel Ridao dijo...

Sí me ha pasado, Liliana, y no cuento más... Me has dicho el mejor piropo posible. La cara que pondrán tus compañeros...

Por ahora, Sedemiuqse, por ahora. Hasta que inventen el ordenador oloroso. Bienvenida a mi blog.

Sí, Madison, pero hay veces que te apetece arreglarte otra vez al poco tiempo de salir.

Abrazos.

José Miguel Ridao dijo...

No conocía esa acepción de deposición, Luis. Gracias, seguramente la usaré para una entrada escatológica.

Y no es la primera, Alegre. No hay muchos que tengan una etiqueta dedicada a la escatología.

Álex: he buscado un premio para alcorque pero no lo he encontrado. Por cierto que a Herrera también le gusta dar premios.

Abrazos alcorqueños.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Yo creía que esto sólo me pasaba a mí y veo que en tema de la cagancia somos todos casi iguales.
Dejate de abrazos y échate pallá que aun hueles.

José Miguel Ridao dijo...

Menudo pestazo que está echando esta entrada, Rafael. ¡Jiede!

Mery dijo...

A mí sobre todo me ocurre cuando me estoy haciendo pis. Mayormente.

Un beso, hoy algo escatológico

José Miguel Ridao dijo...

Y después dicen que somos iguales los hombres y las mujeres. Ay...

Besos.

Anónimo dijo...

Me parece más misterioso aún que escatológico tenga dos acepciones: la segunda, efectivamente, que tiene que ver con excrementos, y la primera, con la vida de ultratumba. Y digo yo, algo que llevo mucho tiempo planteándome: ¿es que todo lo que tiene que ver con mierda nos lleva a la eternidad? :)

Saludos, y felicidades por el blog

José Miguel Ridao dijo...

Yo creo que es por eso, anónimo. Piensa que cuando te mandan a la mierda es poco menos que condenarte al fuego eterno del infierno. Gracias, y un saludo.