sábado, 30 de enero de 2010

El misterio del tiempo


Me han dicho que no ríes como antes,
que el tiempo ha oscurecido tu mirada
y el brillo chispeante de tus ojos
es ahora apenas un vago reflejo.
Algunos pensarán que es ley de vida,
que después de los treinta todo cambia
y nunca volverán aquellos años
de ilusiones perdidas, de esperanzas.

Pero bien sé que eso no es así;
hubo un tiempo en que yo pude mirarme
todos los días en el mismo espejo
teñido de una pátina de luz y de promesas
eternas, aunque se apague la llama.
¡Como si eso fuera lo importante!
¡Como si no hubiéramos llegado
a comprender el misterio del tiempo
hace ya tantos años,
hace ya tanto tiempo!

La luz de marzo
adormece las olas.
Miro tus ojos.

jueves, 28 de enero de 2010

Rimas maleducadas


Hay quien rima con los dones
del Parnaso y de las musas.

Yo rimo con los cojones.

Quien me diga ¡qué divino!
¡Qué poema más sentido!
que me coja to er p...

Y a quien le cueste trabajo
entender mis poesías
que me agarre to er c...

Ya podéis imaginar
los que conquistaron Troya
lo que tienen que agarrar.

Ni Aquiles ni Agamenón
van a poderse librar
de que les meta un p...

P.S. No os lo vayáis a creer, ¿eh?

miércoles, 27 de enero de 2010

Autocomplacencia bloguera

Mirad los enlaces de vuestros blogs: aparte de la calidad e interés de esos cuadernos, ¿no son todos personas afines a vosotros? Aunque exagere un poco, ¿no es como en los mítines políticos, donde todos aplauden, y cuando llega un forastero anónimo lo echan a patadas?

¿No se enriquece uno con el contacto con gentes diversas? ¿No corremos el riesgo de la autocomplacencia bloguera?

Quien esté libre de pecado... ¡CLONC! !!Ayyyy!!

P.S. Eso me pasa por meterme donde no me llaman.

martes, 26 de enero de 2010

Cero grados


Hay días que parecen salidos de una tumba
y otros resplandecen al sol del mediodía
claros, desafiantes, rebozados en luz.
Yo siempre he procurado aprovechar las sombras
para beber el zumo de la melancolía
y usar gafas de sol las horas más ardientes.

No puedo soportar la alegre primavera.
Prefiero cero grados y nubes en el cielo;
ni frío ni calor, como decía el del chiste.

lunes, 25 de enero de 2010

Clavada monumental

Quien esté puesto en la cosa restoranera sabrá que cuando en una carta aparecen las siglas s/m significa “según mercado”. Yo suelo traducirlo más bien por “sus muertos”, pues cada vez que me he arriesgado a pedir uno de esos platos siguiendo la insistente recomendación de un solícito camarero he salido escaldado o, mejor dicho, pelado. Aún recuerdo una ocasión en que me ofrecieron una ración de almejas en la terraza de un céntrico restaurante sevillano (Baco, por más señas) y me clavaron 7000 ptas. de la época. Lo pagué por no formar un escándalo delante de unos invitados franceses, que si no tienen que llamar a la Guardia Civil.

La última de estas estocadas ha sido en un restaurante capitalino también, con premio y todo. Yo soy partidario de decir el pecado y el pecador, pero para no ser demasiado descarado sólo dejaré caer que el ambiente es muy taurino, pues se asienta en una antigua plaza de toros sevillana que fue sueño de un día y resultó demolida a principios del siglo XX. Y efectivamente todo fue muy taurino. A mí y a otros amigos que frecuentan este blog nos enchiqueraron en un cubículo rodeado de paneles de corcho al que se accedía por una pequeña escalera metálica al lado de las cocinas. Supongo que era para que no tuviéramos escapatoria. En una mesa parecida a la de la última cena pero en cutre iniciamos nuestras conversaciones mientras que un camarero con un asombroso parecido a Mr. Bean se afanaba en tomar nota de nuestras comandas, aprovechando el despiste en la conversación para arrimar el ascua a su sardina y servir los entrantes que más le convenían. He de reconocer que algunos estaban buenos, pero otros, como las huevas en salsa de carabinero, tenían una textura sospechosamente parecida a la goma arábiga, y para la salsa sospecho que utilizaron los restos de carabineros devorados por comensales anteriores. Luego llegó la hora del plato principal, y aquí Mr. Bean no paró hasta convencernos de que el pargo era exquisito. Fuimos varios los que lo encargamos al precio s/m, que a la hora de la cuenta resultó ser de 40 € el kg. En cuanto al vino, muy bueno por cierto, del pueblo de Constantina, se preocupó de que nunca faltara, hasta el punto de que al terminar de comer había encima de la mesa dos botellas recién abiertas. El hombre hizo bien su trabajo, y el importe total ascendió a 715 €, 65 por barba.

¡Me cago en los muertos de Mr. Bean, los toros y los toreros!

P.S. Se me había olvidado que tuve que echar para atrás mi postre porque estaba en mal estado (era tiramisú, y sabía a tarta de queso agrio).

domingo, 24 de enero de 2010

Haiku bloguero


pantalla en blanco

píxeles expectantes
cuelgo la entrada

Versión alternativa (sugerida por Octavio):

pantalla en blanco
píxeles expectantes
cago la entrada

P.S. Rogaría a mis amables lectores que me indiquen qué versión prefieren.

sábado, 23 de enero de 2010

Cio-Cio San


Madama Butterfly es una de las óperas más emocionantes de Puccini, o lo que es lo mismo de la historia de la ópera. Los amores de Cio-Cio San, joven japonesa, y el oficial Pinkerton, de la marina norteamericana, son hoy una leyenda como la de Romeo y Julieta, aunque el amor de Butterfly no era correspondido como debía por este Romeo del siglo XX, que se casó con ella para abandonarla y volver a su tierra, dejándola esperando día tras día asomada a una colina con vistas a la bahía de Nagasaki.

Una de las arias más famosas de la ópera surge en el segundo acto, cuando Cio-Cio San otea el horizonte en vano y evoca el momento en que aparecerá el navío que transporta a su amado. El autor del libreto, Giuseppe Giacosa, consigue transmitir el sufrimiento de la espera de una manera extraordinariamente evocadora:

Un hermoso día veremos
elevarse un hilo de humo
sobre el lejano horizonte.
¡Y entonces aparece!
La nave blanca entra en el puerto,
retumba su saludo.
¿Lo ves? ¡Ya ha llegado!
No bajo a buscarle, no.
Me subo a lo alto de la colina y espero,
espero mucho tiempo,
y no me pesa.

Y saliendo de entre la multitud
un hombre, un pequeño punto
se dirige hacia la colina.
¿Quién será?, ¿quién será?
Y cuando llegue,
¿qué dirá?, ¿qué dirá?
Llamará a Butterfly desde lejos,
y yo no responderé.
Permaneceré escondida,
un poco como broma, otro poco para no morir

en el primer encuentro.
Y él, algo nervioso,
llamará, llamará:
“Pequeña mujercita,
brote de verbena” .

Así me llamaba cuando venía.

(a Suzuki)
Todo esto sucederá, te lo prometo.
No tengas miedo.
Lo espero con fe ciega.


A continuación presento una versión del aria interpretada por la soprano china Ying Huang, en un escenario muy al uso del verismo, del que puede considerarse a Puccini como el último representante. La procedencia asiática de la intérprete ayuda a dar verosimilitud al personaje, aunque seguramente un japonés no aprobaría esta afirmación.



La música es sencillamente sublime, y el arte de Ying Huang contribuye a poner al oyente en un estado indescriptible de emoción, marca de la casa cuando se trata del maestro de Lucca. Dejo aquí la letra original, que antes traduje lo mejor que pude:

Un bel di vedremo
levarsi un fil di fumo
sull´estremo confin del mare.
E poi la nave appare.
E poi la nave bianca
entra nel porto,
romba il suo saluto.
Vedi? E´venuto!
Io non gli scendo incontro. Io no.
Mi metto là sul ciglio del colle
e aspetto,aspetto gran tempo
e non mi pesa
la lunga attesa.

E... uscito dalla folla cittadina
Un uomo, un picciol punto
s´avvia per la collina.
Chi sara? Chi sara?
E come sara giunto
Che dira? Che dira?
Chiamera Butterfly dalla lontana.
Io senza far risposta
me ne starò nascosta
un po´ per celia, e un po´ per non morire
al primo incontro,
ed egli alquanto in pena
chiamera, chiamera:
"Piccina mogliettina
olezzo di verbena".
I nomi che mi dava al suo venire.

Tutto questo avverá, te lo prometto.
Tienti la tua paura,
io con sicura fede lo aspetto.



Imagen superior: Blanche Bates en la obra teatral de Belasco "Madame Butterfly", por Sigismond Ivanowski (Century Magazine, marzo de 1900).

viernes, 22 de enero de 2010

La papelera


Acabo de borrar un poema
con el enter, no con la goma,
y lo he visto desaparecer sin más,
mucho peor que un papel arrugado
tirado a la papelera.
Ha volado de mi cabeza a la pantalla,
y de allí al vertedero
cibernético, donde no se recicla,
donde no arde el papel,
donde se acumulan los bytes descarriados
hasta que alguien pincha en “vaciar papelera”
y todo se va al carajo.

Pero no, dicen que deja rastros
en el disco duro,
en mi disco duro de neuronas.

jueves, 21 de enero de 2010

Homenaje a unos mercuriales presentes


A
José María Jurado.

En las ruinas desoladas de un coso fantasma rumian los caballeros mercuriales el albero perdido entre las luces de los maestros de San Bernardo. La Buhaira es testigo espectral desde su orgullo de viejo palacio almohade asfixiado por los humos del progreso y de la codicia capitalista. Relucen las calvas a merced de las aves de rapiña, y los rostros impávidos quedan huérfanos de un amago de placer. Bocas ausentes pueblan los anhelos y llenan de vacío la tabla redonda desde donde un Parsifal moderno parte a Siltolá en busca del Santo Grial, sin miedo a cortarse con el filo de Excalibur. Un viejo roble nace del centro de la mesa y cobija con su sombra los cuerpos ateridos, mientras un cercano rumor de batracios conjura el espíritu de Bashop. ¡Miradme al menos a la cara, romanos y púnicos, y decidme cuándo volveremos a Baeza a combatir a los iberos acantonados! Desde mi ventana bañada en la luz del invierno lluvioso de Al-Andalus saludo al dios Mercurio y aplaco su ira para que perdone las blasfemias y los ripios. La sangre mercurial corre por las copas y calienta los corazones, alejándose del premio prometido.

miércoles, 20 de enero de 2010

Confidencias

Este viernes fue Jaime quien me sorprendió a sus cuatro años:

- Papá, te voy a contar un secreto, pero no se lo digas a mamá que se ríe de mí.

- ¡Qué emoción! Dime, Jaime.

- Que D. y yo nos vamos a casar.

- ¿Y cómo lo sabes?

- Porque me lo ha dicho ella.

- ¿Y dónde vais a vivir?

- En casa de D. Ella va a coger las cosas de su madre y yo las de su padre (en este punto le brillaban los ojos de la emoción).

- ¿Y no te da pena no vivir más en casa?

- No, porque iremos a visitarte.

- ¿En qué coche?

- En el tuyo, que es más grande y te lo vamos a cambiar por el de la mamá de D.

- Oye, Jaime, ¿y sabe esto ya alguien?

- Por ahora se lo hemos dicho a muy poca gente.


P.S. Soy un traidor: no sólo se ha enterado su mamá, sino media blogosfera. Espero que me lo perdone cuando sea mayor.

P.P.S. Lo de usar iniciales siempre me ha parecido, con perdón para quien lo haga, una mariconada, pero comprenderéis que en este caso debía preservar la identidad de mi futura nuera.

martes, 19 de enero de 2010

Cuando siento escribo

Dicen que se escribe según el estado de ánimo que uno tenga, pero a mí a veces me da por escribir de cosas alegres cuando estoy triste, o de tristezas cuando estoy contento. También dijo Bécquer que cuando él sentía no escribía. Cualquiera lo diría. Viendo los retratos suyos me lo imagino escribiendo al filo de la desesperación, con las gotas de sudor resbalando por el flequillo y manchando la tinta. Puede que algunos necesiten lejanía y frialdad, distancia para recoger por escrito sentimientos pasados, pero a mí me sienta bien escribir con el sentimiento a flor de piel, las pocas veces que eso me sucede. Da a la escritura un halo de autenticidad, una falta de prejuicios y de corsés, una frescura que no tiene la distancia, más fría y cerebral, despojada de emoción. Es cierto que se pueden reconstruir sentimientos pasados, pero ya no son los mismos. El sentimiento es algo inaprehensible, y lo más cerca que estamos de conocerlo es en el momento en que se siente, cuando no ha pasado por el tamiz de la razón, que, valga la paradoja, distorsiona las emociones. Y si se escribe sobre algo ajeno a lo que se siente en ese momento siempre estará influido por el estado de ánimo actual, aunque se escriba un drama en un momento de felicidad, o una comedia en un período de decaimiento.

¿Y qué es la creación literaria sino una sucesión de emociones pasadas al papel (o al blog) para que otros sientan lo que tú sientes, o crees que has sentido? Eso, y no otra cosa, es la poesía.

domingo, 17 de enero de 2010

Canto a las nubes


Il pleure dans mon coeur

comme il pleut sur la ville.
Paul Verlaine


Sigues perdido y no te encuentras
ni te encuentran los que te quieren
bien, ¿y por qué no cantas mientras
a las nubes, que nunca mueren
aunque lloren toda la lluvia
que tienen dentro, y nada esperen?

viernes, 15 de enero de 2010

Books?

Pocos son los que desconocen que la palabra book significa "libro" en inglés. Este idioma evoluciona bastante más rápidamente que el español, y es muy dado a los neologismos, sobre todo en el ámbito tecnológico; no en vano casi siempre son compañías norteamericanas las que lanzan las novedades en este ámbito, y más concretamente en los productos informáticos. Así, conteniendo el término book se utilizan con profusión tres palabras que hacen referencia a otros tantos inventos novedosos: el notebook, el netbook y el e-book. El notebook, también denominado laptop, no es más que un ordenador portátil convencional; el netbook, surgido recientemente, es un portátil de tamaño más reducido y por tanto más manejable, con unas prestaciones algo inferiores al notebook. Por último, el e-book es el famoso libro electrónico, objeto de debate últimamamente en los ámbitos literarios, y que está llamado a sustituir, o al menos a convivir con el libro tradicional de papel.

Lo que llama la atención es que se utilice la palabra "libro" para denominar estos nuevos dispositivos, cosa que en nuestro idioma no sucede salvo en el caso del libro electrónico. Parece que los angloparlantes no tienen tantos complejos lingüísticos, si es que se pueden llamar así, y desde el momento en que se puede leer un texto en una pantalla en lugar de en un papel, utilizando programas cada vez más sofisticados denominados e-readers o lectores electrónicos, no han dudado en asimilarlos a los libros de toda la vida. Evidentemente no es lo mismo, pero... ¿acaso no se trata de leer buena literatura, o lo que a cada uno más le guste?

A mí me interesa sobre todo lo que leo, por encima del formato, que no deja de ser una herramienta más o menos útil o más o menos bella. Desde luego que aprecio el arte tipográfico, la belleza de muchas ediciones en papel, el olor de las páginas y todo eso, pero no me parece lo fundamental. Además, los nuevos modelos de e-book, que no es otra cosa que una PDA o handheld evolucionado, cada vez tienen más ventajas, y la evolución, como en toda novedad tecnológica, será vertiginosa. Yo, al menos, la espero con expectación e interés. ¿Por qué desdeñar un formato nuevo que puede ofrecer tantas ventajas? Seguramente los de mi generación se seguirán agarrando al papel, pero... ¿y las generaciones futuras, los que están naciendo ahora mismo? Si se aficionan a la lectura, algo que está por ver desgraciadamente, ¿qué formato preferirán? ¿Cuántos lectores de libros de papel habrá dentro de cien años? Pues no lo sé porque no soy adivino, pero puedo imaginármelo.

P.S. Hoy me he hartado de escribir términos en inglés; a ver cuándo somos nosotros los que inventamos las cosas y los americanos tiene que hocicar, no sólo con palabras como "siesta".

jueves, 14 de enero de 2010

¿Y ahora qué...?


El reloj se ha parado a las once en punto
sin avisar siquiera, congelando el tiempo
hasta sabe Dios cuándo, atrapando la vida
en una celda fría con puertas transparentes.

Tú creías que nunca dejarías de andar,
que lo más importante estaba en el futuro
al que nunca llegabas por mucho que corrieras.
Ahora todo eso lo ves con otros ojos.
El golpe te ha tumbado y sólo tienes ganas
de mirar hacia atrás para ver con horror
lo poco que has vivido después de tantos años.

martes, 12 de enero de 2010

inmor(t)alidad


La inmortalidad no sabe nada de lo que es moral o inmoral [...] Sólo valora las obras y la fortaleza, exige la coherencia y no la pureza de las personas [...] La moral no significa nada para ella; la intensidad lo es todo.

Stefan Zweig

Vamos, que según Zweig puede haber capullos integrales (o capullas integralas) que sean grandísimos poetas, músicos, pintores... No todo el mundo está de acuerdo con esto.

P.S. En una entrada en el blog de E. G-Máiquez titulada Aniversario, del 5 de octubre de 2009, se mantuvo un interesante y a veces acapullado (digo, acalorado) debate sobre el arte y la moral, donde introduje la cita de Zweig.

lunes, 11 de enero de 2010

Plog (paper log)

Se me acaba de ocurrir una idea estupenda para combatir esos e-books hechos de la piel del diablo, y que amenazan con socavar los cimientos del imperio del papel. Lo que tenemos que hacer todos los blogueros del mundo es pasar nuestros blogs del byte al papel, convertirlos en cuadernos físicos, en paper logs, ¡en plogs! A partir de ahora propongo que hagáis vuestras entradas en folios, no en pantalla, y si es a mano mucho mejor. Para mantener la esencia del blog deberéis enviarlas por correo ordinario a cuantos blogueros -mejor dicho, plogueros- conozcáis (cada uno deberá abrirse un apartado de correos), y el que quiera hacer un comentario lo mandará de vuelta al propietario del plog en cuestión. Cuando pase un tiempo razonable, digamos un mes, se enviará a todos un nuevo manuscrito con la entrada y todos los comentarios a continuación. Por supuesto nada de fotos, sino dibujos a mano, al estilo de los haigas japoneses.

¿No es genial? Se van a enterar los fundamentalistas tecnológicos de lo que vale un peine. Si se creen que pueden acabar así como así con una tradición de milenios van listos. ¡Por encima de nuestro cadáver! ¡Plogueros del mundo, uníos!

domingo, 10 de enero de 2010

Disculpe, ¿cuál es su gracia?

Esta fue la frase que me espetó el primer día de clase uno de mis alumnos del Aula de Mayores, iniciativa de la Universidad Pablo de Olavide dirigida a personas mayores que tienen una enorme motivación por aprender. La mayoría de ellos no tuvieron oportunidad en su día de acudir a la Universidad en la época de la posguerra, por motivos obvios, y ahora ven esta iniciativa como una forma de "sacarse esa espinita". Yo les doy clases de Economía, y son dignos de ver los debates que se forman en clase sobre temas que les interesan muchísimo, como la crisis, el papel de los bancos (podéis imaginaros la opinión que tienen de ellos), los mecanismos de fijación de precios y la inflación (nadie se cree que los precios estén bajando) y muchas cosas más. Yo intento ser lo más objetivo posible y les doy nociones básicas que ellos agradecen. Mi idea no es que adquieran un conocimiento profundo de la ciencia económica, sino que sean capaces de formarse una opinión con argumentos sobre los acontecimientos y las actuaciones que ven y leen en los periódicos, lo cual ya es bastante. Estimo que una mínima formación en materia económica es imprescindible en todo ciudadano precisamente para ejercer con garantías muchos de sus derechos, entre ellos el derecho al voto.

Pero a lo que iba, la frase de marras me llamó poderosamente la atención por dos motivos: primero, porque tiene el sabor de lo antiguo; en esas clases probablemente aprendo yo más de mis alumnos que ellos de mí, por sus vivencias y la experiencia propia de su edad. El segundo motivo es su educación, su motivación, su interés y su saber estar, que hace que las dos horas que dura cada clase se aprovechen hasta el último minuto (ni siquiera quieren hacer un descanso). El contraste con mis otros alumnos de universidad y de bachillerato es tan grande que da pena.

viernes, 8 de enero de 2010

El milagro gugueliano

Es sabido que uno de los grandes avances que ha traído Internet consiste en el fácil acceso a información que antes costaba Dios y ayuda encontrar. Al hablar de estas cosas yo me suelo referir a Mr. Google, sin ánimo de hacer publicidad al famoso y monopolista buscador, cosa que por otra parte tampoco le hace falta. El caso es que hoy en día los diccionarios y enciclopedias han caído en desuso, y sirven poco más que como elegante objeto de decoración, que habla de las pasadas inquietudes culturales de su poseedor. En concreto, este invento resulta especialmente útil para los escritores, que cuando quieren documentarse sobre algo lo tienen al alcance de un clic. Es bien cierto que hay que tener cuidado con la validez de la información que se maneja, pero esto suele ser fácil de contrastar, y además existen fuentes muy fiables. Sin ir más lejos, a la hora de hacer una entrada "ilustrada" en un blog, pongamos por caso sobre mitología, en un momento somos capaces de poner en pie el árbol genealógico de todos los dioses de la antigua Grecia, lo que da un juego enorme.

Todo lo anterior no es más que un preámbulo a la reflexión que quiero traer hoy: cualquier persona mínimamente inquieta puede pasar poco menos que por un erudito en las más diversas materias; incluso puede mantener correspondencia por correo electrónico sobre asuntos que antes desconocía, manteniéndose actualizado y documentado en tiempo récord. A esto se puede objetar que sin una base previa de conocimientos no se puede “dar el pego”, pero sucede que muchas personas sí la tienen, y además hay gente con una gran facilidad para asimilar información nueva. En resumen, gracias a Mr. Google se han derribado muchos muros, los eruditos han visto invadido su terreno y legiones de arribistas opinan y pontifican sobre los más diversos campos del saber. Y que conste que uso la palabra “arribista” sin matices peyorativos; muchos de ellos son recién llegados con inquietudes legítimas, pero los viejos del lugar, como suele pasar, ven con malos ojos a los forasteros. Es lo que tienen los milagros de la nueva era gugueliana.

P.S. Palabrita del niño Jesús que no he recurrido a Mr. Google para escribir esta entrada.

jueves, 7 de enero de 2010

¡Valientes Reyes!

Para terminar con esta miniserie dedicada a los Reyes Magos os cuento una anécdota, cómo no, de mi hijo Miguel. Este año, por un triste motivo, no hubo cabalgata en Alájar, pero para que los niños no se quedaran sin ver a los Reyes se organizó el mismo día 6 una entrega de regalos en la iglesia. Allí estaban Sus Majestades, esperando con los brazos abiertos a los niños del pueblo. Todos recibieron su regalo: Jaime, Ignacio, mis sobrinos... hasta el bebé Gonzalo tuvo su muñequito musical. Cuando llegó el turno de Miguel avanzó hacia su rey, que era Gaspar, y le vi departiendo amigablemente con él un ratito. Al volver traía una cara un poco rara. Se acercó a mí y me dijo, en tono misterioso:

- Papá, estos Reyes son de mentira.

Como os podéis imaginar me quedé preocupado: a sus seis años debería creer en los magos a pies juntillas. Entonces le pregunté la razón de esa conclusión, y me dijo:

- Me ha preguntado Gaspar que qué me han traído los Reyes.

¡Malditos impostores...!

miércoles, 6 de enero de 2010

¡Les pillé!

Ayer por la noche hice algo prohibido, que siempre temí desde mi infancia: cuando nos acostamos todos en casa después de volver de la cabalgata de Linares de la Sierra, dejando los zapatitos de siete niños en el salón, me levanté de la cama silenciosamente y, cámara en ristre, me aposté escondido detrás de una columna esperando la visita de Sus Majestades. La foto que obtuve es un documento gráfico impresionante.


¡Los pillé descolgándose por la escalera, los muy tunantes! Siempre me he preguntado cómo demonios entraban en casa, y no sé por qué pensaba que lo hacían por la puerta principal, dejando los camellos abrevando en el umbral. Resulta que no es así, se las arreglan para colarse por el tejado, seguramente por la claraboya (sin premio). Se descuelgan utilizando una escala, dejan los regalos y vuelven a subir, recogiendo la escala y desapareciendo sin que se note nada. Seguramente le pegan un cambiazo a Papá Noel de los camellos por sus renos voladores, al menos por esa noche; aunque el gordopilo se diera cuenta son tres contra uno.

Yo estuve todo el tiempo conteniendo la respiración, con la espalda pegada a la pared, hasta que dejé de oír ruidos. Entonces me asomé al salón a ver el trabajo que habían hecho, y vi esto.


¡Qué eficiencia! En poco más de diez minutos habían dejado el salón de esta guisa. Ojalá tomara ejemplo más de un trabajador que suelo ver por esas zanjas de dios. Y ni os cuento los gritos que han dado esta mañana mis cuatro hijos y tres sobrinos ante tal panorama. Si tuviera que definir la ilusión, diría que es la cara de los niños mientras esperaban arriba a que yo les dejara bajar por la escalera.

martes, 5 de enero de 2010

Reyes Magos encabalgados


Aquellos Reyes Magos de mi infancia
pintaban de emoción las vacaciones
de Navidad, vendían ilusiones
hoy perdidas, envueltas en fragancia

a dulces caramelos, a distancia
lejana, a camellos y turrones
de guirlache, niños dormilones
pasándose la noche en vigilancia.

Los Reyes que ahora vienen van con prisas.
No caben sus juguetes en la casa
y acaban por morir de cualquier modo

llevándose consigo vuestras risas
y haciéndome entender lo que me pasa:

¡Ya no soy niño, y lo he perdido todo!

lunes, 4 de enero de 2010

Blog vs. libro

Una de las principales virtudes del blog en su versión literaria es que permite publicar sin la intermediación de una editorial. Si el blog tiene éxito el número de lectores puede ser elevado, con lo que se cumple el deseo de la práctica totalidad de los escritores de que su obra sea leída. Ciertamente se trata de un género peculiar, con textos poco extensos y donde tiene difícil cabida la narrativa medianamente larga, pero a cambio permite una gran diversidad y frescura, y hay géneros como la poesía que se adaptan especialmente bien al formato. En mi opinión se puede hacer literatura con mayúsculas a través del blog.

Comparemos ahora la publicación en el blog con la publicación tradicional en el soporte de un libro, salvando las diferencias de género e inmediatez. Cabría pensar que si el número de lectores que se consigue es similar no debería haber demasiadas diferencias en cuanto a la preferencia por uno u otro medio. Sin embargo, o mucho me equivoco o la mayoría de los blogueros con pretensiones literarias “matarían” por publicar en un libro (los que aún no lo han hecho). Mi diagnóstico de esta “enfermedad” es claro: afán de reconocimiento y afán de prestigio. En definitiva vanidad, perfectamente legítima por otro lado.

domingo, 3 de enero de 2010

Dolor y fe


¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

Gustavo Adolfo Bécquer

Acabo de llegar de un entierro en Alájar, de una vecina mía que no llegaba a los treinta años y murió ayer de repente, dejando dos niños muy pequeños. El cementerio del pueblo parecía sacado de las leyendas de Bécquer, con una lluvia persistente, niebla a jirones y la hierba de color verde brillante. La casa de los muertos tiene unas vistas privilegiadas, y las aldeas del Calabacino y el Collado parecían surgir de la niebla como ciudadelas humeantes, mientras que la Peña se intuía en su promontorio, más misteriosa que nunca.

Triste, muy triste. Un anciano a mi lado me dijo que en todos los días de su vida no recordaba haber visto la iglesia tan llena en un funeral. La mayor pena se la llevan los dos chiquillos ausentes, que se habían quedado con su padre, pero impresionaba ver el dolor de los padres, magníficas personas. Hasta hoy no les he podido abrazar, y lo que más me ha asombrado es su entereza dentro del dolor. Han ofrecido la vida de su hija a la Virgen de la Salud de la aldea de los Madroñeros, donde nació la madre. Su fe les está ayudando a sobrellevar un dolor que de otro modo sería insoportable, y eso me ha conmovido. Yo, que no soy creyente, admiro ese don, y a veces lo envidio.

viernes, 1 de enero de 2010

So what?


Un año más,
un mes más,
un día más,
una hora más,
un minuto más,
un segundo más
en nuestra vida
vale lo mismo
que mil años.