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Pesadilla en la ITV (2)
Han pasado ya dos años desde mi última visita a la ITV, y ayer por la mañana no tuve más remedio que dirigirme de nuevo esa especie de matadero, un lugar de pesadilla donde perdemos la poca autoridad que nos confiere nuestra posición social ante un sujeto siniestro que nos da órdenes absurdas, que recuerda al cabo furriel que humillaba en la mili a los reclutas novatos. En esta ocasión me tocó un verdugo muy educado, de semblante serio pero todo amabilidad y corrección: que si pise el freno hasta el fondo, intermitente izquierdo, derecho, mueva el volante, acelere a fondo, ¡raaaaaaaas! Volví a tener problemas para encontrar la palanca que abre el capó, la de los antinieblas y el agua del limpiaparabrisas, lo normal, vamos. Lo que sí me sorprendió y, por qué no decirlo, angustió, fue el empeño que puso en revisar hasta el último rincón del vehículo: comprobó todos los niveles, abrió y cerró las puertas delanteras y los portones, tiró de los siete cinturones de seguridad (no olvidéis que tengo una fragoneta), el tío se metió en el coche a husmear, miró las luces del techo, abrió el maletero, comprobó hasta la última bombilla... estuvo como diez minutos revolviendo y no encontraba nada, se le veía el cabreo en la cara, hasta que en una de sus inspecciones se le iluminó la mirada, cogió una linterna y se puso a recorrer todas las ventanas buscando algo que debía de ser muy importante. Un rato después, tras escanear la superficie del coche, se dirigió a mí triunfante: — ¿Tiene usted los papeles de homologación de las láminas solares? Al principio no sabía a qué se refería, pero pronto comprendí que se trataba de los cristales negros que le puse al coche para que no pudieran ver a mis hijos sacándose los mocos. Yo no tenía ni idea de que eso tenía que estar homologado, así que agarré un manojo de papeles y se lo largué diciendo: — Busque ahí, a ver si lo encuentra. Lo encontró bien rápido, se le notaba en la mala cara, pero no se achantó ante esa prueba irrefutable, así que me dijo: — Pero además de los papeles debe haber una marca en los cristales de modo que yo pueda contrastar que estos papeles se corresponden con los cristales que usted tiene. — Claro, dije yo: Seguramente me he entretenido en romper los cristales originales, que valen un huevo, y de este modo poder engañar a gente tan sagaz como usted. — Ésa es la normativa, lo siento: tendrá que pasar usted una segunda inspección. Ya estaba yo bastante mosqueado, así que le dije: — Si usted se pone a buscar, seguro que encuentra algo: eso es como la Guardia Civil, que si te quiere multar te multa. — Yo me limito a cumplir la normativa, a hacer mi trabajo lo mejor que puedo, entienda que mi profesionalidad está por encima de todo. Entonces yo, que estaba inspirado, le solté: — Pues fíjese que yo soy inspector de Hacienda, y si aplicara la ley a rajatabla iba a empapelar a todo Dios, vamos, que se iba a acabar el déficit público a costa de los puros que metería. Él se me quedó mirando un poco desconcertado, y yo seguí con mi ofensiva: — ¿Acaso a usted le gustaría toparse con uno de esos inspectores cabrones? — Ya me he topado con uno, no se me olvidará. Ahí acabaron todas mis esperanzas. Firmé la inspección, le di las gracias y corrí a poner la dichosa pegatina en los cristales.
11 comentarios:
Hijo, qué mala suerte. A mí (toco madera) siempre me han tocado tíos con peores o mejores modos, pero nunca ese discípulo aventajado de Torquemada que te atendió ayer. Debe ser que en la ITV a la que voy la vida sexual de los inspectores es gozosa (suele ser ese el problema).
Abrazos inquisitoriales.
Monsieur Ridao:
¿Sabe usted lo que hice durante la espera en la última ITV que sufrí? Pues me leí un libro de pastas amarillas, publicado por Siltolá, escrito por un tal JMRG y que hablaba de lugares apartados...
¡Santa palabrica del niñico Jesús, que es verdad!
Salu2.
ya te vale, ridao... que le pusiste los cristales negros al coche para esconder a los niños, por las quejilas... que tú te ibas a la carretera de la esclusa, al puerto o al campo la feria como to quisqui...
la pregunta es desde cuándo no pasabas la itv...
¿30 años?...
Pues toma nota, Fernando, es en la ITV de Alcalá de Guadaíra.
Cuánto honor, Dyhego. Y ahora, con el nuevo, aprovecha para cuando vayas a un curso de formación o a un claustro, verás cómo no falla.
Qué va, eresmicruz, en aquellos tiempos no tenía dinero ni p'al solarché. Recuerdo que una vez nos rodeó un rebaño de ovejas. El coche tiene cuatro años, pero ya pasé la ITV hace dos, porque para ahorrame el impuesto lo matriculé como si fuera industrial, en cierta medida es verdad: transporto cuatro animales a Alájar una vez por semana.
Un abrazo arparquero.
Pero bueno,Ridao,tó eso te pasa por no llevar el coche a la I.t.V,hecho un primor como hago yo,o bien llevar una minifalda,o unos vaqueros ajustaditos,y una sonrisa vertical,Ridaaaaaaaaao,que tengo que asesorarte de tó,uy,como me lean las feministas,me pelan,pero que quiers,cada uno tiene sus trucos.Un beso movilistico asexual.
Por cierto,Ridao,¿ que has puesto ahora pá escribirte?,me estás complicando la vida,con lo simple y básica que yo soy,¿ a ver?,¿ no es igual editar que publicar?,me estás liando,menos mal que una es un poco lista,y acierta,vamo que esto parece la primitiva,que hay que acertar.
Con lo de las itv se podria escribir un libro, hay un montón de comentarios sobre gente que pasa la temida inspección en las distintas itvs de españa
itvcitaprevia.es
Rocío: yo con la minifalda iba a estar bonito. Quita, quita, que prefiero que me la metan doblá, te vamos a pelar las feministas y los tíos machotes. Ah, lo de los comentarios es cosa de blogger, que cambian lo que les da la gana sin pedirme permiso. Editar es corregir tu comentario, y publicarlo es publicarlo, mismamente. Ya te vale, parece mentira, una chica tan lista, será la vena finlandesa...
Tienes razón, anónimo, da más juego que los tribunales de oposición.
Abrazos.
Mira Ridao,no te embales con mi ignorancia,que soy periodista,y pa que lo sepas,múuu bien sabío,editar y publicar es lo mismo.Anda y leete el rae,Ridaoooo,que te veo descascarillaooooo.
Desde luego, tienes sangre española en un 99% al menos, se te enseña un trapito rojo y te arrancas desde Madrid. Un poco descascarillao sí que estoy, no te lo niego, y desternillao también. Atenta: "Editar", al margen de los significados correctos que da la RAE, es un anglicismo como la copa de un pino, del inglés "edit", y se usa malamente con el significado de corregir un texto antes de su publicación definitiva, lo puedes ver en los teléfonos para los mensajes, y en blogger, que para eso es americano y los traductores al español son tontolabas con el seso sorbío por los yanquis. ¿Cómo te queas?
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