jueves, 4 de junio de 2009

Economía andurrialera (II)


LA LEY DE LA OFERTA Y LA DEMANDA


Un consejo antes de empezar: quien tenga prisa se puede saltar el rollo que viene ahora y se va al poné, que es donde se aprende de verdad.

Pocas teorías han hecho tanta fortuna en la ciencia económica como el modelo de equilibrio de mercado, también conocido como la ley de la oferta y la demanda. Es algo que está en la calle, cuando el precio de un artículo sube o baja todo el mundo lo achaca indefectiblemente a la ley de la oferta y la demanda, como si supieran qué es eso.

Esta ley es muy sencilla, y es la esencia del sistema económico capitalista, pues de su aplicación se infiere que los precios de todo lo que compramos no los pone en realidad nadie, sino que son fijados por el mercado. Obviamente, esto no es siempre así; por ejemplo, si yo soy el dueño del único taller de reparación de automóviles de mi pueblo pondré el precio que me dé la gana, pero entonces es que tengo un monopolio (al menos en mi pueblo), y aún así deberé tener cuidado, pues los clientes pueden preferir irse a otra localidad si ven que el precio es muy alto. Se dice que la ley de la oferta y la demanda opera en condiciones de competencia perfecta, es decir, cuando hay mucho donde elegir y nadie puede influir en los precios.

Antes de poner el ejemplo, os muestro la gráfica que representa el equilibrio del mercado, que es el punto donde coincide la oferta (lo que las empresas desean) con la demanda (lo que los consumidores desean). En el equilibrio están todos de acuerdo, y el intercambio tiene lugar a un precio determinado (P*).

Un poné...

Para no cambiar, voy a seguir con el ejemplo de la lección anterior, que si recordáis se refería a las casas de lenocinio, es decir, los sitios donde trabajan las meretrices; para el que esté despistado, los puticlubs. ¿Cómo funciona en este caso la ley de la oferta y la demanda? El asunto no es baladí, pues está en juego lo que cuesta echar un polvo. Partamos, por ejemplo, de un precio de 100 € (yo, como no frecuento esos lugares, no sé si es caro o es barato, y además me consta que mi mujer me lee). Una variación bien en la oferta o en la demanda hará que este precio cambie. Por ejemplo, si llega una remesa de trabajadoras de allende los mares está claro que la oferta aumenta. La curva de oferta se desplazaría hacia la derecha, y el precio del polvo bajaría, para regocijo de los clientes y desespero de sus parientas. Ahora supongamos que se ponen de acuerdo todas las esposas del mundo para castigar a sus pecadores maridos dejándolos a dos velas durante un mes. En ese caso la demanda de putas aumentará, y mucho; la curva se desplazará a la derecha y el precio subirá. El castigo habrá surtido efecto, pues seguramente no les llegará el presupuesto, y verán su demanda insatisfecha, por lo que tendrán que recurrir a la alemanita, que, como todo bien libre, es gratis.

Podría seguir poniendo ejemplos de desplazamientos de las curvas; es más, si llega una nueva adquisición con unas curvas muy bien puestas y meneadas, sus desplazamientos serán más caros, pero claro, entonces no se trataría de un bien homogéneo (hay putas y putas), y se incumplirían las condiciones de competencia perfecta. Pero es que hay putas que no tienen competencia, y no hay mujer perfecta... Creo que lo voy a dejar, que me estoy metiendo en unos andurriales que no son los míos, a ver si voy a acabar durmiendo en el sofá...

33 comentarios:

Er Tato dijo...

Que digo yo, ¿por qué las llaman curvas cuando quieren decir rectas?

Saludos

Juanma dijo...

Sencillita y muy bien explicada la primera lección, don profe.
Creo que me he enterado de todo, sin que tal signifique que me iré corriendo (podría haber usado otro verbo, lo sé, lo sé) a una casa de lenocinio a comprobar los precios s/m y eso de las curvas.
Una duda: el mercado, dado el panorama, tiene vieda propia. ¿También independiente?

Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¿Así enseñas a tus alumnos?

¿O tal vez utilizas el Blog como plataforma didáctica, pedagógica, curricular?

Anónimo dijo...

Profesor Ridao, ¿también hay que tener en cuenta, los descuentos y los servicios gratuitos que realicen a nuestro amigo Octavio?. Sobretodo las de curvas estupendas.

Capitán Paralelo dijo...

Pregunta al profe:

Si después se produce una manipulación de los precios por el regulador y se carga la ley de oferta y demanda, un poné, el alcalde decide que el servicio es un bien público y lo subvenciona, crece la actividad en la casa que indicas y claro, pasa lo que pasa, se hunde el cine local, entonces ¿quién gana las elecciones?

H dijo...

Me está pareciendo que estas clases son sexistas.
A ver si voy a perder el interés en la economía.

Julio dijo...

¿Estas cosas las pones en tus guías didácticas?

Anónimo dijo...

Vamos a ver, vamos a ver. Por alusiones.
En una casa traviesa (mejor que antro de lenocinio, que a mí me suena a lejía, no sé por qué) los precios son, habitualmente, los mismos, haya la oferta y la demanda que sea. Porque un cliente no puede llegar un día con cien euros y que le cueste ciento veinte, veinte más que el día anterior, simplemente porque haya menos señoritas disponibles. Aquí lo que pasa es que hay menos donde elegir y, tal vez, la oferta que haya no satisfaga al demandante, que por el mismo precio obtiene un polvo menos apetecible.
Tal vez se explique mejor si ampliamos el ejemplo a una población. En esa población hay una sola casa traviesa A. Pero alguien decide montar una segunda casa B y rebaja en veinte euros el polvo, por lo que la casa A deberá salir a contrarrestar. Bien pone sus polvos al mismo precio, o bien ofrece "bonopolvos", un polvo gratis por cada diez de pago. Esto sería lo ideal, pero no conozco quien lo haya hecho aún, y mira que insisto...

En general, en estos lugares traviesos los precios-base son similares y luego hay una serie de extras (por idiomas -francés, griego-, tipos de lecho -de agua. yacuzzi, el puto suelo- copas, etc) que es lo que hace que el precio final pueda verse modificado ampliamente. Pero creo que eso ya nada tiene que ver con la oferta y la demanda.

Si hubiere alguna novedad en el mercado, lo contaría al momento.

Perdón por la parrafada, pero así te evitas tener que entrar en detalles y tu mujer no tendrá que tomar medidas.

José María JURADO dijo...

Independentientemente de la ley de la oferta y la demanda está la ley del apretón, para el que conviene recordar a Demóstenes:

"no voy a pagar un remordimiento tan caro"

Independientemente de la oferta... o no.

José Miguel Ridao dijo...

Vaya, veo que algunos tienen dudas. Ejerceré de profe individualizado a distancia, y así me entreno para el año que viene, que me ha contratado la UOC. Por cierto, si os matriculáis os apruebo con un certificado de aprovechamiento del presente curso.

José Miguel Ridao dijo...

Tato, sabrás que Marshall las dibujó como curvas en sus Principios de Economía. En realidad no son ni curvas ni rectas, sino unas líneas chuchurrías que además nadie sabe dibujar con exactitud.
Si te referías al poné, son curvas y bien curvas, al menos las mulatas. Las de Europa del Este puede que sean más angulosas.

Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lo malo de los ejemplos sexuales es que encienden el cuerpo más que cultivan el espíritu. Aun así, lo he entendido ¡y eso es todo un logro tuyo!

José Miguel Ridao dijo...

Juanma, el mercado tiene vida propia e independiente hasta cierto punto: ahí interviene el Gran Hermano estatal, unas veces más y otras menos. En el poné, sin embargo, no tienen cojones de meterse.

José Miguel Ridao dijo...

Es sólo una plataforma, Javier, pero ni didáctica ni pedagógica ni curricular, sino una plataforma interactiva de enseñanza ilustrada mediante el descojone (PIEIMED).

José Miguel Ridao dijo...

Amigo (o amiga) anónimo: Octavio distorsiona el mercado; rompe el principio de competencia perfecta y se erige en monopolio de demanda (monopsonio). Acapara toda la oferta, y además gratis. No es un buen ejemplo para ilustrar el modelo de equilibrio.

José Miguel Ridao dijo...

Te cuento, Ricardo.
En primer lugar, dudo mucho que los dirigentes políticos metan sus narices en esta actividad, pues es sabido que ya meten otras cosas. Si aun así lo hicieran, tampoco se trataría de un bien público, pues estos bienes han de cumplir dos condiciones: no rivalidad en el consumo e imposibilidad de exclusión. Cmprenderás que de una trabajadora sólo puede disfrutar, salvo perversiones, uno o dos clientes a la vez, y si dice que no es que no. Además, si se subvencionan los precios y sale muy barato más de uno olerá a chamusquina, otros dirán que ya no tiene gracia... en definitiva, puede incluso que baje el consumo.

Toda esta argumentación me lleva a contestar a tu pregunta: si el puticlub etá en Andalucía, las elecciones las ganará el PSOE.

José Miguel Ridao dijo...

Tienes razón, H, en la próxima lección me buscaré otro ejemplo, me interesa que de este curso disfruten todos y todas los y las miembros y miembras del y de la colectivo y colectiva bloguero y bloguera.

José Miguel Ridao dijo...

Hasta ahora no las ponía, Julio, pero me has dado una idea para rellenar espacio, que estoy clavado con la propuesta. Total no se la lee nadie...

José Miguel Ridao dijo...

Qué gran honor, Octavio, que un experto en la materia visite mi humilde cuaderno. Poco me queda que añadir a tu detallada explicación, que arroja luz sobre el funcionamiento de este mercado. Te veo organizando un máster, y en varios idiomas...

José Miguel Ridao dijo...

Hombre, José María, estoy totalmente de acuerdo contigo, pero no me fastidies el ejemplo. Lo que sucede es que tú y yo estamos fuera del mercado (técnicamente, somos no consumidores). En cuanto al mercado de los remordimientos, daría para ora entrada.

José Miguel Ridao dijo...

Me alegro de que lo hayas entendido, Jesús, ya te he enseñado dos cosas, esto y el valor añadido (¿te acuerdas de la entrada de los gorrillas?). Lo de cultivar el espíritu creo que te lo discutiría cierto comentarista que empieza por Octa y termina por vio.

José Miguel Ridao dijo...

Y un abrazo para todos, joé, que con tantos tecnicismos se me ha olvidado, y a un blog sin abrazos y nenazadas como que le falta algo. Ahora, en la UOC no pienso dar ni uno.

José Miguel Ridao dijo...

Ahora que caigo, sólo me han comentado tíos y dos anónimos con sexo a dilucidar. Creo que la próxima lección cambiaré el ejemplo...

Julio dijo...

Sólo tú te la lees, querido José Miguel...

Anónimo dijo...

Sr. Ridao, si cambia la palabra meretrices y otras similares por trabajadores del sexo (donde se incluyen ambos géneros e incluso el neutro sería más políticamente correcto el ejemplo, No tengo nada en contra de la prostitución, tanto femenina como masculina y si mucho en contra de la explotación y la esclavitud, tanto en este ámbito como en cualquier otro.
Sr. Octavio perdone si le ha molestado la alusión, pero sigo pensando que algo influira en la demanda si yo trabajador autónomo y tras entregar varios presupuestos y no siendo aceptados ninguno y próximo a terminar mi jornada laboral hago alguna rebajilla.
Un abrazo a todos y todas

Liliana G. dijo...

Me encantan tus clases divagatorias sobre economía, pero más aún cuando incursionás en los parangones con las casas de lenocinio... todo te lleva a justificarte a vos mismo con tus ponencias (didácticas, claro) pero aún más con la santa, porque los paréntesis, en tu caso, dicen lo que no quieren decir... Jajajaja

Besos José Miguel.

José Miguel Ridao dijo...

Ni siquiera yo, Julio, la escribo pero no me la leo.

Tiene usted toda la razón, señor anónimo (o señora, nunca se sabe). El argumento de los presupuestos no aceptados es irrefutable.

Caramba, Liliana, ya creí que no entrabas, con tantos hombres cafreando pensé que no tendrías arrestos, je je. Menos mal que mi Santa me conoce bien, si no enseguida iba a poner yo este ejemplo.

Un abrazo pa tor mundo.

Mery dijo...

Qué bien explicas estas mini-lecciones, proteico J.M.
¿Hay que pagar algo por asistir a estas clases?
A mí me van a venir que ni pintadas, porque de Economía cero patatero (podría decir zapatero, pero para qué atragantarme).
Buenas noches, un abrazo

José Miguel Ridao dijo...

Es la primera vez que me dicen proteico, hasta he tenido que buscarlo en el diccionario. No sé si es bueno o no, pero viniendo de ti me lo tomo como un cumplido. El precio de las lecciones es un comentario halagador por cada una, je je.

Un beso, Mery.

Mery dijo...

Para sacarte de dudas, he empleado el término proteico para referirme a tu blog, tan variado en temas, cambiante y prolífico.
Quizás no sea muy exacto, pero suena bien, así como interesante y todo.
Otro beso

Javier Sánchez Menéndez dijo...

No me has convencido. No señor. Y nada.

José Miguel Ridao dijo...

Aclarado, Mery, incorporo la palabra a mi diccionario; te la cambio por procrastinación.

Está bien, Javier, lo reconozco. No quería que lo supieras, pero gracias a ese tipo de ejemplos conseguía tener enchufados a mis alumnos opositores. Ahora ya no me importa decirlo...

Anónimo dijo...

Para el señor anónimo: no me ha molestado, en absoluto. Lo que pasa es que eso sólo es posible si el/la trabajador/a tracieso/a lo hace por cuenta propia y decide sus propios precios (as). Pero si trabaja por cuenta ajena, ya no depende. Y créame, una casa traviesa no sube ni baja los precios al final de la jornada en función de la clientela que haya habido en las horas previas.

Un abrazo.