Arquitectura del petróleo
-
Un nuevo estilo arquitectónico: *Arquitectura del petróleo. *
Los vapores del petróleo y los petrodólares parecen ser determinantes en la
definición de ...
Hace 10 horas
20 comentarios:
Buen poema, José Miguel. ¿Cuál es el horror? ¿Nuestra condición efímera y mortal? ¿Nuestras contradicciones? ¿El sabernos capaces de lo mejor y de lo peor? ¿Acaso las limitaciones grandiosas de nuestra inteligencia? ¿Tal vez nuestra incapacidad para entender lo que nos rodea? ¿Es el horror el "futuro terror de estar mañana muertos" del que hablaba Rubén Darío? ¿El horror es que no alcancemos a entender cómo puede hacerse de este mundo un lugar más libre, justo y solidario? ¿Es el horror la misma condición humana?...
Me gusta la paradoja del principio. Me ha dado que pensar el final.
Un abrazo, Javier.
Cuando lo conoces puedes luchar contra él, el problema está en no conocerlo.
Buen hipertexto, Ridao. Al final te va a encandilar Bécquer...Estás librándote de lo que la gente que lo desconoce considera en él cursilería.
Gracias, Javier. Son muy interesantes tus reflexiones sobre el horror. Más que definiciones, yo las veo como posibles causas del horror; éste es un concepto difícil de definir, es una vivencia más que un concepto. Yo me quedo con la última reflexión, en la línea del final de mi poema: "la misma condición humana".
Un fuerte abrazo.
Yo creo, H, y no soy un experto en la materia, que el horror es como la parca: no lo ves venir y te golpea, y aunque lo vieras venir y lo reconocieras da igual, te llevas el golpe y duele lo mismo.
Bécquer siempre me encandiló, Julio, nunca lo vi cursi, sino profundo, en todas sus rimas, no sólo en la que gloso hoy.
Un abrazo anticursilero.
Y es que no hay peor abismo,
que el que uno guarda dentro de sí mismo...
Bécque r supone el inicio de la poesía moderna, fue maestro de maestros, deél bebieron machado, Juan Ramón, Cernuda o Alberti, Y ahora Tú:)
un besote José Miguel
Bien, Ridao, bien. La verdad es esa: el horror está dentro, porque tal vez sea la única realidad existente: ni cielo, ni infierno. Si estos existen, también están dentro de cada cual...
Un abrazo.
Coincidimos en la admiración por Bécquer, Marisa. Ah, y buen detalle poner junto a mi nombre el de esos novatillos;-)
Un beso.
Piensas como yo, Juna Antonio, no creo en el cielo ni en el infierno. Cuando nacemos llevamos puesto lo mejor y lo peor, y desde fuera nos van metiendo cosas, que podemos digerir muy bien, bien, regular, mal o fatal. Un abrazo.
JM, dentro se encuentran muchos horrores, algunas virtudes, y a veces incluso el valor.
Me ha gustado Ridao. Subir al infierno y nuestro horror. Más que Bécquer es Ridao.
Cómo se te nota la vena castrense, Capitán, sí señor, más valor y menos mariconadas, con dos cojones.
Gracias, Javier, bien que me alegro; será que estoy adquiriendo una voz propia.
Me uno a la admiración por Bécquer. Nunca entendí que se le considerase cursi, poeta facilón y empalagoso.
Y como muestra he aquí las réplicas que aún es capaz de provocar. No hay horror en tu interior, Ridao, ni aunque asomes la patita de lobo feroz bajo la puerta, que no, que no...
Buenas noches y un abrazo
Bueno, Mery, se intentan sacar fuera los horrores, no es bueno que se queden a vivir. Buenas noches a ti también.
La aparente controversia de "descender" al cielo y "subir" al infierno, es magistral.
¿El horror? Cada uno tiene dentro de sí su propia definición.
Ahora algo que me llamó la atención Ridao, ¿para qué buscabas el miedo?
En el paradigma está el arte...
Besos José Miguel.
Eso digo yo, Liliana, ¿a quién se le ocurre? El miedo ya se encarga de buscarnos a nosotros, lo que tenemos que hacer es escapar de él.
No entendí bien tu última frase: "En el paradigma está el arte".
Un abrazo, y gracias como siempre por tus palabras.
¿Para cuando una estatua en mármol de Ridao en la Glorieta de Bécquer del Parque de María Luisa?
Desnudo, por supuesto.
Sí, y meándome en una farola. Espérate a que me muera por lo menos...
Publicar un comentario