jueves, 11 de junio de 2009

La distancia del escritor

Estoy convencido de que para escribir, y tener alguna posibilidad de hacerlo bien, es necesario mantener la cabeza fría y tener el alma serena. En poesía se habla sobre sentimientos, pero éstos deben ser aparcados mientras se escribe. El mito del poeta romántico escribiendo versos mientras sus lágrimas mojaban el papel creo que es eso, un mito; seguramente esperaría a dejar de llorar para escribir. Cuando uno llora o sufre no está para nada, al menos yo; lo que ocurre es que todas nuestras vivencias van conformando una madurez que permite al escritor referirse a todo aquello que sintió tan hondo: la pena, el sufrimiento, la alegría, la emoción... Incluso sin haber experimentado una situación concreta entiendo que es posible escribir bien sobre ella. Por ejemplo, aseguraría que un cura con talento, buen sentido del humor y afición por el asunto podría escribir, si le dejaran, un estupendo relato erótico, sin haber catado nunca la fruta prohibida. Al fin y al cabo la literatura es ficción: lo es la novela, la poesía y hasta muchas biografías. Lo único que es real es que lo que escribimos sale de nosotros mismos. Resumo mi idea con esta frase:

Nuestros escritos hablan de nosotros, pero no siempre tienen por qué hablar de lo que nos ha pasado.

Como prueba de lo que digo, os dejo un poema que compuse ayer al mediodía, antes de acudir a cierta tertulia etílico-literaria. Como ya llevaba para leer una décima tipo ridaiku y un soneto de esos clasicorros, me dije: hoy voy a sorprender a estos tíos, y les voy a leer algo para que vean que soy de un profundo que te cagas. Así, con un ánimo de lo más alegre, la emprendí con el teclado y me salió esto:


¿DÓNDE VOY?

Tristeza sin fondo.
Busco en vano la mirada
de quien se fue para siempre
y no volverá.
¿Donde meter mi cuerpo
si mi alma lo abandonó?
Todo me sobra
y todo me falta.
Voy, vengo, camino
sin rumbo,
y los pasos duelen.
Duele el cuerpo,
duele el corazón,
duele la vida.
Desasosiego
y angustia
portuguesa.
El peso de vivir.
¿Por qué
tengo
que vivir?

24 comentarios:

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

...Quizá para hacerte este tipo de preguntas existenciales. Puede que sea eso lo que te mantenga frío y sereno.
Un saludo

Er Tato dijo...

¿Angustia portuguesa? Seguro que los sorprendiste.

Un abrazo

Mery dijo...

Pues tienes toda la razón, se puede escribir perfectamente sobre lo que no se ha vivido. Y de lo que se vive, mejor guardando ciertas distancias para que se asienten los posos en el lugar exacto.

¿Dónde meter mi cuerpo, si mi alma ya lo abandonó?
Una pregunta física y metafísica. Los dejarías boquiabiertos ¿no? Estoy segurísima.
Cuando uno se pone estupendo...

Un abrazo

Anónimo dijo...

¿Usted, hubiera podido escribir sobre el amor que siente por sus hijos, antes de tenerlos? ¿Se parece en algo lo que siente ahora, a lo que pensaba que iba a sentir?
Un saludo

José Miguel Ridao dijo...

Bienvenido, Antonio. Tienes razón, ese tipo de preguntas me mantienen sereno y, sobre todo, vivo y con ganas de vivir. No deja de ser paradójico.

No te creas, Tato, ni se coscaron. A esas alturas de la tertulia corría por nuestro cerebro vodka en lugar de sangre.

Lo mismo te digo, Mery, estaban todos abriendo la boca pero por otros motivos (el codo les quedaba más alto). En fin, se devana uno los sesos pa na...

Sr. anónimo, las preguntas que me formula son muy agudas. Por supuesto, la respuesta a ambas es no. Sin embargo, ello no invalida mi teoría: cuando escribo de mis hijos lo hago desde la distancia, y no inundado de sentimientos, aunque como el amor filial es más un estado de ánimo que una pasión arrebatadora, no es difícil escribir y sentir a la vez. Está claro que cuando hablo de algo tan concreto como eso sólo yo lo puedo hacer, pero ese cariño, esa plenitud, dejan un poso en mí que me sirve para escribir otras cosas que no he vivido ni viviré.

Un abrazo a todos y gracias por vuestros comentarios, que me han hecho pensar y aprender.

Liliana G. dijo...

Excelente tu entrada de hoy, la cual comparto a pie juntillas. Sólo podremos escribir bien si lo hacemos a la distancia, las emociones nublan el entendimiento y nos alejan de la imparcialidad que un escrito debe ofrecer por respeto al lector.

Me gusta el poema aún llevando a la rastra la inifinita tristeza que rezuma, así, sin fondo...

Sólo te contesto una pregunta: tenés que vivir porque de lo contrario el mundo blogueril se quedaría sin su escatológico representante.

Cariños José Miguel

Pasión dijo...

Hola José Miguel, duele, ya lo creo que duele.

"Mantener la cabeza fría y tener el alma serena", es la plenitud.

"Tu poema", ¿a qué tertulia vas?, creo que te exigen demasiado.

Abrazos

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Vamos, Ridao, el poema digno y personal. Quita ya la publicidad, que no me veas como te forras.

Y por último, nada de etílico_..., nada, joder, una tertulia normal y corriente, que te comistes todas las almejas, y el vino que yo sepa...

Bueno, ayer Octavio, y hoy tu post y el mio, y creo que tienes toda la razón, toda. Las cosas son así.

Y,nos has demostrado que cuando quieres, puedes, poeta.

José Miguel Ridao dijo...

Liliana, me has dado un buen motivo para seguir viviendo, "obraré" en consecuencia. Y, como siempre, muchas gracias por tus ánimos.

Pasión, la plenitud es una aspiración, pero mientras la buscamos se nos olvidan las penas. Voy a una tertulia donde tengo un amable compañero que está ahí abajo que se ocupa con diligencia de que mi copa nunca esté vacía. Y claro, luego recito como recito...

Hola, escanciador, es verdad que hemos coincidido Octavio, tú y yo. Por algo será. Dicen que Dios los cría... A ver si se nos pega algo de Octavio.
De la publicidad ésa estoy hasta la almeja de mi prima. Desde aquí pido ayuda a quien sepa qué hay que hacer para que no salte la ventanita.
La próxima vez te escanciaré yo, y a ver si mi hermano nos pesca más almejas, que estuvo la cosa cortita.

Un abrazo finiresacoso.

José María JURADO dijo...

"En poesía se habla sobre sentimientos"

Eso cree la gente, por influjo del romanticismo, pero no tiene por qu´e.

Cabe de todo, hasta las almejas.

Olga Bernad dijo...

Ay, qué razón tienes en lo de escribir con la cabeza fría. A ver si pruebo. La literatura es ficción, pero la usa para dejar pasar algo que a veces es profundamente verdad. Siempre se desnuda uno de algo. Friamente, uno jamás se expondría.
Tú mismo bromeas antes de un poema sincero porque eso te abriga un poco.
Pero en ese desasosiego y angustia portuguesa respira Pessoa, o más bien Caeiro, y respiras tú.
A ver cuándo te atreves sin bromear. A ver cuándo sin tomar toda la distancia.
Pero no tienes por qué hacerlo.
Ahora mismo pienso que mejor portegerse y leer a los demás.
Además, me han invitado a comer almejas en octubre en tu Sevilla, que lo sepas, y sólo hablaré de frivolidades.
Un abrazo.

Juanma dijo...

Francisco Umbral escribió que, para escribir, había que ser/estar transparente, dejar que el idioma pase por el cuerpo del escritor sin que la sombra de éste lo toque: "si no se encuentra usted transparente, dediquese a otra cosa, vaya a la compra y hágale los recados a su mujer".

En cuanto a lo que te preguntan sobre si es posible escribir igual, por ejemplo, sobre el amor que sentimos por un hijo antes de tenerlo, mi respuesta es igual que la tuya. Sin embargo, pasa por mi blog que hoy mismo expongo una excepción.

Y el poema es bellísimo. Al igual que Er Tato, destaco esa "angustia portuguesa". Un amigo mío, enorme poeta, escribió que "las mujeres portuguesas tienen la piel de melocotón". En fin, me lo ha recordado tu verso.

Un abrazo, querido José Miguel.

José Miguel Ridao dijo...

Tienes razón, José María, debí añadir "entre otras cosas". De hecho, los poemas almejiles están entre mis favoritos. Ya parafraseé hace un tiempo a Lorca, pasando de la maravilla a la almejilla.

Me ha encantado tu comentario, Olga, es la enterna duda entre corazón sin razón o razón sin corazón. Lo ideal es razón con corazón, pero es tan difícil de conseguir... en eso estamos.
Por cierto, mi amigo el escanciador me ha dado muy buenas noticias, me alegro mucho, y emplazados quedamos para comer almejas en octubre.

No conocía la cita de Umbral, Juanma. un moustro el tío. Ya me has dejado en ascuas con ese relato. Muchas gracias por tus palabras sobre el poema, no sabes lo que me animas, y me biene muy bien en poesía.

Ahora me voy a Alájar, y por indicación de mi médica sin portátil. Volveremos el domingo.

Un fuerte abrazo.

Juan Antonio González Romano dijo...

Ya lo dijo Bécquer: "Cuando siento, no escribo". O bien aquello de "Siento, sí, pero de una manera que podríamos llamar artificial".
Totalmente de acuerdo.

Lo de la angustia portuguesa, magnífico. Tato: nos impresionó a todos.

Un abrazo.

Marisa Peña dijo...

Damaso Alonso decía que la poesía es un desgarrón afectivo. todo es posible: desgarrarse, partirse de la risa, distanciarse.cada uno hace lo que le resulta más auténtico. a mí me gusta que el poeta se desnude un poquito, qué le vamos a hacer una es así:)))Besotes

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo de escanciador, me hallegado al alma...

Alicia Abatilli dijo...

Sí,no siempre contamos de nosotros, al menos creemos no hacerlo.
Te dejo un abrazo.
Alicia

Julio dijo...

Querido Ridao:
Algo etílica sí que estuvo la cosa, que se lo digan a mi cuarentona fisiología al día siguiente. Veo qué becqueriano te has vuelto, y eso, ya verás que está muy bien.
Un abrazo, querido amigo, vecino y miembro de la cofradía de los poetas.

Alejandro Muñoz dijo...

¿Cuando has viajado a Portugal? Supongo que entrarías desde Galicia porque con lo poco playero que eres no me consta que te hayas adentrado por el sur más allá de las tiendas de toallas de Vila Real de Santo António.
Para angustia portuguesa, la Alentejana.
Y sin conocerla te doy la razón, siempre que se funda una tertulia se hace para compartir un derivado etílico con alguien con inquietudes similares.
Un abrazo alentejano.

José Miguel Ridao dijo...

Juan Antonio, cuando escribí la entrada tenía muy presente la cita de Bécquer. No conocía ésa otra del sentimiento "artificial". Es muy acertada. Gracias por tus palabras.

Marisa, coincides con José María, y tenéis razón, en poesía cabe de todo. Yo creo que cuanto más se desnude el poeta más calidad tiene su obra; a lo mejor por eso te gusta que lo hagan.

Javier, si a ti te ha llegado al alma a mí me llegó el vodka al cerebelo. Te has ganado el puesto.

Gracias por tu visita, Alicia. Yo creo que en realidad siempre contamos algo de nosotros, o al menos nos desnudamos ante quien nos lee, unas veces más y otras menos.

Sí que coincidimos en cosas, Julio, es curioso, aunque todavía no me creo miembro de esa cofradía última. Gracias por avisarme el otro día de que no se puede salir de un parking por la barrera de entrada.

Álex, ya te contaré mis periplos portugueses, aunque si te soy sincero esa angustia se la debo a Pessoa, como ya ha dicho Olga, que me tiene una mijita calao.

Un abrazo blogueínico.

Alejandro Muñoz dijo...

Joder con el calor. ¿Tú también despierto a esta hora?
Sé que eres el único animal que tropieza cinco veces con la misma piedra.
¿Has vuelto a tenerla con una barrera?

José Miguel Ridao dijo...

No, hombre, no, la vi de lejos y me di la vuelta. Además, un amigo tuyo me avisó.

Anónimo dijo...

Yo, desgraciadamente, no supe cuánto me quería mi padre hasta que no tuve hijos.
Ahora, desgraciadmente, no tengo padre... ni hijos

José Miguel Ridao dijo...

Eso que me cuentas es muy triste, no sé qué decirte...