Ayer volvió la cigüeña al campanario de la iglesia de Alájar. Me di cuenta de repente, por su inconfundible sonido, parecido a un redoble de mástiles, rivalizando con el repique de las campanas. Últimamente no emigraba, se quedaba al calor de nuestro tibio sol invernal, pero este año un instinto remoto, unas cabañuelas emplumadas, le avisaron de que venían fríos como los de antes, y decidió pasar la invernada en alguna atalaya africana.
Al oír el sonido inconfundible he abierto la ventana y he sentido el sol en mi rostro, el sol de febrero, el mismo sol que ayer, pero sin embargo distinto, convertido, gracias al gran pájaro, en un sol de primavera, lleno de buenos augurios.
12 comentarios:
Buenos días y con permiso.
Precioso verbo, olvidado hoy.
Pocas personas saben que las cigüeñas crotorean. Gracias por recordarlo.
Croc-croc-croc-croc... chocando los picos naranjas...
Aurora
Pues sí, también destaco la sonoridad de ese verbo: crotorar.
La imagen de la cigüeña en el campanario es una de las grandes imágenes que nos ofrece el mundo, desde la infancia nos llama la atención. En la torre del ayuntamiento de mi pueblo hay un nido enorme, impresionante.
Un abrazo, querido José Miguel.
¡Bienvenida, Aurora! Precioso verbo, en efecto, onomatopéyico donde los haya. Curiosamente la Real Academia no admite el sustantivo "crotoreo", no sé bien por qué, con lo fácil que es de definir: "Acción y efecto de crotorear".
Es verdad que es una gran imagen, Juanma, y por fortuna va a más. Pasaron malos tiempos las cigüeñas pero se han recuperado, y ahora hay competencia por ocupar los campanarios.
Un abrazo.
"Crotorar", José Miguel, que yo iba a poner "crotorear" y el diccionario se me ha mosqueado...emitió un sonido similar a un crotoreo para advertírmelo.
Abrazos.
Hermosos mensajes de la primavera que quiere llegar; la verdad amigo, estos días azules se echaban ya de menos. Y en Alájar, qué maravilla, con lo que me gusta a mí esa tierra...
Ay, quién estuviese en Alájar. Incluso sin cigüeñas.
Tienes razón, Juanma, crotorar. También lo vi en el diccionario y aún así caí. Me inventé el sustantivo crotoreo, mejor que crotoro. Para rebuznar es rebuzno, y para cachondo cachondeo; me gusta más esto último.
Bonita tierra, sí señor. Si vas a Fuenteheridos en verano dímelo, Juan Antonio, yo estaré en Alájar. Podemos vernos a medio camino, en la peña de Arias Montano.
Ya estoy de vuelta, Enrique, por desgracia. Esta tarde, ni rastro de la cigüeña.
Te oigo crotorear, José Miguel:-)
A mí me encanta este tiempo, con todo lo bueno por delante, sin estrenar, y con esas sorpresas que te da el aire, aún frío de invierno, pero a veces cargado de olores, crotoreos y alguna corriente tímidamente cálida que me deja un repentino rumor de marea en la sangre, agradable a más no poder.
Se acerca la primavera, claro que sí, llena de buenos augurios (y cargada de crueldad, seguramente, pero...)
Un abrazo.
Me encanta que hables de primavera, hoy que estaba triste. Gracias.
Todavía oigo ese crotoreo desde Sevilla, Olga, aunque se está apagando entre cotorreos varios;-) Prefiero no pensar en crueldades, éstas vienen en todas las estaciones. Leyendo tu comentario me he acordado de un excelso canto a la primavera de Wagner, en la misma ópera donde aparecen las walkirias cabalgando (será asociación de ideas crueles). Creo que esta noche hablaré de ello. Gracias, empática, por recordármelo.
Me alegro de alegrarte el día, Jesús, con mis crotoreos. ¡Qué más se puede pedir a una entrada!
Un abrazo.
Usted me perdone, pero en tierras castellanas creo que las cigüeñas no han emigrado (he de enterarme bien).
Qué bonito sonido su crotoreo en el silencio del campo. Alguien me dijo una vez que cuando parlotean muy fuerte y largamente, es porque están celosas de su pareja.
Que disfrutes larga vida bajo su canto.
Un abrazo
Es curioso que no emigren en Castilla y sí lo hagan en Andalucía, aunque la sierra de Huelva es un enclave especial, más atlántico que mediterráneo.
Muchas gracias por tus deseos, Mery. Lo mismo te digo.
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