sábado, 28 de febrero de 2009

Feliz mientras no pare


Hoy por la tarde me he dormido una siesta y, hablando en plata, la he cagado. Lo malo no es que se me cortó el cuerpo, como de costumbre, ni esa desagradable sensación de no saber dónde está uno cuando se despierta. Lo que de verdad me ha hecho renegar de ese descanso vespertino es que me ha chafado el día, con lo contento que estaba. Y es que desde el lunes no paro: me levanto a las siete, llevo a los niños al cole, clases en la universidad, escribir para la editorial, corregir pruebas, recoger a los niños, clases a “los viejos” (aula de mayores), entre medias besos a mi mujer si la veo, que trabaja más que yo, risas con los niños, clases en el instituto en el nocturno, vuelvo a casa a las 11 y están todos dormidos, escribir en mi blog, leer otros blogs, leer mi correo electrónico, responder correos electrónicos, dormir (poco), levantarme a las siete... ¡y vuelta a empezar! Cuando llega el sábado, pensaréis que tengo el merecido descanso. ¡Y un jamón con chorreras! Es la hora de disfrutar a tiempo completo de mis tres criaturitas, que pronto serán cuatro (maravilloso pero agotador), y siempre hay trabajo retrasado en el ordenador, cosa que intento hacer con un niño colgado en cada oreja, y como me sobra el tiempo pues habrá que hacer alguna entradita en el blog (para esto se une el tercero que agarra mi nariz y lanza miradas aviesas al teclado de mi portátil), y en esto estaba cuando.... ¡oh maravilla! va mi mujer y me dice que por qué no me duermo la siesta un ratito, que me ve cansado. Antes de que termine de pronunciar la palabra “cansado” ya estoy en la cama con la puerta del dormitorio cerrada y la almohada enrollada en la cabeza para no oír los gritos del pequeño que no puede soportar el trauma de perderme de vista. Cierro los ojos, y los abro una hora más tarde arrullado por seis ojitos expectantes a cuyos dueños les han dado permiso para venir a despertarme.

¿Dónde está el problema, diréis? ¿No es el merecido descanso del guerrero? A fe que es verdad, pero si lo sé no lo hago. El resto del día me estuve arrastrando como alma en pena, no por cansancio, sino por hastío. Tras mucho cavilar he dado con la explicación a tan sorprendente fenómeno: cometí el grave error de parar la rueda, y en ese instante el monstruo de la pereza se coló por debajo de mis sábanas.

Es lo que yo digo, nos quejamos de vicio. ¡Viva la actividad! ¡Vivan los niños! ¡Viva el trabajo! ¡Viva mi amigo Stajanov! Me voy a la cama a las once y diez, todo un record. ¡Ahí os quedáis!

P.S. No quiero que saquéis una impresión falsa de mi vida. Una parte del relato es exagerada: dedico muchísimo tiempo a mi familia y nos queremos todos con locura. Otra es verdad: no sé cómo, pero también hago el resto de cosas que cuento.

11 comentarios:

Alejandro Muñoz dijo...

Y no has pensado que te puedes estar arrastrando como un "armaenpena" por la misma razón que yo.
Anoche la cerveza de La Cococha entraba bien porque estaba fresquita. Al tinto le costó más pero con las risas no nos dimos cuenta y como la cena no fue demasiado abundante, mi cabeza me ha estado recordando todo el día que ya no tenemos edad para mezclar bebidas.
Yo también me voy a acostar ahora mismo. Lo hago tranquilo porque, además de mi familia, Kanouté me ha alegrado el día. Me queda algo de remordimiento porque puede que sea pronto para irse a dormir. Ya sabes que mientras algunos caemos como troncos otros encienden la WII.
Buenas noches amigo.

Olga Bernad dijo...

Pues yo sigo aquí, al pie del cañón casi a las dos, porque de lo contrario no podría escribir en estos interesantes blogs que hablan de mi vida. Me levanto a la misma hora, me paso hasta las tres de la tarde en una Administración Pública, y un par de días a la semana tengo que volver por la tarde, tengo una casa enorme que sólo uso para limpiarla, dos niños (¡cuatro es para valientes!) y siempre un montón de ropa por planchar, y un cajón para calcetines desparejados que un día voy a emparejar (a mi madre no le pasaba esto), y es que ella no tenía blog, hace siglos que no veo el telediario ni nada en la tele... pero mi siesta hoy ha sido de CUATRO HORAS, para desesperación de mi marido. Mi hijo pequeño le dice a todo el mundo que el fin de semana estoy malita, porque él nunca me ve en la cama en los días laborables... y mañana madrugo porque nos vamos de excursión. Yupi.

Olga Bernad dijo...

En fin, que se me olvidaba, espero que estés durmiendo como un bendito, querido JOSÉ MIGUEL, y te dejo unos buenos días para cuando te levantes:-)

Juanma dijo...

Lo de los niños colgados cuando uno está en el ordenador es universal, ¿no? Benditos y puñeteros niños. Por cierto, creo que no sabía que esperais un cuarto. Enhorabuena querido mío. Aprovechando el Pisuerga: siempre he pensado, y pienso, que tener niños no es imprescindible para ser feliz en la vida. Ésta es muy rica y ofrece, digamos, otras opciones. Pero, una vez se tienen, no se me ocurre imaginar, ni de lejos siquiera, cualquier cosa que se pueda comparar a un hijo. Por mucho por culo que den, que lo dan.

Un abrazo, querido José Miguel.

José Miguel Ridao dijo...

¡Hombre, Álex! Qué alegría verte por aquí. Se me hace raro, un amigo de carne y hueso entre tantos amigos virtuales. Con lo intelectual que me había quedado la entrada, y tú la manchas con algo tan prosaico como una resaca. La culpa fue de las señoras, que nos pusieron una botella para cada dos y ellas no bebieron. Qué bueno lo del Sevilla, para mí que Caparrós, que es más sevillista que el escudo, se deja ganar cada vez que nos visita. Hay que echarle cojones para hacer eso en Bilbao. SI sigues viniendo verás que viene bastante palangana, y algún que otro verderón como el de más abajo.

¡Cuatro horas! Tú sí que sabes, Olga. Ese calibre de siesta no me deja a mí efectos secundarios, lo doy por bueno por el sueño de un día. Te iba a dar los buenos días, pero lo paso a buenas tardes, que es lo que será cuando te levantes.

Pues sí, Juanma, en cosa de un mes y medio o menos viene el cuarto, pero no esperes que haga una entrada desde el taxi, que me divorcian antes de que nazca. ¡Santa tu esposa!

Un fuerte abrazo a los tres.

Juan Antonio González Romano dijo...

Nada, nada, quejarse no vale de nada porque vas a cobrar lo mismo, José Miguel. Yo te podía hacer un retrato de mi vida muy similar (me he ido un par de días con la familia a Úbeda y Baeza; hoy me toca acabar con todo el trabajo que he dejado acumulado por estos dos días de parón (que han sido un gustazo): corregir un par de cursos del instituto, preparar una presentación de libros para la comercial de Anaya de Valencia (me voy el miércoles para allá), corregir las maquetas del nuevo libro de segundo de Bachillerato, rematar el libro de estilo de la Cámara de Cuentas o preparar las clases de la semana. Por supuesto, mi entrada de blog y el repaso de los imprescindibles. Me he levantado tempranito, antes de que se me llene el despacho con algunas de mis cuatro hijas (yo ya las tengo).
En fin: te entiendo, amigo, te entiendo. Buen día.

Juanma dijo...

Efectivamente, como no hay blog perfecto (salvo el mío, quizá), por aquí se deja ver mucho palangana.

Mery dijo...

Me ha entrado un agotamiento supino al leer tu entrada y ya remate completo con algunos comentarios de aquí.
¿Queréis hacer el favor de parar un poco el mundo?

Yo abogo por la siesta, mas bien corta, eso sí, pues el abuso causa el efecto contrario al deseado. Aunque ayer te sentara mal, está bien que el cuerpo y la mente desconecten un tiempo del ajetreo diario. No dejes de intentarlo.

Y, lo dicho, para un poco muchacho.
Un beso

enrique baltanás dijo...

Esta entrada me ha consolado mucho. Y yo que creí que mi vida era el no va más de la laboriosidad. Cuentan de un sabio que un día...

José Miguel Ridao dijo...

Veo que eres compañero de fatigas, Juan Antonio, y por lo que leo también de grupo editorial.

Está bien, Mery, sigo tu consejo, voy a paraaaaaar -¡¡Ignacio, ¿quieres soltar mi oreja?!!- Si es que así no se puede...

Yo seguía el consejo del sabio, Enrique, mi espíritu es el de la entrada del crotoreo y de la oscuridad. Lo que ocurre es que mi lema vital es "From lost to the river", y con tantos children hace un tiempo que estoy lost.

Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

En medio de todo ese trajín, una de las cosas que hay que hacer es descansar y echarse una siestecilla. Si no, no podrás hacer bien las otras. Un abrazo