Las jacarandas son unos árboles discretos, que pasan inadvertidos durante todo el año para sorprendernos cada mes de mayo con su esplendor morado inconfundible, regalándonos niñez y aromas de otros tiempos.
~
No hay que asombrarse de que alguien hable cinco idiomas, ni admirarle como a una eminencia. Quien es necio y habla muchas lenguas, dice las mismas necedades en todas ellas.
~
No tengo un juicio claro sobre esos jóvenes acampados en la Puerta del Sol para protestar contra un sistema y unos políticos que están resultando nefastos. El corazón me pide la misma protesta, pero sé que todo lo que el hombre afronta en grupo acaba corrompido por intereses encontrados, por luchas de poder, por elementos externos que tratan de aprovechar la situación... Cualquier revolución, por modesta que sea, me causa escepticismo y miedo, no lo puedo remediar. Soy individualista, cada vez más. No creo en el hombre, ni en la humanidad; tan sólo creo en mí mismo, me acerco a quien mi intuición me dice que es una persona buena y nada espero del resto, salvo que atenten contra mi libertad y mi sosiego.
~
Me piden opinión desde un periódico de las mejoras que propondría a mi ciudad, ahora que se avecinan las elecciones, y no respondo, no por falta de ganas, sino por falta de ideas. Son pocas las cuestiones sobre las que no tengo nada que decir, mi mente está siempre inquieta, y el escepticismo que es natural en mí no me impide pensar y aportar ideas más o menos lúcidas a cualquier debate. Pero en esta ocasión me he quedado en blanco. Por un lado, desprecio a los políticos, pero por otro me pongo en su lugar y no sé muy bien qué hacer, ni si haría algo en absoluto.
~
Lo mejor del género diarístico es que no tiene reglas, por mucho que algunos gilipollas se empeñen en ponerlas. Son tan pocas sus normas que me puedo permitir el lujo de decir ahora que éstas no existen, o podría ser uno de esos gilipollas que dicen que sí las hay, y lo anotaría en mi diario pensando que el gilipollas es ese autor de un blog irreverente que va por ahí llamando gilipollas a los demás. Y todas esas cosas se aceptan, que para eso manda cada uno en su diario.
10 comentarios:
Monsieur RIDAO:
Tu entrada de hoy da para tanto que no pienso decir ni mu.
Salu2 jacaranderos.
Completamente de acuerdo en la belleza de la Jacaranda, pero es un arbol de los más guarros que hay.
Tengo la misma sensación que tú con el movimiento 15M: escepticismo aunque no miedo.
Saludos.
¿Soy un gilipollas?
Pues ya lo has dicho, Dyhego, te pillé.
Yo es que soy un poco cagueta, Rafael. Esperemos que se quede en na...
Bueno, Javier, técnicamente hablando, sí. Pero no debes preocuparte, es un mal muy extendido, una pandemia. De hecho, los que se creen inmunes son los más gilipollas de todos. Hay que enorgullecerse de ser un gilipollas, coño.
Abrazos agilipollados.
¡Chapó! Pues si de ser gilipollas se trata, aquí va otro, ¡cojones!
Pero, por si las moscas, mejor no preguntar en la Puerta del Sol. Por cierto, ¿es que esta gente no ha caído en la cuenta de acampar frente al Palacio de Moncloa? ¡Pero qué listos que son estos chicos progres ahora anti todo!
Saludos
Pos a mi, que acampen donde quieran o que se queden donde están. Eso si, el 31 de Diciembre, que se vayan, que me fastidian la noche.
De todas formas, hay que joderse, los de Mayo de 2011, intentando echar a los que quedan del Mayo del 68. ¿Será esto el Eterno Retorno que hablaba el del bigotón?
¿no tienes flamboyanes en esta época, son escandalosos!, no se si el término "flamboyante" existe en español, es muy gay de carroza, pero tal vez esos árboles lo sean...los jacarandás más lindos qe he visto los vi en BsAs, por acá tenemos en esta época flamboyanes, aguacates y mangos, no está mal.
-no creo que se puedan hablar cinco idiomas sin experimentar momentos mágicos ante la musica de ciertas palabras o su etimología. El políglota podrá ser necio de contenido, pero dudo que de forma...
abrazos!
Gracias, Juan Pablo, y bienvenido al club. Cuantos más gilipollas seamos mucho mejor. Incluso podemos fundar un partido, pero que no se llame GIL que la cagamos.
Pues sí, Paco, es el eterno retorno de los gilipollas. Nos creemos que somos muy listos, y al final siempre volvemos a lo mismo: a la gilipollez más grande.
Eutelia: por aquí no hay flamboyanes, que yo sepa, y flamboyante sólo lo dicen los cursis para que los demás vean que hablan francés y que son gilipollas, por detrás y por delante. Aquí se suele decir jacaranda, sin acento al final, pero me gusta más jacarandá, que supongo que será el nombre original en alguna lengua indígena, tiene toda la pinta. Las jacarandas de Sevilla están un poco chuchurrías. He visto fotos de las de Buenos Aires y parecen impresionantes. Yo creo que el políglota también puede ser necio de forma: decir una cagada en cinco idiomas es multiplicar por cinco esa cagada. Además, ellos qué coño saben de etimologías (los necios).
Abrazos jacarandísticos.
Ahora que estoy leyendo varias de tus entradas de un tirón te veo "muy agilipollado", como los niños con el caca-culo-pedo-pis.
Yo sigo confuendiendo las jacarandas con el árbol del amor (creo que se llama así).
Lo de los idiomas y las necedades, de accuerdo, que me conozco algún caso, bien es verdad que aislado.
La masa reivindicativa me causa el mismo estupor y recelo que a ti, desconfío de los hilos que pueda haber detrás, pero reconozco que a veces se hace necesaria para demostrar que no nos lo tragamos todo. En fin ¿en qué quedará ésto?
Un abrazo de fin de semana
Sí, Mery, lo reconozco. Me siento como Lolo, el niño ese de La guerra de papá, que por cierto será ya abuelo seguramente.
Publicar un comentario