lunes, 23 de mayo de 2011

De viaje


A veces salen versos del infierno.
Son poca cosa, allí no da tiempo
de llorar, ni de arañarse la cara.
El horror huele a pétalos de sangre
y tiñe la mirada de hojas muertas.
No tengas miedo, quédate tranquila,
que yo te cuidaré cuando esto acabe.
Saluda a los amigos de mi parte
y no digas a nadie mi escondite.
El horror huele a sangre, a pétalos,
a rosas arrancadas de jardines muertos.

3 comentarios:

Mery dijo...

¡Huy!
No se me ocurre otra cosa, de tan tremendo te veo.

Gracias, esta ventanita es mucho mas cómoda.
Un beso

Liliana G. dijo...

¡Muy bueno, Ridao! Tus versos se adentran en el misterio del viaje sin retorno, aunque admiten también, otra lectura velada. Sea como sea, el conjunto me parece para lucirse.

Besotes.

P.S.: A veces el horror huele a perfumes y está más cerca de lo que creemos.

José Miguel Ridao dijo...

De nada, Mery, es mucho mejor así (la ventana y el silencio). Hay veces que me entran ganas de desactivar comentarios en entradas como ésta.

Gracias, Liliana. ¡A perfumes! No se me haría ocurrido en la vida. ¡Qué miedo! Aunque ahora que lo pienso hay perfumes horribles (chiste malísimo, indigno de este blog).

2 besos 2