martes, 31 de mayo de 2011

Solo


Nada, nada... nada. No busques detrás de la puerta, ni en el rincón oscuro del patio. Ayer volaron los pájaros que anidaban entre las hojas del rosal. Ya ni siquiera se oye el agua de la fuente. Te has quedado solo, y el silencio te delata. Las páginas del libro que tienes en las manos se han vuelto amarillas, y se cuartean como las hojas secas del otoño. La vida huye de tu figura de estatua, y ahora yo me marcho, aunque hace tiempo que no estaba aquí. He atrapado en mis manos todos los sonidos del campo: las esquilas lejanas, el rumor de las ramas mecidas por el viento, el zumbido de las abejas, ese presentimiento vago que anuncia el alba... Me lo he llevado todo, también las campanadas de la torre, y los toques alegres de la Peña. A ti ya no te harán falta en donde estás. Acuérdate de mí en tu soledad de hielo. Dios mío, qué solo te quedas. Un beso. No te olvidaré.

7 comentarios:

Mery dijo...

Pura intimidad, al modo machadiano (de Machado)no vaya a sonar otra cosa.

Buenas noches, Ridao

José Miguel Ridao dijo...

Buenas noches, Meiry (ahora viene la mariconada esa del guiño con el punto y coma).

Liliana G. dijo...

Hay soledades que siempre debemos dejar atrás, es cierto, pero nos llevamos esos recuerdos justamente para que esa soledad no nos persiga.

Excelente José Miguel.

Besos en compañía.

Ver más abajo la mariconada

;)

(y eso por provocarme)

bicefalepena dijo...

No sé si me suena a muerte o a nacimiento tu reflexión.
De todas formas me gusta eso de cortar los hilos llevándoselo todo y dejando a Dios solo, solo, solo, como lo reyes en sus palacios...

Un abrazo admirado.

José Miguel Ridao dijo...

Gracias por la compañía, Liliana, y que sepas que tú en este blog tienes bula, estás autorizada a poner todas las mariconadas que te apetezca. Eso sí, si me das un premio con florecillas y corazones no pienso colgarlo;-)))))))))

Muchas gracias, bicefa. Yo lo lanzo, a ver a qué suena a cada uno. Con tal de que suene ya me conformo.

Abrazos:-)))))))

L.N.J. dijo...

Precioso José Miguel, me he bebido tus palabras, con tu permiso o sin él. Y el título, así tan solo.

Besos.

José Miguel Ridao dijo...

Muchas gracias, Lourdes. Soy muy exigente conmigo mismo, pero estoy especialmente orgulloso de este texto. Un beso.