martes, 9 de febrero de 2010

La trampa del alma


¿Hacia dónde pensar en huir, si sólo la celda es el Todo?


É uma vontade de não querer ter pensamento, um desejo de nunca ter sido nada, um desespero consciente de todas as células do corpo e da alma. É o sentimento súbito de se estar enclausurado na cela infinita. Para onde pensar em fugir, se só a cela é tudo?
Fernando Pessoa. Libro del desasosiego.

El poeta portugués destila resignación y desesperanza a un tiempo. La angustia de no poder escapar a ningún sitio, porque todo está dentro, y dentro es todo. Una trampa imposible de esquivar aunque se cierren los ojos, aunque se cierre el cuerpo.

Porque el alma no tiene cierre.
Quedará abierta por los siglos
sin que podamos salir de ella.

11 comentarios:

Ángeles dijo...

Hacia la locura?
Un beso

Liliana G. dijo...

¿Y para qué querría salir? Estar atrapados dentro del alma, es igual que estar atrapados fuera de ella. El hombre, en cuerpo y mente, siempre estará inmerso dentro de algo, si no fuera de esta manera, directamente "no sería". La cuestión es no huir sino habituarse a la celda, que no siempre es una tortura, muchas otras es un placer.

Me encantó eso de que el alma no tiene cierre...

Un beso, Ridao.

José Miguel Ridao dijo...

Ángeles: creo que con la locura no se escapa, sino que se va a otra celda dentro de la celda, y mucho más lúgubre.

Liliana: Pessoa era terriblemente pesimista y dado a la introspección. Un hombre de acción nunca se plantearía eso. A veces no es bueno pensar tanto.

Dos besos.

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Tocayo, un hecho curioso: en la intranet de la Consejería de Educación el acceso a tu blog está denegado por "contenido inadecuado" o algo así. Será que no les gusta la poesía. Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Sobre todo este poema que publiqué hace un año:

Yo me he asomado a las profundas simas
de la LOGSE en mi centro,
y les he visto el fin, o con los ojos
o con el pensamiento.

Mas, ¡ay! de un inspector llegué al abismo
y me incliné por verlo,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡tan sordo era y tan ciego!

¡Soy un proscrito!

Mery dijo...

Pues es verdad, el alma es un agujero negro que todo lo puede, al que no le valen rebeliones.
La llevas contigo hasta que la muerte os separa; ni divorcios ni nulidades eclesiásticas.Todo un desasosiego.
Como apunta Angeles, quizás sólo cabe huir hacia la locura.

Dyhego dijo...

Pues, Monsieur RIDAO, ¿para qué están los psicotrópicos o los viajes astrales o las borracheras o la siesta... para escaparse del alma.
Salu2

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Me gusta la paradoja que encierra tu breve poema. Pero tengo la sensación de que el alma, esto es, la conciencia, se extingue con nosotros y nada hay eterno en ella.
De modo que ella y nosotros nos perdemos irremisiblemente en el laberinto de la nada, en el enclaustramiento de la celda infinita de la que habla Pessoa tan magníficamente.
Muy buena entrada del José Miguel trascendente, el serio, el que convive tan harmónicamente (se puede escribir con hache y sin ella) con el José Miguel de la coñeta.
Un abrazo, Javier.

José Miguel Ridao dijo...

Sí que estamos sacando partido a Pessoa, Mery. Mira que nos está haciendo pensar...

Eso es lo que se creen los psicotropeados, Dyhego. Sólo con la siesta tengo mis reservas. Ahí se duerme hasta el alma.

Yo tengo algunas dudas, Javier, aunque me inclino a pensar como tú. Gracias por el comentario, hacía tiempo que no leía la palabra "coñeta". Es magnífica.

Abrazos coñéticos.

Alejandro Muñoz dijo...

Lo siento, eximio, soy el décimo.

Es una reflexión que angustia.
Una puerta abierta infranqueable.
También he querido leerlo de esta forma, para el que lo vive desde fuera:

Porque el alma no tiene cierre.
Quedará abierta por los siglos
sin que podamos entrar en ella.


Un abrazo Pessoano.

José Miguel Ridao dijo...

Agárrame el banano, que me has fastidiado la eximiez. Tú, sin embargo, como dices que no te comenten, eres el eximio nº 1.

Fueraparte, me ha gustado mucho tu lectura alternativa. Un abrazo.