sábado, 7 de mayo de 2011

Un cuento de miedo


Cuando era niño soñé que caminaba por la orilla del mar, y me entraron ganas de adentrarme en él. Comencé a avanzar en dirección a las olas y el agua no me cubría más allá de las rodillas. Anduve así mucho tiempo, hasta perder de vista la costa. Ya pensaba que el mar era un inmenso estanque cuando de repente noté una rampa empinada bajo mis pies y el mar se hizo profundo. Perdí pie, pero me impulsé con facilidad hacia arriba, saqué el cuerpo del agua y comencé a caminar sobre las olas. Llevaba unos zapatos grandes, como los de los buzos pero mucho más ligeros, que me mantenían a flote. El mar se había convertido en una enorme pradera azul que se ondulaba ligeramente mecida por el viento. Yo no me cansaba de andar por esa pradera, y a mi alrededor saltaban peces de todo tipo, sobre todo delfines, que yo sabía que no eran peces porque me lo había explicado mi maestro. La compañía del agua salada y de los habitantes del océano me hacía feliz. Pero entonces, y aún tiemblo al recordarlo, divisé una enorme cascada por la que se desplomaba el agua a una velocidad asombrosa, y yo me aproximaba a ella. Los peces, que la conocían, volvían sus aletas para alejarse, pero yo con mis zapatos de agua no podía hacerlo. El remolino me chupaba como un vacío horrendo que todo lo engulle. Yo trataba de darme la vuelta, pero era en vano, porque perdía el equilibrio y caía de espaldas, y entonces el agua me arrastraba más rápidamente. Finalmente, tomé la decisión de erguirme y mirar frente a frente a mi destino. Era el fin del mundo, la nada, el horrible límite del mal. A partir de entonces ya no me acuerdo de nada, hasta aquí llega la memoria de mi sueño de niño. No he crecido nada desde entonces, y no sé cuánto tiempo ha pasado. Tan sólo sé que he dejado de ser niño, porque ya no tengo nadie con quien jugar en esta oscuridad inmensa, tan grande como el océano por el que caminaba, pero que no huele a sal, ni está poblada por criatura alguna. Tan sólo yo, mi tristeza y mi desgracia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Het is lastige om opgeleide mensen te vinden over dit onderwerp, maar je klinkt als je je realiseert wat je het over hebt! Bedankt

José Miguel Ridao dijo...

No sé qué coño me has dicho, pero me has librado del 0 chops...

Mery dijo...

¿Sabes qye soñar con el mar, con tanta agua, tiene un gran significado amoroso?
;-)

Pues eso

José Miguel Ridao dijo...

Pues no lo sabía, Mery, yo había oído que te entraban ganas de hacer pis... ¡De lo que se entera uno!