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Dentro del coche (a nightmare)
Estoy dentro de mi coche oyendo por la radio noticias imposibles, de políticos que se pelean por idiomas, fronteras y estatutos, empresas que se desploman en bolsa, piratas que secuestran a pescadores, pescadores que faenan en aguas revueltas y sacan las redes repletas de votos, sindicatos que pisan a los parados y parados que tienen para comer pero no les llega para la hipoteca. Me angustio, y en un instante la angustia torna en perplejidad. El semáforo se pone en rojo, piso el freno y el coche, en lugar de parar, se eleva por encima del asfalto. Me asomo por la ventanilla y contemplo la carretera desde lo alto, como una larga serpiente. La ciudad se ha convertido en un mapa situado a mis pies. Lo que veo desde allí arriba es un cuadro uniforme, aséptico. Los gritos de enfado no me llegan, ni la crispación tampoco. El coche sigue subiendo, y ahora no sólo veo la ciudad, sino el país entero, y el mundo. Sobrevuelo territorios devastados por la guerra y veo familias pobres, y niños muriendo de hambre, y viejos pasando frío porque una bomba ha destrozado el techo de su casa. Lo que veo me duele, y se me encoge el alma. Piso el freno a fondo y el coche vuelve a subir, hasta que sólo diviso un globo azul y verde con nubes alrededor. Es precioso, perfecto. Se hace de noche, y el globo se ilumina a trocitos como un árbol de Navidad. A esa distancia no oigo nada, ni veo nada, ni huelo nada, ni siento pena, tan sólo asombro y paz. A esa distancia nada importa, sólo el silencio. A esa distancia debe de estar Dios, si es que existe.
Pero como yo no soy Dios, cuando suelto el freno el coche cae en picado. En un par de segundos se posa en el suelo, justo cuando el semáforo se pone en verde. Meto la primera y ahora el coche no vuela, sino que avanza. Vuelven los ruidos del tráfico, vuelven las noticias de la radio, vuelve el dolor de cabeza, vuelve la incongruencia, vuelve la cordura de los locos.
12 comentarios:
Me gusta mucho. Los niños deben de ver el mundo a veces desde tan alto como lo ha visto Vd., el globo azul y verde con luces. Comparto tu angustia, o tengo la mía propia, más bien. Un abrazo, Ridao, muy bueno.
Monsieur RIDAO:
Como canta Sabina:
Pisa el acelerador,
písalo fuerte...
rompe el código de la circulación...
Yo, igual que el que se quita de fumar, me he quitado de nuevo de oir la radio en el coche. A tomar por culo los políticos y la radio. Ahora me llevo un cd cada día y he mejorado en todos los sentidos. Ayer me puse uno de mezcolanzas en francés, anteayer me puse la Revoltosa, hoy me he puesto unas músicas celtas y mañana me pondré los Carmina Burana, que me chiflan.
Salu2
Me ha encantado tu viaje.¡Qué relativo es todo en realidad! ¡¿Qué peso específico tiene una pequeña crisis, en un minúsculo país, de un diminuto planeta en una insignificante galaxia que no es más que el rincón de un universo infinito y desconocido?! Ninguno, supongo. Pero, amigo, ¿qué me importa a mí un universo lleno de galaxias que contienen planetas, ni qué me importan los países, ni sus guerras, ni sus lenguas, cuando mi vida está en crisis? Nada, quizá. Cuestión de ópticas. Lo saludable es alternarlas según convenga ... y relativizar.
Saludo cariñoso, Jose Miguel.
Algunos la podrían definir como experiencia mística, otros como pesadilla (el título lo indica). A mí me parece extraordinario, que dentro del coche y dentro de uno mismo se pueda alcanzar la perspectiva casi total de lo que nos rodea, a pesar de que el panorama sea desolador. Tal vez necesitemos más "pesadillas" para cambiar conciencias.
Besos.
Muchas gracias, Aurora. Hoy eres tú quien sube mi autoestima.
Sabia decisión, Dyhego. Los coros de Carmina Burana son antológicos, pero... ¿no te entran ganas de blandir una espada y arremeter contra el mundo al oír el coro inicial?
Muy agudo, Zim, has dado la vuelta a la tortilla. De todos modos, quizá esas crisis desaparecerían si fuéramos capaces de contemplarlas desde allá arriba.
Sí, Paloma, no es una pesadilla completa, también tiene su parte mística. Y qué difícil es cambiar las conciencias. Todo el mundo debería dar un viajecito de éstos al menos una vez en la vida.
Abrazos místicos.
Viaje astral, mesié, vía de escape. Pero tú eres de los vuelve: demasiadas cosas hermosas dejarías abajo, entre ellas un precioso cuadro de Vermeer viviente;-)
Sin embargo es tan hermosa esa paz, por un momento, sí. A veces no se puede con el mundo.
Me gusta esta entrada.
Abrazos.
Monsieur RIDAO:
Cuando oigo el "velut luna..." me gustaría tener un coche de mucha potencia y salir a toda hostia por la carretera, en busca de Canora, de Siltolá o de Xanadú.
Salu2 bibit amicus...
Cuidado con el poltergeist, tocayo. Muy buena entrada.
Eso es soñar y lo demás son tonterías.
Supongo que no es voluntario, y que no ocurre a cada momento... pero no sé si decirle que aproveche cualquier ocasión en la que ocurra, que poder irse por un ratito y disfrutar de ello, evidentemente, es un lujo. Aunque usted parece que no disfrutó mucho en esta ocasión y que vió más de lo mismo de eso que le angustia al oirlo por la radio.
El único inconveniente que parece que usted no sufrió fué el de cuando llegasal suelo,en el que no suele uno "posarse", sino que "se da uno una leche de no te menees".
Nos quejamos de lo que tenemos, y con razón. Y no siempre sirve de consuelo pensar que otros estan peor, que lo estan y es una pena.
El mundo está loco y esa locura nos puede volver más locos aún.
La próxima vez procure usted viajar en tren y, si se tiene que llevar algo, llévese un Mp3, o un libro, no la radio.
Y Dios... Dios parece que se mudo un poco más arriba últimamente y los gritos no le llegan. (eso duele)
Besos y bienvenido, de nuevo, al mundo.
No veas lo contento que se ha puesto el cuadro viviente, Olga. Como para no volver... Me encanta que te guste, veo que conectas bien con Aurora.
Di que sí, Dyhego, dónde va a parar con los ruidos esos que hacen los coches discoteca.
Gracias, José Miguel. Para poltergeist, los tocayos que están saliendo.
En realidad no fue un sueño, Maile. Fue una idea que se me ocurrió, la de ver el mundo desde arriba para relativizar los problemas y, cuando me puse a escribir salió esto. Yo creo que por eso no me pegué una leche al volver del cielo, que para eso mandaba yo en el relato. Muchas gracias.
Un abrazo a todos.
¡Qué lucidez para expresar un momento! Tan real y tan mágico. Eso de abstraerse del entorno, verlo desde lejos, olvidarse del aquí y ahora para volar con el tiempo... eso, explicado a tu manera, es sencillamente genial...
Me encantó.
Besos, José Miguel.
Todo un honor para mí parecerme a un personaje de don Benito, Rafael. Muchas gracias por tus palabras.
Gracias a ti también, Liliana. Me estáis poniendo la moral por las nubes (con la ayuda de Aurora). Como me endiose a lo mejor no respondo a los comentarios;-)
I,m impressed, Mr. Ingestad. What a ripiosed sonet! And poetry in so many languages, and Philosophy, and Music... You must be a Leonardo of the XXIst century. Please receive my greetings.
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