El instante en que alzo el vaso con mano temblorosa se ha quedado dibujado en el aire, y no se borra, ni siquiera se difumina entre los roces de otros dedos. Hay momentos que guardan un sentido distinto, indescifrable, que se nos muestran claros y al alcance de la mano, tan claros que no podemos comprenderlos, porque el sol de la verdad deslumbra nuestros ojos casi ciegos.
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Jornadas de lucidez con algún remordimiento. Destellos de poesía: palabras lentas y sentimientos rápidos. El alma que sale por la boca; amagos de ilusión, melancolía. Mirada hacia un pasado que no existe, porque lo que no se recuerda está muerto, y no es que se haya olvidado, sino que nunca estuvo, como tampoco están los fantasmas de las pesadillas por la mañana, cuando sale el sol.
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Diez siglos, diez años, diez minutos... encierran toda la eternidad, porque ésta cabe en una vida, y la vida no se mide en tiempo, sino en sangre, sangre caliente y fluida, sangre animada.
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Poesía: espejo nuevo de los sueños rotos; refugio incandescente, quimera tan real como los ojos de los hombres que la miran, que la beben, que se duelen en ella hasta la muerte.
4 comentarios:
Te he señalado "la caña" porque no me da tiempo de ponerme al día con tus escritos, dios, cuanto corres y escribes, jaja...
Por cierto, eso de los mocos ha estado muy bien, una sonrisa al aire que me has sacado.
Te leo y disfruto,
besos Jose Miguel.
Las horitas en las que te leo, oh máquina de hacer entradas blogueras, me hacen sentirte algo críptico. De todos tus apuntes, me parece que estos están entre los más hondos.
Dicho lo cual, es fantástico ese Poesía: espejo nuevo de los sueños rotos.
Abrazos, querdio R.
J.
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Estoy un poco acelerado, Lourdes. Gracias por las cañas.
Muchas gracias, J... Jondo que estoy.
Cada día inventas algo nuevo, Fernando. Ya habrás visto que te he copiado.
Abrazos.
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