Ofrezco hoy cinco entrañables escenas, a modo de cuadros costumbristas de nuestra clase política.
1. Ese pedazo de político municipal en la oposición que aparece con unos papeles en la mano rodeado de unos vecinos a los que va a resolver en un periquete los inveterados problemas del barrio, o en un parque convertido en yoncódromo asegurando que lo va a mutar en un vergel donde podrán ir a solazarse sus señores votantes.
2. Ese fistro de jefe del político anterior en una entrevista televisiva enumerando uno a uno los problemas del país, de los que conoce con absoluta precisión las soluciones correspondientes y cómo llevarlas a cabo, en un escenario más parecido a un teorema matemático que a la realidad económica y social.
3. Ese torpedo de político, ahora en el ejercicio del poder, que ofrece una rueda de prensa con las medidas económicas que tomará el gobierno para salir de la crisis, y que insulta a la inteligencia de los estudiantes de primer curso de la facultad de ciencias económicas, pero que el público, lego y complaciente, se traga sin pestañear.
4. Ese cobarde de la pradera de político que aún no se ha enterado de que Marx se ha muerto, y también Lenin, y Stalin, y Trotski, y el que asesinó a Trotski, pero sigue erre que erre con que el capitalismo es una lacra, y que llegará un día en que todos los hombres serán iguales (de pobres), y en esto que le pillan in fraganti jartándose de langostinos con dinero público.
5. Ese pecadorrr de político-cacique que lleva en el poder desde el día después de la muerte de Franco que contrata a sus tíos, sobrinos, cuñados y concuñados en la empresa pública que dirige su hermano, y que tiene como único proveedor a una empresa fundada por su padre con una subvención de cien millones de pesetas de la época... Y lo va contando a quien le quiere oír... Y sale por televisión, el tío, desmintiendo las acusaciones de corrupción... Y todo porque sabe que le seguirán votando, caiga quien caiga.
C'est pas adorable, ça?
6 comentarios:
Así(n) na más.
Un abrachop.
Mirmamente...
No puedor, no puedor.
¡Cobarde!
Jandemooooorrrrr
¡Por la gloria de mi madrerr!
Te digo trigo por no llamarte Rodrigorr
Se me había olvidado, porlagloriamimadre, que a los políticos los enchironaba a todos.
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